México, una nación que ha sido despedazada durante décadas por los cárteles, está lista para dar un paso importante en su política sobre las drogas. Esta semana, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley histórico para legalizar el uso de marihuana con fines recreativos, lo cual convertiría al país en el mercado legal más grande del mundo para esta droga.
Ya que se cree prácticamente seguro que se apruebe su legalización en la Cámara de Senadores y que también reciba la aprobación del presidente, muchos empresarios prevén un esplendor verde en México: una industria recién legalizada que proporcionará decenas de miles de empleos, ganancias de millones de dólares para emprendedores perspicaces e ingresos fiscales que el gobierno recibirá con gusto.
No obstante, muchos analistas empresariales y economistas se muestran cautelosos y advierten que es probable que la industria del cannabis en México disfrute solo de un éxito fugaz y no de una era de esplendor. Sostienen que abrir un mercado lícito sería más importante en términos legales y simbólicos que económicos, y aluden a una demanda interna relativamente baja y a las pocas posibilidades de exportar el producto, así como a medidas regulatorias aparentemente restrictivas.
“Es difícil ver algún efecto generalizado evidente” en la economía mexicana, señaló Jeffrey Miron, un economista de la Universidad de Harvard. “Veremos un ligero aumento en el PIB calculado”, añadió, pero “no creo que haya ninguna razón para que la gente asegure que la legalización dará un gran impulso a la economía”.
Sin embargo, los promotores de la industria están muy entusiasmados.
La industria de la marihuana “por fin va a generar ganancias en términos de empleos, de la economía local, de impuestos”, afirmó Erick Ponce, un empresario mexicano y presidente del Grupo Promotor de la Industria de Cannabis, un grupo local de fomento e investigación.
“En definitiva, la vemos como un impulso económico importante para la economía, sobre todo en medio de una pandemia”, añadió Ponce.
Según un informe de enero de una empresa que analiza información sobre el cannabis, New Frontier Data, la industria mexicana de la marihuana podría tener un valor de hasta 3200 millones de dólares anuales, y las principales empresas de cannabis, como Canopy Growth de Canadá, ya están volteando a ver este mercado.
No obstante, Canadá podría ser un ejemplo aleccionador. En el periodo previo a su legalización del cannabis en 2018, los inversionistas y los analistas vaticinaron una oleada de dinero, pero el negocio no ha sido un éxito contundente.
En el último trimestre de 2020, el organismo nacional de estadística de ese país calculó que los consumidores gastaron 918 millones de dólares canadienses (cerca de 736 millones de dólares estadounidenses) en los productos legales de la marihuana, considerablemente menos de lo previsto antes de la legalización. Las ganancias han sido lentas y la mayoría de los productores están reportando pérdidas millonarias.
- Lea también: ¿Qué le pasaría al cuerpo humano si se colonizara Marte?
- Le podría interesar: Piden a Joe Biden acabar con la pena de muerte en Estados Unidos
En diciembre, Canopy Growth anunció que cerraría cinco de sus plantas y despediría a más de 200 empleados en un intento por acelerar la rentabilidad.
“La fiebre verde no se ha materializado”, comentó Michael Armstrong, profesor asociado de la Escuela de Negocios Goodman de la Universidad Brock, en Ontario. “Ha sido un impulso positivo para Canadá, pero de ninguna manera espectacular”.
Las cifras oficiales señalan que, en Canadá, donde la población es bastante más reducida, hay muchos más consumidores habituales que en México: de acuerdo con el organismo nacional de estadística, antes de la legalización, alrededor del 15 por ciento de los canadienses afirmaron que habían fumado marihuana en los tres meses previos, lo que indicó que había una base de consumidores de más de cinco millones de posibles usuarios.
En contraste, en un estudio de 2016 del gobierno mexicano se descubrió que solo cerca del 1,2 por ciento de la población de entre 12 y 65 años había fumado marihuana en el mes anterior y el 2,1 por ciento, aproximadamente 1,8 millones, en el año anterior.
Los partidarios de la legalización sostienen que esas cifras son engañosas: en un país como México, donde la mayor parte de la población está en contra de la legalización de la marihuana, muchas personas no reconocen que la fuman.
“El cannabis es un tema estigmatizado, un tema tabú”, comentó Ponce, el empresario. “En realidad, no conocemos el impacto del mercado local porque no existen estadísticas veraces”.
Pero aun si las encuestas subestiman el número de posibles consumidores, la mayoría de los expertos creen que el tamaño del mercado mexicano no es considerable.
“No creo que vaya a haber gran demanda”, comentó Jorge Javier Romero Vadillo, politólogo de la Universidad Autónoma Metropolitana. “Además, no creo que este proceso de regulación vaya a aumentar la demanda de manera significativa”.
Según Romero, es posible que los estrictos requisitos para la autorización del cultivo, empaque y venta de la marihuana que contempla la nueva ley dejen a los pequeños productores y comerciantes fuera del mercado legal.
“Con las reglas que quieren aplicar, que son restrictivas en exceso, van a abrir un mercado pequeñísimo”, señaló. “Las reglas son tan estrictas, con una barrera de acceso tan alta, que pocas personas van a optar por participar en el mercado legal”.
California, donde el consumo de marihuana con fines recreativos se legalizó en 2018, ha tenido dificultades iniciales parecidas: en el primer año de la legalización, los comerciantes legales del estado vendieron 500 millones de dólares menos en marihuana que el año anterior, cuando solo estaba autorizada para su uso médico.
Según Daniel Sumner, director del centro de asuntos agrícolas de la Universidad de California, campus Davis, las estrictas regulaciones y los altos impuestos hicieron que la mayoría de los productores y vendedores de California se quedaran en el mercado negro o gris. En muchas comunidades, los negocios vinculados a la marihuana enfrentaron una férrea oposición a nivel local.
En fechas recientes, de acuerdo con Sumner, las ventas se han recuperado de manera considerable conforme han aumentado los productores y vendedores autorizados, y el año pasado el estado recibió mil millones de dólares en impuestos por el cannabis. Algunos líderes industriales afirman que en México las verdaderas ganancias podrían estar en el cannabis para uso medicinal, el cual ha sido legal en México desde 2017, así como en el cáñamo industrial, el cual también estaría reglamentado por la nueva legislación y podría usarse para producir desde plásticos hasta papel.
“El mercado para la marihuana es muy pequeño”, aseguró Guillermo Nieto, presidente de la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis, un grupo comercial con sede en Ciudad de México. “En términos agrícolas, no nos ayudará tanto como la legalización del cáñamo industrial”.
Algunos empresarios afirman que, en el corto plazo, tal vez las mayores ganancias de México provengan de hacer lo que este país sabe hacer mejor: fabricar; en este caso, posiblemente elaborar productos a partir del cannabis, como suplementos nutricionales y cosméticos.
Por: Óscar López, The New York Times