Hoy:
Tocamos lo invisible.
Y añoramos los abrazos aplazados.
Y recordamos los besos suspendidos.
Y huimos a bordo de las libélulas.
Y vemos los ojos de los búhos.
Y sabemos que las mariposas cantan.
Y palpamos el fresco de la aurora.
Y las voces son campanas a rebato.
Y contemplamos las manos esquivas.
Y danzamos con las manecillas del reloj.
Y nos citamos con las nubes.
Y cantamos al unísono.
Y volamos tras las guacamayas.
Y los libros tienen más puntos suspensivos.
Y no queda lágrima sin consuelo.
Y el parto que llega trae colores ignorados.
Y las noches brillan a su antojo.
Y el andar de los ancianos puebla de luces los caminos.
Y las aves cruzan presuntuosas y gráciles.
Y damos gracias a lo desconocido.
Y oímos las plantas al crecer.
Y los ausentes viven en el corazón.
Y sonreímos a cada mirada súbita.
Y dormimos con el ensueño de los bebés.
Y despertamos con el tic-tac del alma.
Y comprendemos que los juegos son un juego.
Y nos dicen que el sol es lúdico.
Y leemos la letra menuda del asombro.
Y nos cuentan que la nada existe.
Y afirmamos que el tiempo reposa.
Y probamos que los minutos son eternos.
Y las 6 no son las 6, ni las 12, las 12.
Y los piropos fluyen como en la primera vez.
Y las nostalgias capturan los ocasos.
Y las risas evocan cánticos y paisajes.
Y las tristezas se disuelven con el alba.
Y las abejas y las flores hacen de la dulzura una sonata.
Y los que se fueron arriban a tiempo.
Y creemos que la noche ya levanta.
Y oramos al Misterio.
Mañana:
¿Las gentes volverán a creer?
¿Y los gobiernos serán grandes?
¿Y los guías podrán ser sabios?
¿Y el llanto renovará los corazones?
¿Y las casas cambiarán de cosas?
¿Y los menos tendrán menos y los más tendrán más?
¿Y las montañas y aguas seguirán al tanto?
¿Y el Cosmos cesará de inquirir?
¿Y creeremos que hay futuro?
¿Y…?
En fin, cada día traerá su opción y su acción.
INFLEXIÓN. “Las naciones que sucumben luchando resurgen de nuevo, pero las que se rinden mansamente están acabadas” (Churchill). No solo las naciones.