Dieta: ocho claras de huevo al desayuno. Arroz sin aceite ni sal. Jugos sin azúcar. Adiós para siempre al chocolate, la arepa, el pan, la leche. La meta es ser un Hércules de carne y hueso. Estamos hablando de fisicoculturistas.
En 1901 el prusiano Eugen Sandow exhibió su elaborado cuerpo en una estrategia para comercializar máquinas de hacer ejercicios y de paso dar a conocer el culturismo. Después Joe Weider, a través de las revistas de fitness, introdujo la práctica a Estados Unidos y Europa.
Weider creó Mister Olympia, el más respetado concurso mundial de culturismo que desde 1965 ha premiado a los perfeccionistas de la figura humana.
Arnold Schwarzenegger ganó esa prueba durante siete años consecutivos, convirtiéndose en inspiración para muchos, entre ellos el bogotano Álvaro Plazas, que desde los 15 años se propuso transformar su cuerpo delgado de piernas largas en uno similar al de su ídolo.
Álvaro Plazas revisando posiciones ante el espejo.
A los 17 años Álvaro medía un metro y ochenta centímetros, pesaba apenas 60 kilos, y perdía las competencias atléticas con sus compañeros, las derrotas lo motivaron a hacer del gimnasio su centro de retiro corporal, allí siguió a pie juntillas los consejos de su inspiración, Schwarzenegger.
El exgobernador de California es considerado uno de los más importantes exponentes del fisicoculturismo, por encima de destacados rivales como Lou Ferrigno, el estadounidense que saltó al estrellato al protagonizar la serie de televisión “El Increíble Hulk”.
Ferrigno de 1.96 metros y 138 kilogramos, era el culturista más portentoso de los 70 y aunque invertía gran parte de su tiempo en las rutinas nunca pudo derrotar a Schwarzenegger, quien tenía menos envergadura y entrenaba apenas cinco horas al día.
La filosofía del protagonista de 'Depredador' se resumía así: “Yo me acuerdo que cuando iba a entrenar brazos, no me gustaba pensar en los límites, como tener 56 centímetros y listo, al contrario, yo imaginaba mis brazos creciendo hasta llenar toda la sala”.
El culturismo le ganó al estudio
Estudiar Comercio Internacional servirá de anécdota, saber sobre gestión de importaciones no será más que uno de los requisitos cumplidos ante su familia, porque a Álvaro Plazas lo único que lo llenó de satisfacción fue su cuerpo. Su mundo gira en torno a las máquinas y el esfuerzo físico porque para tener los hombros del alemán Markus Rühl o la espalda de Ronnie Coleman, se necesita bastante disciplina.
En la vida de estos hombres la fiesta se reemplaza por el sueño, el licor por el agua, las harinas por proteínas y la pareja por el entrenamiento. “Llega un viernes y todo el mundo sale a rumbear y en el fisicoculturismo se necesita brindarle al cuerpo mucho descanso, lo ideal es dormir cerca de 10 horas diarias para facilitar el crecimiento del músculo. Mientras que mis amigos están de fiesta gastándose mucha plata, yo estoy alimentándome bien, durmiendo bien, para el otro día amanecer al gimnasio a entrenar”, dice Plazas.
Para la formación de los “abdominales de acero” es necesario seguir consejos como estos: “Lo primero es alejarse de los azucares, cero gaseosas, de las grasas poliinsaturadas, como las hamburguesas y los perros calientes, nada de harinas, chao arepas, empanadas, pasteles de pollo y comida de paquete. Eso se puede reemplazar por mucha carne y pescado así como por vegetales como el brócoli que son excelentes para la digestión”.
Todo por dos millones
No asistir al funeral de su padre, como le ocurrió a Schwarzenegger, o preferir el entrenamiento y el cuerpo a tener novia como ocurre con Álvaro, son algunos de los sacrificios que hacen estos hombres.
Pero los esfuerzos, al menos en Colombia, no tienen los réditos económicos que cualquier futuro culturista colombiano esperaría. El evento “Señor Colombia”, organizado por la Federación Colombiana de Fisicoculturismo, premia al mejor con dos millones de pesos, una cifra pequeña si se tiene en cuenta que un atleta como Álvaro recibe un millón de pesos al mes por asesorías en alimentación y nutrición.
En Señor Colombia, Álvaro obtuvo el tercer puesto, no recibió dinero, aunque lleva diez años trabajando sus músculos. Su motivación es participar en el Mister Olympia, que el año anterior repartió premios por un millón de dólares de los cuales 250 mil se quedaron en manos del ganador.
El lado oscuro del fisicoculturismo
Los fisicoculturistas están sometidos a presiones que pueden llevarlos a cometer abusos contra su salud. Compuestos como los anabólicos esteroides hacen que las proteínas, aminoácidos y vitaminas combinadas, sean rápidamente asimiladas, pero cuando estas hormonas son administradas de manera artificial, inhiben la producción que naturalmente es generada por el organismo, acarreando serias lesiones al hígado, al riñón o incluso disminuyendo la potencia sexual.
Uno de los casos más sonados en el uso indebido de estas sustancias es el de Greg Valentino, quien en su obsesión por agrandar sus brazos, inyectó por años una peligrosa sustancia llamada Synthol, la cual se usa para incrementar de forma ficticia el tamaño de los músculos. Sus impresionantes bíceps fueron reconocidos como los más grandes del mundo.
Por 23 años su cuerpo aguantó, pero llegó el día en el que sus brazos no cedieron más ante la acumulación de esteroides y explotaron. Valentino tuvo que someterse a una cirugía para corregir el tamaño de sus brazos y para evitar que el Synthol acabara con su vida.
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Los grandes sacrificios de Hércules
Vie, 26/07/2013 - 13:30
Dieta: ocho claras de huevo al desayuno. Arroz sin aceite ni sal. Jugos sin azúcar. Adiós para siempre al chocolate, la arepa, el pan, la leche. La meta es ser un Hércules de carne y hueso. Estamos