Ando en excitado zapping, con futbol aquí y allá. A toda hora, todos los días, matizando las mañanas con ciclismo que perdió las figuras con brillo en las grandes vueltas. Disfrutando documentales sobre los deportistas famosos, ejemplos de resiliencia en sus caídas. Los recomiendo, en YouTube y Netflix.
Pelé, en su cumpleaños (80), hace poco. El más grande, el mejor de la historia, motivo suficiente para la sucesión de imágenes y videos, recordando su pasado de ensueño. Mientras Messi, quien reclama su trono, acelera la decadencia por la atrofia de sus ideas y su inadaptabilidad en su club a un nuevo esquema. Vive hoy de calentura en calentura.
Frenética la copa libertadores, que parece jugarse siempre con vértigo, al igual que la Suramericana, premio de consuelo para los eliminados clubes colombianos, que aprieta los calendarios.
De contera la champions, la liga UEFA y los partidos de selección, camino al mundial. James nos encadena al televisor, para ver sus faenas y las del Everton que mucho seguidor ha ganado entre nosotros.
En Colombia, futbol en atasco, atrapado por las trampas porque jugar a no jugar, es la receta predilecta. Escasa es la capacidad para competir en las alturas por el limitado aporte de entrenadores de bolsillo.
Y el VAR con su enervante protagonismo, por las vergüenzas humanas que lo manipulan. ¿Qué es esto?... Parecen resultados preconcebidos que llegan, me resisto a creerlo, de las apuestas debajo de la mesa.
Cruce de críticas por las exclusividades. Son buenas cuando se participa en ellas. Funestas cuando no. El privilegio de estar en las roscas, o los celos con la competencia.
Es nuestro futbol, que no se promueve…solo se programa...Y, en ocasiones, se irrespeta