A Reinaldo Rueda lo sacaron de la selección Colombia por la puerta falsa. Se marchó abatido y desestabilizado por sus resultados, su inhabilidad para domar el vestuario invadido por las vanidades y su poca influencia para elevar el rendimiento de un equipo sin alma, sin clase, sin categoría al competir.
Lo quieren de regreso ahora por la puerta del frente, por donde entró para su reciente proceso, con alfombra roja de bienvenida, con el beneplácito de todos y la aprobación unánime del periodismo. El mismo que lo linchó en su partida, sin la menor consideración.
Lo prefiere la federación como director deportivo de todas las selecciones, en sus diferentes categorías, cargo para el que está preparado.
A Reinaldo le pidieron trabajar sin sus colaboradores, entre ellos el preparador físico Carlos Eduardo Velasco, a lo que él se negó, argumentando otras expectativas laborales y otros vuelos.
Lo mismo ocurrió con Nacional, que, a esta altura, no convence con su rendimiento, dotado de futbolistas diferenciales por su técnica, pero sin compromiso y sin respaldo físico por su edad. Que gordos y lentos, a propósito, están algunos, a pesar de su influencia esporádica en el juego.
Sus directivos desorientados, incapaces de sofocar conflictos sin efectos secundarios, despidieron a Reinaldo siendo campeón de la copa Libertadores. Lo quieren ahora, pero sin Velasco, con restricciones para su cuerpo técnico. También se negó a la oferta.
Reinaldo, un árbol frondoso que con la selección no dio frutos, acongojado por el fracaso con la selección, por el que varias veces ha derramado lágrimas, prefiere, para cerrar heridas, refugiarse en la distancia, sin escándalos, con decencia, al lado de su familia.
Algo tan diferente a lo ocurrido con los jugadores que, sin sentimiento frente a la afición, pasaron de largo ante el desastre, sin ruborizarse ni mostrar arrepentimientos.
Por ahora, como se pronosticó, la selección para sus partidos amistosos (solo tiene uno confirmado y otro en veremos) recurrirá a Héctor Cárdenas, un entrenador con formación, sin experiencia, sin resultados, con fracaso en su club preferido, el Deportivo Cali, como comisario técnico.