El fútbol de la gente, el del espectáculo. Por encima de pizarrones y entrenadores obsesionados por tácticas y resultados. Vivaz, ofensivo, voraz, con tolerancia a los errores, fortalecidas las habilidades ofensivas.
Sin la meritocracia falsa de la especulación y el miedo para preservar un cero.
Con goles y golazos, la esencia del juego. Con acciones magistrales e intensidad de principio a fin. Sin ahorrar esfuerzos.
Por eso mi respeto a Millonarios y al América por la noche inolvidable, que reivindicó el fútbol en El Campin. Que premió a los hinchas por su aguante, en noche gélida con lluvia.
Las esencias básicas del juego, que lo entronizaron como deporte de multitudes, expuestas con gama de recursos y libreto inagotable. Bien por Gamero y Guimaraes, arriesgaron al competir.
¿Acaso no fue un gol Puskas, el de Leo Castro de Taquito a pase preciso de Oscar Cortés, en Millonarios? ¿O la chilena de Macalister que se arruinó por centímetros y amenazó en convertirse en el gol del campeonato? Qué repertorio inagotable tiene "Maca". ¡Que jugador! No se porque se le niega "una palomita" en la selección.
¿O el gol de Daniel Quiñones, de media cancha, con una visión periférica impecable? ¿ o la barrida de Facundo Suarez, con atrevido anticipo para batir a Montero? ¿O la "tocata" de América para el primero del argentino, convertido en poco tiempo en destacada figura del América y el futbol colombiano?
Futbol de verdad con sociedades constructivas, con ataques insistentes, con la técnica por encima del músculo, sin emboscar al árbitro Roldan, de manejo impecable con su autoridad característica. Futbol sin trampas, sin pérdida de tiempo, con la pelota rodando con naturalidad de un guayo a otro, sin su peso en plomo, con pocas interrupciones.
Hubo errores, muchos, sobre todo en las zonas defensivas, pero a la hora de juzgar lo visto, celebrado por los hinchas, el reconocimiento prevalece por encima de las críticas. Porque fue futbol para las tribunas y no para los entrenadores y los opinadores que analizan el juego desde la perspectiva mezquina del resultado.
Triunfo resonante de Millonarios. Derrota digna del América. 4-3 que no se pierde en el olvido.
Partidos como este le dan vida al campeonato. Como el de Rionegro Águilas con Santa Fe, 3-1, o el del triunfo del Cali, frente al Junior, 3-2, que se mantuvo incierto hasta el final. O la victoria, 2-3, de Medellín ante Huila cuando el tiempo terminaba.
El fútbol que me gusta con subrayado al talento, sin resaltar las equivocaciones. El de la propuesta abierta y el gol como máximo objetivo. El fútbol de la gente.