"Un día bendecido por Dios", así califica Baby Antonio Mendoza, el primer entrenador que tuvo Yuberjen Martínez, la llegada del niño de 14 años a Arboletes Antioquia para pisar por primera vez un ring de boxeo, con el sueño de aprender a dar golpes para combatir la pobreza.
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Dejar de cargar plátanos para cargar una medalla olímpica fue la idea que se le ocurrió a Yuberjen para salir del Urabá Antioqueño, una subregión con 508.802 habitantes donde la pobreza extrema está latente y se evidencia la gran desigualdad que existe entre la Antioquia rural y la Antioquia urbana.
“Salir de la pobreza es en lo único que pensaba Yuber cuando empezó a boxear. Este deporte viene de estratos muy bajos donde uno sueña con ganar un campeonato olímpico para estudiar y ayudar a su familia, este fue mi caso y también el de Yuberjen. Yo desde que lo vi supe que sería un campeón, porque él tiene lo que todo deportista necesita fisiológicamente, además cuenta con una sencillez que vale oro”, relata a KienyKe.com Baby, el hombre que le enseñó a boxear a Yuberjen.
Este entrenador, con quien Yuberjen aprendió a noquear rivales, fue boxeador de primera categoría y en 1996 asistió a los Juegos Olímpicos de Atlanta y puso a nuestro país en octavo lugar de una final olímpica. Desde entonces el nombre de Colombia en un campeonato de boxeo había quedado olvidado, hasta que “la máquina de lanzar golpes”, como le dice Baby a Yuberjen, hizo lo impensable, conseguir una medalla de plata que vale oro.
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“Profe, yo quiero ser como usted”, le decía Yuberjen a su maestro, a lo que él siempre le respondía: "Tiene que ser mejor porque mi historia ya yo la había escrito y la de él apenas estaba comenzando e iba por excelente camino”, recuerda Baby, quien aún se desempeña como entrenador en Medellín.
La puntualidad, el empeño y el sacrificio que Yuberjen le puso desde el inicio a su carrera, fueron claves para lograr subir a un podio olímpico, porque según dice el profesor "cuando se es pobre y se quiere salir adelante una serie de eventos desafortunados comienzan a pasar para que la persona se dé por vencida, muchas veces Yuber no tenía los pasajes para ir a entrenar y como sea ese muchacho aparecía, él era el primero que llegaba y el último que se iba, siempre me pedía consejos, incluso ahora antes de cada competencia en Rio me llamó”, dijo orgulloso.
La cercanía de Baby a Yuberjen le ha dejado conocer la parte más humana del pugilista, a quien ni siquiera la pobreza que vivió le quitó las ganas de continuar: “a Yuber nunca lo van a ver triste, creo que él no conoce esa palabra, en cambio siempre lo verán muy alegre y motivado a vivir bien y tranquilo con Dios, es sumamente religioso y su humildad es tan grande como su talento”, afirma el entrenador.
“Gracias Dios”, es la primera frase de Yuberjen cuando gana o cuando pierde, un amor que viene de familia, con dos padres con diferentes creencias: El papá del atleta es un pastor cristiano y su mamá una fiel devota de todos los santos como Yuberjen, gusto que lo puso en aprietos en una ocasión.
“Cuando Yuberjen comienza la práctica de boxeo había un muchacho cristiano, de la iglesia de donde es pastor su papá, y este todos los días se aparecía donde entrenábamos a decirle que lo que hacía era malo y atentaba contra la religión, que él siendo religioso cómo golpeaba a otros, que se retirara de eso. Sin embargo Yuber no le prestaba atención y lo ignoraba porque él siempre sintió que Dios le dio su gran talento para boxear”, cuenta Baby Antonio.
Cuando Yuber ganó en Río
En el rostro de Baby como en el de todos los colombianos solo hubo admiración y hasta llanto por un joven que se permitió soñar, que trabajó y construyó lo que hoy es una realidad, su más grande recompensa, la excelente representación en unos olímpicos.
“Yuber me llamó y me dijo muy contento que me lo agradecía porque todo era gracias a mí. Le dije que todo lo había hecho él con la gran voluntad que tuvo para avanzar, que lo que yo había hecho era decir la verdad cuando en cada entrenamiento le recalcaba que él era un campeón y tenía que llegar a lo más alto. Es que Yuber es un ser increíble, él nunca se queja, no es problemático, por eso yo digo que Colombia está enamorada del campeón”, dice Baby.
Las palabras del hombre que le enseñó por primera vez a Yuberjen a lanzar un golpe las dio a KienyKe.com en un coliseo de boxeo en Medellín, totalmente acondicionado para entrenar a campeones, contrario al que entrenaba a Yuberjen, que según dice “era una cancha de béisbol sin cara de coliseo de boxeo, con pocos implementos, en ocasiones improvisando para armar un saco de boxeo, porque a los escenarios deportivos en Colombia prometen arreglarlos cuando el político está en campaña, pero después se hacen los bobos”, recalca el expeleador.
La puntualidad, el empeño y el sacrificio que Yuberjen le puso desde el inicio a su carrera, fueron claves para lograr subir a un podio olímpico, porque según dice el profesor "cuando se es pobre y se quiere salir adelante una serie de eventos desafortunados comienzan a pasar para que la persona se dé por vencida, muchas veces Yuber no tenía los pasajes para ir a entrenar y como sea ese muchacho aparecía, él era el primero que llegaba y el último que se iba, siempre me pedía consejos, incluso ahora antes de cada competencia en Rio me llamó”, dijo orgulloso.
La cercanía de Baby a Yuberjen le ha dejado conocer la parte más humana del pugilista, a quien ni siquiera la pobreza que vivió le quitó las ganas de continuar: “a Yuber nunca lo van a ver triste, creo que él no conoce esa palabra, en cambio siempre lo verán muy alegre y motivado a vivir bien y tranquilo con Dios, es sumamente religioso y su humildad es tan grande como su talento”, afirma el entrenador.
“Gracias Dios”, es la primera frase de Yuberjen cuando gana o cuando pierde, un amor que viene de familia, con dos padres con diferentes creencias: El papá del atleta es un pastor cristiano y su mamá una fiel devota de todos los santos como Yuberjen, gusto que lo puso en aprietos en una ocasión.
“Cuando Yuberjen comienza la práctica de boxeo había un muchacho cristiano, de la iglesia de donde es pastor su papá, y este todos los días se aparecía donde entrenábamos a decirle que lo que hacía era malo y atentaba contra la religión, que él siendo religioso cómo golpeaba a otros, que se retirara de eso. Sin embargo Yuber no le prestaba atención y lo ignoraba porque él siempre sintió que Dios le dio su gran talento para boxear”, cuenta Baby Antonio.
Cuando Yuber ganó en Río
En el rostro de Baby como en el de todos los colombianos solo hubo admiración y hasta llanto por un joven que se permitió soñar, que trabajó y construyó lo que hoy es una realidad, su más grande recompensa, la excelente representación en unos olímpicos.
“Yuber me llamó y me dijo muy contento que me lo agradecía porque todo era gracias a mí. Le dije que todo lo había hecho él con la gran voluntad que tuvo para avanzar, que lo que yo había hecho era decir la verdad cuando en cada entrenamiento le recalcaba que él era un campeón y tenía que llegar a lo más alto. Es que Yuber es un ser increíble, él nunca se queja, no es problemático, por eso yo digo que Colombia está enamorada del campeón”, dice Baby.
Las palabras del hombre que le enseñó por primera vez a Yuberjen a lanzar un golpe las dio a KienyKe.com en un coliseo de boxeo en Medellín, totalmente acondicionado para entrenar a campeones, contrario al que entrenaba a Yuberjen, que según dice “era una cancha de béisbol sin cara de coliseo de boxeo, con pocos implementos, en ocasiones improvisando para armar un saco de boxeo, porque a los escenarios deportivos en Colombia prometen arreglarlos cuando el político está en campaña, pero después se hacen los bobos”, recalca el expeleador.
