Los colegios electorales de Brasil, país que tiene una diferencia horaria con Colombia de dos horas, abrieron a las ocho de la mañana para recibir a más de 147 millones de personas, que definirán si el próximo presidente será Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal) o Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores).
Los electores tendrán hasta las 5:00 p.m. para sufragar y elegir a uno de los candidatos a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro o Fernando Haddad. Los resultados empezarán a conocerse dos horas después.
Además de la plaza presidencial, en estos comicios se elegirán a los gobernadores de 13 estados y un distrito federal en que ningún candidato tuvo una mayoría suficiente en la primera vuelta del 7 de octubre.
Esto ocurrirá en los estados de Amapá (noreste), Amazonas (noroeste), Distrito Federal (centro), Mato Grosso do Sul (suroeste), Minas Gerais (sureste), Pará (noreste), Río de Janeiro (sureste), Río Grande do Norte (noreste), Río Grande do Sul (sur), Rondônia (noroeste), Roraima (norte), Santa Catarina (sur), Sao Paulo (sureste) y Sergipe (este).
Todas las personas alfabetizadas mayores de 18 años y menores de 70 años están obligadas a votar, y pueden hacerlo aunque no lo hicieran en la primera vuelta, puesto que los dos comicios funcionan de manera independiente. Bolsonaro, candidato de la ultraderecha, que consiguió una amplia victoria en la primera vuelta (46% de los votos frente al 29% de Haddad) sigue siendo el claro favorito. A lo largo de toda la campaña de la segunda vuelta mantuvo una clara ventaja respecto al candidato de la izquierda, aunque en los últimos días perdió apoyos y Haddad subió ligeramente. Ese ligero movimiento en los sondeos dio ánimos a la campaña del Partido de los Trabajadores, que confía en una remontada de última hora.ATÉ A VITÓRIA, SE DEUS QUISER! ???????????????????????????????? pic.twitter.com/gSy1hyQt28
— Jair Bolsonaro 1️⃣7️⃣ (@jairbolsonaro) 28 de octubre de 2018
Sin embargo, es muy poco probable que Haddad consiga revertir una situación que está bastante consolidada desde hace tiempo. La campaña estuvo dominada por la polarización extrema, y más que en propuestas y programas de Gobierno se centró en el debate entre la preservación de la democracia y el riesgo del autoritarismo.