El Papa Francisco confesó, en una audiencia con párrocos de Roma, que una vez robó un crucifijo del ataúd donde reposaba el cadáver de un sacerdote, amigo de él, y que desde entonces la carga siempre consigo.
Según comentó el sumo pontífice, el padre Aristide era un sacerdote de una parroquia de Buenos Aires y que en una oportunidad fue llamado a confesar al entonces papa Juan Pablo II.
Para el momento del robo, Jorge Mario Bergoglio era vicario general bonaerense. Eso sucedió en la década de los 90, el sacerdote se enteró de la muerte del padre Aristide y así describió ese momento: "Bajé a la cripta y estaba el ataúd. Sólo dos viejitas que rezaban, pero ninguna flor. Y pensé: ¿Pero para este hombre, que le perdonó los pecados a todo el clero de Buenos Aires, y también a mí, ninguna flor?"
Entonces salió en busca de los adornos. “Empecé a preparar bien el ataúd con las flores. Miré el rosario que tenía en la mano y enseguida me vino a la mente ese ladrón que todos tenemos dentro, ¿no? Y mientras arreglaba las flores agarré la cruz del rosario y con un poco de fuerza la arranqué. Y en ese momento lo miré y le dije: «Dame la mitad de tu misericordia»".
El Papa robó un crucifijo a un sacerdote muerto
Vie, 07/03/2014 - 02:20
El Papa Francisco confesó, en una audiencia con párrocos de Roma, que una vez robó un crucifijo del ataúd donde reposaba el cadáver de un sacerdote, amigo de él, y que desde entonces la carga si