Vivimos una de las peores crisis económicas de la historia, en la que todos los países padecen difíciles circunstancias. La pandemia ha afectado el crecimiento, el empleo y la recuperación económica que nos ilusionaba en Colombia.
El año pasado el país creció 3,3% y la expectativa económica para este año era 4,3%, producto de las reformas impulsadas por el gobierno Duque, como la Ley de Crecimiento. Sin embargo, el COVID-19 nos condena a un decrecimiento de entre -5.5 y -8.0 (no tranquiliza saber que, según los expertos, seremos una de las economías “menos” afectadas).
Este escenario llevó al Gobierno Nacional y al Congreso a adoptar un presupuesto para 2021 enfocado en la reactivación económica. Gracias a esto, logramos aprobar un presupuesto de 313,9 billones de pesos, equivalente a 20% más respecto al de 2020, y lo más importante: sin sacrificar la sostenibilidad fiscal. El presupuesto de 2021 tendrá, además, un enfoque social que ayudará a las personas más vulnerables a superar brechas de pobreza que se profundizaron a causa del aislamiento al que nos obligó el COVID-19, que de paso nos llevó a retroceder en los avances sociales.
Tendremos el mayor presupuesto de inversión de la historia: $58.5 billones, un aumento de $15.2 billones frente al año anterior. Esto dotará a los departamentos con recursos para la reactivación, para darle continuidad y mayor cobertura a los nuevos y existentes programas sociales, como Ingreso Solidario, Colombia Mayor y Jóvenes en Acción, que llegan a más de 9 millones de familias. Estas políticas redistributivas y asistenciales serán decisivas para impedir que más personas caigan en la pobreza.
Hay que resaltar
Primero, el Caribe, en muchas ocasiones olvidado por el centralismo bogotano, tendrá el segundo mayor presupuesto de inversión con 10,7 billones de pesos y tuvo el mayor aumento respecto a 2020 con un 42%.
Segundo, la educación no solo recibirá la mayor cantidad de recursos ($47,3 billones) en el Presupuesto Nacional, sino que es su mayor asignación en la historia del país. El compromiso del Gobierno Duque con la educación de calidad es un hecho. Este rubro estará destinado para garantizar la financiación de las universidades y el cumplimiento de acuerdos con los estudiantes, la educación primaria y secundaria, y los recursos del Programa de Alimentación Escolar, esencial para más de 6 millones de niños. Además, permitirá financiar los créditos y becas entregadas por medio del Icetex y la educación de los 320 mil jóvenes de Generación E.
Tercero, crecieron las asignaciones para el sector agrícola: pasó de 1,7 a 2,3 billones de pesos como resultado de la lucha que dimos en el Congreso, ya que consideramos que el agro será un pilar fundamental para la reactivación económica y la generación del empleo. Esta inversión vendrá acompañada de inversión en infraestructura de red terciaria, indispensable para el comercio y la conectividad del agro.
Cuarto, el transporte recibirá 12 billones de pesos para inversiones en competitividad, como las concesiones 5G, concluir vías terciarias, hacer mantenimiento vial y avanzar en vías fluviales, entre otras importantes inversiones que traerán conectividad y desarrollo.
Aprobamos, sin duda, uno de los presupuestos más importantes de la historia reciente. Con responsabilidad, no caímos en los cantos de sirena del populismo de izquierda, amigo del derroche en el gasto público que condena a las futuras generaciones a más impuestos, más deudas y más escasez (ver ejemplos de Argentina y Venezuela).
Encima. En el debate al Ministro Carlos Holmes Trujillo, la oposición no fue pisoteada; las mayorías democráticas hacieron respetar la Constitución, eso es diferente.
