Con 60 votos frente a 59, la Knesset, el Parlamento de Israel, ha aprobado la investidura como nuevo Primer Ministro de Naftali Bennet, jefe del partido ultraderechista Yamina. Una decisión que pone fin a 12 años de mandato consecutivos de Benjamin Netanyahu.
El nuevo mandatario, de 49 años, es un empresario y abogado israelí con amplia trayectoria política que incluso fungió como ministro de varias carteras durante el Gobierno de Netanyahu. También fue comandante de las Fuerzas Especiales de Israel, participó en la ofensiva de su país contra Hezbolá, en el Líbano, en 1996, entre otras particularidades de su vida militar. Actualmente es líder del partido “Casa Judía”.
De igual manera, en la misma sesión, la Knesset eligió como presidente con 67 votos a favor a Mickey Levy, del partido Yesh Atid, la segunda fuerza política más grande después de la del Likud, que lidera Netanyahu. Por lo tanto queda reemplazado Yariv Levi, perteneciente a la formación del anterior mandato. Un cargo con más formalismo que poder dentro de la realidad israelí.
La coalición que entraría a liderar el Gobierno está conformada por ocho partidos de oposición, dentro de los que se cuentan partidos de extrema derecha, centro izquierda, pacifistas y, por primera vez en la historia, la Lista Árabe Israelí (Raam) que podría llegar a canalizar las demandas de la población palestina.
No obstante, aunque se trate de una inclusión histórica, el entrante Gobierno podría no traer mejoras significativas en la pacificación del conflicto árabe-isralí, en cuanto Bennet es un destacado opositor del reconocimiento de la existencia de un Estado palestino. Incluso en 2007 fue director del Consejo Yesha, un grupo de defensa de colonos israelíes en la Cisjordania ocupada.
“No vamos a permitir que el gobierno de Israel reconozca un estado palestino bajo ninguna circunstancia. No vamos a permitir que Israel entregue ni un centímetro de tierra a los árabes”, dijo a periodistas Bennet en días pasados, argumentando que con la llegada de su Gobierno “lo que era, ya no será”.
La alianza que hoy ingresa al Gobierno en cabeza de Bennet fue promovida y lograda por Yair Lapid, exministro de economía de Netanyahu de 2013 a 2014 y jefe del Yesh Atid. Precisamente, el panorama político en Israel se habría complicado desde hace poco más de 10 días cuando Lapid hizo una llamada, registrada en video, al entonces presidente Levi para contarle que había logrado los apoyos necesarios para gobernar.
“Lo logramos, presidente”, manifestaba eufórico Lapid, quien había obtenido de forma sorpresiva agrupar a partidos de todas las corrientes ideológicas para destronar al actual mandatario. Algo que Netanyahu había intentando en varias ocasiones sin éxito y que, incluso esta vez, también le resultó en fracaso al no haber podido revertir los apoyos para asegurar su posición en el poder.
La decisión de la Knesset llega en un momento especialmente complicado para Israel, marcado por las acusaciones de corrupción a Netanyahu, la tensión en las calles entre los judios y árabes y unas convulsionadas semanas por el enfrentamiento con la organización islámica palestina Hamas.
En la Plaza del Tel Aviv cientos de israelíes se volcaron a las calles para manifestar su alegría, y en otros casos descontento, frente a la investidura de Bennet. Los partidarios de Netanyahu califican como traición al hecho de que se incluya a una fuerza árabe dentro de la coalición de Gobierno.