Un niño de tres años cayó por accidente en el hábitat de de un gorila de casi 200 kilos, en el zoológico de Cincinnati, en Estados Unidos. El pequeño se acercó hacia la verja que delimitaba el recinto y cayó desde una altura cinco metros aproximadamente.
El gorila tomó al niño de una pierna impidiendo que ahogara en el gran charco del hábitat del animal. Pese a que el simio no le hizo ningún daño al infante, el equipo de animales peligrosos del zoológico decidió disparar y acabar con su vida.
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El hecho ha indignado a miles de personas que consideran que en primer lugar, que la medida fue excesiva y, en segundo, que los padres del niño fueron unos irresponsables.
El director del zoológico, Thane Maynard dijo: "El equipo ha hecho un buen trabajo, han tomado una decisión difícil, pero una decisión correcta, salvaron la vida de un pequeño, este hecho pudo haber terminado muy mal", informan los medios.
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Maynard está de acuerdo con las personas indignadas en que el animal no parecía querer atacar al pequeño, pero el hecho de que fuera un animal tan grande y fuerte ponpia la situación en aprietos. Comentó que dopar al simio no hubiera sido suficiente para noquearlo del todo, por lo tanto el pequeño seguiría en riesgo.
Agregó que el equipo lamentó la muerte de Harambe (nombre del gorila). "Todos estamos devastados por este trágico accidente que resultó en la muerte de un gorila en peligro de extinción... Era una situación de emergencia", comentó además que siente pena por la pérdida generada a la familia del zoológico y a la población de gorilas de mundo.
