En la tierra de Carlos Vives y Gabriel García Márquez, hacer periodismo sin tapujos se ha convertido en una condena que inicia con el fusilamiento moral en redes sociales y ahora trasciende a las amenazas de muerte.
La polarización se ha tomado el país y el departamento del Magdalena no es ajeno a esa realidad. En Santa Marta se ha vuelto normal hablar de los de antes y los de ahora, de la clase tradicional y los autollamados fuerza del cambio. Lastimosamente el periodismo también se ha visto inmerso en ese banal juego politiquero de la lucha de clases, tan populista y falaz cuyo objetivo es alienar los pensamientos de ciudadanos incautos que se mueven más por emociones que por razones.
Dicen que en política todo se vale, pero es inaudito que cercenen la libertad de prensa por simplemente defender actos que a simple vista son indefendibles, por el hecho de que en el imaginario colectivo nos hemos dejado introducir de que toda nuestra vida se resume en la politiquería perversa que carcome nuestra nación.
Por tal razón, hoy quiero salir en defensa del periodismo independiente de mi tierra, esa que no abandono por más crisis que exista y viva, porque creo en ella y en su gente, aunque un puñado de politiqueros quieran desdibujar nuestra esencia y ponernos a pelear unos a otros, hasta olvidar lo que merecemos ser como sociedad.
Rechazo los ataques y amenazas que ha recibo el colega Leopoldo Díaz-Granado, director del medio de comunicación digital Seguimiento.co, ese portal que fuera mi primera casa periodística, Polo como lo conocemos de cariño fue embestido en redes sociales, como ya es usual por líderes y miembros del Movimiento Fuerza Ciudadana, por simplemente contar una realidad que nos está carcomiendo: están matando a nuestros líderes, aquellos que nos atrevemos a pensar diferente y contar la realidad sin maquillaje.
El pasado viernes Seguimiento.co reveló un audio donde la asesinada líder social LGBTI Cristina Cantillo, afirmaba que por no ser de Fuerza Ciudadana desde la Alcaldía de Santa Marta le ponían trabas para acceder a protección tras las amenazas recibida por parte del Clan del Golfo.
De inmediato se activó una ola de improperios donde hasta el exalcalde y hoy candidato al senado, Rafael Martínez, estigmatizó el ejercicio periodístico del colega y además enlodo su buen nombre aseverando que estaba al servicio de bandas criminales.
Esta situación ha llegado hasta el punto de amenazas de muerte contra Leopoldo Díaz-Granado y un grupo de periodistas, líderes sociales y hasta víctimas que en las últimas horas han recibido un mensaje de texto donde aseguran que los van a matar.
La Fundación Para Libertad de Prensa (FLIP) también rechazó esa actitud temeraria y dictatorial por parte del principal vocero del Movimiento Fuerza Ciudadana, Rafael Martínez. Y me uno a ese rechazo, porque no hay razón alguna para aceptar semejante abuso a la libertad de prensa, y si nosotros los periodistas no defendemos con ahínco nuestras libertades definitivamente estamos colaborando a que nuestro oficio no solo sea aún más desvalorado sino pisoteado por los políticos cuyo interés único es defender sus intereses.
Hoy me solidarizo a través de estos párrafos con Polo Díaz-Granados y aprovecho para ser un llamado para que las autoridades nacionales volteen a mirar la realidad que estamos viviendo los periodistas independientes en Santa Marta y el Magdalena, así como también los líderes que hoy se encuentran subyugados a la merced de las amenazas de bandas criminales y el silencio perturbador de los gobernantes, que pareciera que no les importara la vida de aquellos que se atreven a pensar diferente, hacer contrapoder y denunciar.
PD: Aclaro, por si algún apasionado político lee este blog, como dijo el maestro Juan Gossaín: “no soy ni petrista ni uribista, soy periodista”. Gracias