Alberto Carillo: de la sombra a la luz

Mié, 17/01/2024 - 13:00
La felicidad sí existe y es posible encontrarla viviendo a tu propia manera. No importa los traumas sufridos nuestro propósito es superar las adversidades de la existencia.
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“Creo que las personas pueden aprender a ver sus cicatrices y limitaciones sin huir de ellas, enfocando su atención no en lo que les falta, sino en lo que ya tienen, pero, sobre todo, agradeciendo por todas las cosas que les ha pasado, aprendiendo la lección y siguiendo adelante”.

Esta es una de las reflexiones del psicólogo y triatleta Alberto Carrillo, un joven venezolano a quien en el año 2006 un trágico accidente automovilístico lo privó de la vista por completo.

Hoy, en esta entrevista exclusiva para la sección Konciencia de KienyKe.com, este valiente ser humano a sus 36 años, nos cuenta sus más dolorosos fondos emocionales como consecuencia de intentar huir de la realidad a través del pesimismo, el alcohol y la autodestrucción. Asimismo, la forma increíble en que encontró una conexión interior, la cual le ayudó a iluminar un nuevo destino y ser ejemplo de resiliencia y fortalecimiento de la voluntad para miles de personas.

Armando Martí: Tengo frente a mí a Alberto Carrillo, un hombre que a pesar de su limitación física hoy se ha convertido en un “visionario”, pues como relata en su reciente libro Ridículo es no Hacerlo: “Antes de perder la vista veía menos que ahora”. Además, asegura que ha logrado encontrar una luz interior capaz de erradicar su intento de suicidio ante la desesperación de aquel evento traumático que marcó su vida para siempre. Cuéntenos, ¿quién es el verdadero Alberto Carrillo?

Alberto Carrillo: Ante todo, soy un ser humano con defectos y virtudes, a quien el destino lo puso a prueba a través de la tragedia que me ocurrió el 29 de mayo del año 2006, cuando sufrí un accidente de tránsito, el cual me dejó completamente ciego.

De igual forma, soy una persona resiliente, con la capacidad de aceptar que, en medio de mi desesperación, consumía licor para sostenerme en los escenarios cotidianos de la vida y al mismo tiempo, quería quitarme la vida ante el peso de mi propia desdicha.

Sin embargo, hoy disfruto mucho de mi nueva vida, donde si bien es cierto no puedo ver, la siento plenamente. Por eso, le agradezco al universo la fuerza de voluntad para superar mi limitación física y convertirme en una persona que apoya e inspira a los demás a cumplir sus sueños.

También confieso que, he revisado mis más profundas heridas y no las niego, por el contrario, las acepto, pues son parte de quien soy. Una de las frases quen iluminaron mi vida interior es: ¡Si a la vida… a pesar de todo! Estas palabras fueron escritas por el Dr. Viktor Frankl (padre de la Logoterapia) en su libro “El hombre en busca de sentido”.

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Armando Martí

A.M: ¿Este cambio hacia una actitud humanista y realista se debe al accidente donde perdió la vista?

A.C: Sin duda, este accidente me ha ido formando en diferentes capas y profundidades. Después del accidente y durante mi recuperación mis mejores amigos y amigas, me decían que “entendían mi situación”, pero yo me daba cuenta de que ninguno de ellos había quedado ciego.

Mi mundo se había limitado. No podía vestirme y bañarme en la ducha, es más las cosas más simples de la cotidianidad, eran dificilísimas de hacer. Incluso, mi propio padre me decía que las personas con discapacidad no llegaban lejos. En parte, siento que mi padre tenía un poco la razón, pues ante esta discapacidad me quedé buscando el porqué de lo acontecido y si no atravesaba este proceso de dolor, iba a seguir disfrazando mis vacíos interiores con alcohol, trabajo, fiestas y muchas otras cosas.

Reflexionar sin aceptar mi condición de invidente, era muy difícil. El dolor se había convertido en algo insoportable y tener una conversación conmigo mismo, aún más complicado. Por ejemplo, no quería afrontar algunas respuestas y escuchaba cómo mis amigos conseguían pareja y estaban enfocados en sus carreras, mientras yo me sentía perdido.

Fue en ese momento, cuando me dije a mí mismo: “bueno aquí me voy a quitar la vida” y tomé acción para hacerlo a través de ingerir pastillas barbitúricas, pero esto también me falló y en las semanas siguientes, dejé de sobrevivir y aprendí a vivir.

A.M: ¿En ese sentido Alberto, cuando falló el intento de suicidio, paradójicamente la vida misma le dio otra oportunidad para reformular su camino interior?

A.C: ¡Así fue Armando! Y ahora que lo pienso, justamente el deseo de superación lo he fortalecido día a día, por medio del deporte y con los golpes que me ha dado la vida. En principio, ante cualquier obstáculo, es normal preguntarse ¿por qué me pasó esto a mí? Y el tiempo te va a revelando el para qué de esa determinada desgracia.

De esta manera, reformulé muchos aspectos de mi vida, entre ellos, que no me hubiera gustado ser un empleado con una jornada laboral de 7:00 AM a 6:00 PM en Colombia, sin poder hacer un “IronMan” o sin mostrarle al mundo quién soy yo, si no por el contrario, viviendo y esperando la quincena mes a mes.

Por eso, ahora entiendo y agradezco las puertas cerradas que me dio la vida, al igual que aquellas que me abrió, entre esas convertirme en Coach de vida y graduarme como Psicólogo en la Universidad de la Sabana. De igual manera, fundé una empresa de desarrollo personal y apoyado por mi gran amigo Alfonso Gutiérrez, director del programa de preparación física Kona Training Club, fortalecí mi vocación como deportista de alto rendimiento.

A.M: ¿Cómo es su entrenamiento en Kona Training Club?

A.C: Mi entrenamiento físico comienza pedaleando en una bicicleta, la cual es monitoreada desde un software que muestra la capacidad y resistencia de mi entrenamiento. Asimismo, utilizo las máquinas caminadoras y practico natación, para ir creando resistencia cardiovascular.

Tengo mucha empatía con los entrenadores de este Club, ya que ellos son como mi familia. Por ejemplo, nado con la profesora “Sofí”, nos reímos con Miguel, Héctor, Jorge y Alfonso y a veces, yo les doy orientación psicológica y ellos a mi orientación deportiva.

A.M: Finalmente y después de esta exploración interior plasmada en su más reciente libro “Ridículo es no hacerlo, ¿cuál es el mensaje que Alberto Carillo les deja a los lectores de Konciencia de kienyke.com?

A.C: Gracias Armando. En mi libro, relato la experiencia de mi superación a través de siete capítulos. Por eso, quiero compartir con ustedes algunos pensamientos y reflexiones allí plasmadas.

Por ejemplo, la felicidad sí existe y es posible encontrarla viviendo a tu propia manera. No importa los traumas sufridos nuestro propósito es superar las adversidades de la existencia. De ahí que, quiero invitarlos a madurar y para esto, el primer paso es no huir de la realidad y aceptar que tenemos una sombra la cual espera ser comprendida y no juzgada. Debemos enfocarnos en encontrar nuestro propósito y vocación haciendo lo que en realidad nos gusta desde la pasión, el compromiso y el entusiasmo.

Hoy, a los lectores de Konciencia de kienyke.com, quiero reafirmarles la premisa que no usen sus heridas como una alfombra, pero sí como un sofá para brincar por encima de cualquier problema. Quiero que mi vida sea un legado de superación, pues si yo pude salir adelante con mis limitaciones, todo el mundo cuenta con la capacidad innata de sobrepasar cualquier problema de la existencia.

En este instante recuerdo que, en mi primera maratón que se iba a llevar a cabo en Miami publicaron mi historia de vida en algunos medios periodísticos de México.

Por esta razón, durante la maratón, una chica me abordó y me dijo: ¿Alberto puedo tomarme una foto contigo? Yo le respondí, sí y le pregunte: ¿por qué corres hoy? Y me contestó: lo hago por ti, porque yo ayer iba a suicidarme debido a una gran depresión y anoche después de hablar con Dios y pedirle que me permitiera conocerte, decidí abordar un avión y aquí me tienes.

Sin duda, como seres humanos necesitamos apoyo. Nadie logra nada solo, si no es con la ayuda del otro y de una conexión espiritual. Recordemos que, la verdadera discapacidad es tratar mal al que es diferente. En realidad, a todos nos hace falta algo en la vida y por eso, somos discapacitados.

Creado Por
Armando Martí
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