La ministra Susana Muhamad señaló que “El Cesar puede ser ejemplo de transición energética justa”. Así lo recogió El Pilón, medio local del departamento del Cesar, que da cuenta de la resonancia que hace la ministra de la frenética y de moda narrativa global progresista en esta materia, que consciente o inconscientemente termina estando al servicio de las tendencias productivas que definen unos pocos para su propio beneficio como grandes y poderosos conglomerados económicos mundiales, amparados, en mi opinión, en un falso ropaje de filantropía.
En materia ambiental ha hecho carrera cerrarle el paso al desarrollo y progreso de países tercermundistas con potencialidad minera, basados en el relato del “calentamiento global”, el que hoy sabemos no es tal y por eso se reemplazó la narrativa por el concepto de “cambio climático”.
Ya se empieza a develar con más fuerza las falencias de esta narrativa progresista, como, por ejemplo, lo hace Agustín Laje, quién va más allá y advierte que estamos casi adormecidos en medio de una “Batalla Cultural”, basada en el adoctrinamiento en todos los frentes y flancos de la humanidad.
Laje, politólogo y escritor argentino que como pocos con claridad, rigor y robusta argumentación cada día deja en evidencia las mentiras distorsionadoras de esa narrativa progresista. Su última obra “Generación Idiota” fue de las más vendidas en la FILBO 2023. Muchos quieren acallarlo, como lo hizo la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá que impidió su ingreso a un acto al que fuera invitado para presentar el libro.
Colombia empieza a despertar en las regiones. Muestra de ello es la voz firme, directa y clara de una mujer cesarense, Claudia Margarita Zuleta, quién le respondió con suma solidez a la ministra Muhamad en relación con la propuesta gubernamental de hacer una transición energética para el departamento del Cesar.
Le recuerda a la jefe de la cartera ambiental del presidente Petro que “en Colombia nosotros no dependemos ni del carbón, ni del petróleo para la generación de energía.” Destaca que en Colombia más del 80% de la matriz energética se sustenta en la energía hidráulica. El agua es la verdadera fuerza energética de los colombianos, le resalta.
Le advierte también que “en Colombia no necesitamos hacer una transición energética porque nosotros no producimos nuestra energía con carbón. El mundo necesita descarbonizarse … pero Colombia es de los países que menos consume carbón para la generación de energía. Lo que nosotros sí necesitamos hacer … es una transición productiva”.
Afirmación que cobra total sentido cuando destaca que para nosotros “el carbón no es para generar energía sino para generar recursos, ingresos, regalías, impuestos, trabajo. Lo que para nosotros significa el carbón, es la posibilidad de tener empleos, de tener dinámica económica en el territorio y de tener ingresos en las entidades territoriales, que hoy no tenemos otra fuente para reemplazar.”
Le reclama a la ministra el terrible eufemismo de plantearle al pueblo del Cesar que pase de ser un “corredor minero” a ser un “corredor de la vida”, como si debieran avergonzarse de ser mineros, lo que dice nunca harán, porque lo son, así como agricultores, folcloristas y “vallenateros”.
Le recalca que el pueblo cesarense promueve la vida, pero que la vida no vale nada si no es digna, y solamente lo es cuando “cada ciudadano tiene trabajo, ingresos, empleo, salud, recreación y puede hacer deporte.”
“No hay hospitales, no hay colegios, no hay carreteras y no hay parques sino hay dinero para construirlos”, resalta esta valiente mujer que le habla claro al gobierno nacional que basa toda su narrativa en titulares y noticias mediáticas de moda pero que pareciera desconocer o, lo que es peor aún, pareciera no importarle la realidad de las distintas y diversas regiones de la maltrecha Colombia de hoy.