La firma de la paz con las Farc trajo muchas perspectivas para Colombia. Una de ellas es que la criminalidad podría disminuir. Uno de los principales elementos que sostienen esta idea es que las autoridades, especialmente la Policía Nacional, podrían estar más “atentos” a otra clase de manifestaciones delincuenciales, y por tanto, podrían reaccionar más pronto y mejor.
Sin embargo, y de acuerdo a Katherine Aguirre Tobón, investigadora del instituto Igrapé, luego de la firma de los acuerdos, no es extraño que el país “quede expuesto a nuevas manifestaciones de violencia”. Lo que esto significa es que el terrorismo urbano podría aumentar, y que el crimen organizado estaría esforzándose por retomar zonas que dejaron las Farc.
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En un completo análisis sobre la criminalidad actual en Colombia, publicado por Razonpublica.com, la experta explica que, por la polarización política del país, se dan dos opiniones al respeto: una la que dice que la delincuencia ha crecido, y otra, la que niega esa afirmación.
“La única manera de evaluar estos juicios apresurados es estudiar la información disponible. Los datos recabados por la Policía Nacional y Medicina Legal permiten analizar los cambios en los primeros meses de desarrollo del acuerdo de paz. Los resultados son claros: al comparar el primer semestre del 2017 con el del 2016, se observa que la mayoría de las formas de violencia se ha reducido en el territorio nacional”, escribió Aguirre Tobón.
En cifras, se ha demostrado que, efectivamente, la tasa de homicidios ha descendido en un 6%. Otros delitos ligados al accionar de la guerrilla también han bajado: las amenazas, la extorción, el terrorismo y el secuestro son algunos de los más relevantes de la lista.
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En cuanto a los cambios del comportamiento delinceuncial en las regiones, la investigación develó que “hay impresionantes reducciones en el homicidio en departamentos como Córdoba, Huila, Magdalena y Tolima. Sin embargo, el homicidio aumentó en Arauca, Caquetá, Cesar, Chocó, Guaviare, La Guajira, Meta, Nariño y Putumayo”.
Sin embargo, hay otros lugares, especialmente los que han sido fortines históricos de la confrontación con el ELN, Arauca, por ejemplo, en los que las cifras no son tan favorables. El Chocó también aparece en la lista de los bajos resultados, no sólo por la presencia del ELN, sino por el accionar de grupos ilegales que buscan una salida al Pacífico para el tráfico de drogas.
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En ese sentido, las disidencias de las Farc, que actúan en el sur del país, también son un dolor de cabeza para las autoridades. En Nariño y el Putumayo se siguen registrando acciones que, se supone, debieron haber acabado con la firma de la paz. “Una de las formas de violencia más temida en el contexto de posconflicto es la reincidencia en la guerra, ya sea por un fracaso de las negociaciones o por la existencia de fuertes disidencias”, escribió la investigadora.
Por otro lado, hay otro tipo de delitos, que por sus características ha aumentado, lo que dejado una sensación de inseguridad en la población. El Hurto a personas, las lesiones personales, los delitos sexuales, la violencia contra la mujer y la violencia intrafamiliar son algunos de los que figuran en la lista.
A partir de la firma de la paz, el gobierno y las autoridades deberán enfrentar una sería de retos complejos y exigentes. Concluye la investigación que “el reto consiste en determinar en qué medida esas varias formas de violencia están relacionadas o no con la existencia del conflicto y su terminación. La comprensión de este fenómeno y sus causas implica también estrategias diferenciadas de atención y protección de los ciudadanos”.
La inseguridad luego de los Acuerdos de Paz
Sáb, 22/07/2017 - 14:30
La firma de la paz con las Farc trajo muchas perspectivas para Colombia. Una de ellas es que la criminalidad podría disminuir. Uno de los principales elementos que sostienen esta idea es que las auto