El ministro de Justicia se declara avergonzado

Jue, 30/01/2014 - 09:12
El ministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez, se declaró avergonzado por los hechos violentos en la cárcel Modelo de Barranquilla (hubo diez muertos) y manifestó que el gobierno no quiere justif
El ministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez, se declaró avergonzado por los hechos violentos en la cárcel Modelo de Barranquilla (hubo diez muertos) y manifestó que el gobierno no quiere justificar lo injustificable. Dijo que está prendiendo todas las alarmas para que una situación de esta naturaleza no se vuelva a presentar. Prometió resolver a fondo esta situación de hacinamiento en las cárceles, que además genera violación de derechos humanos, y produce una crisis humanitaria. “Estoy realmente muy afectado –comentó Gómez Méndez- porque la tragedia se produce a pesar de las instrucciones, a pesar de los esfuerzos, a pesar de las directivas que trazo”. “Los medios han relatado más o menos lo que pasó, el Inpec hace una especie de inspección en la mañana del lunes y encuentra allí armas y droga, cosa que uno también se pregunta ¿cómo es posible que todavía al interior de las cárceles siga dándose ese comercio de armas? ¿Cómo entran las armas? ¿Cómo entran los estupefacientes? Y que como consecuencia de eso se presenta esta riña y la quema de los colchones y el incendio”. ¿Pudo evitarse la situación? La alcaldesa de Barranquilla, Elsa Noguera, me decía que en el mes de abril pasado había ofrecido 400 cupos al Inpec, para enfrentar el hacinamiento que se registraba. Su propuesta fue rechazada. Estoy averiguando internamente quién fue el burócrata que al interior del Inpec se opuso y ayer mismo di la instrucción de que se firmara el convenio. Convoco un consejo extraordinario y del comité directivo del INPEC, tengo reunión con todos los directores de las cárceles del país, porque lo importante es aprender las lecciones de esta terrible tragedia para que eso no nos vuelva a pasar. La procuraduría dijo que había advertido sobre la situación de crisis en esa cárcel. ¿En dónde falló el Estado? Esto es mucho más complejo de lo que la gente supone. Hemos recibido muchas críticas por la expedición del código penitenciario, porque supuestamente vamos a dejar en libertad a personas acusadas de delitos, pero que están en las cárceles bien como detenidos o bien como condenados. De un lado le protestan por eso pero del otro lado protestan por el hacinamiento. Estamos buscando crear nuevos cupos en las cárceles, y hemos encontrado la oposición de las comunidades. El problema tiene muchas aristas, muchos matices. Estamos manejando el código penal al vaivén de las circunstancias, dando bandazos, enviando a la cárcel a la gente por todos los delitos. Es la misma sociedad que admitió que en la ley de justicia y paz los autores de masacres, de torturas, desaparición, asesinatos con motosierra, estuvieran en la cárcel ocho años y ahora estén a punto de salir. La espantosa tragedia de Barranquilla desnuda muchas de estas situaciones. Carcel La Modelo Barranquilla, Kienyke ¿Y cuáles son las leyes y las decisiones de Estado para enfrentar este caos? Ha comenzado a aplicarse el código penitenciario. Pueden salir entre siete y nueve mil personas de las cárceles colombianas. Ya están las primeras solicitudes. También estamos construyendo los nuevos cupos dentro de las cárceles y también los pabellones dentro de las mismas cárceles y probablemente vamos a retomar el tema de las megacárceles. Pero desde luego, tenemos que prender todas las alarmas. Señor ministro, para entendimiento del grueso de los colombianos, ¿qué ganaremos con el código penitenciario en vigencia? Es la Ley 1709. Ya hay algo más de 3000 solicitudes de excarcelación que deben resolver los jueces de ejecución de penas. ¿Qué decirle a los colombianos que piensan que van a salir miles de personas de las cárceles a robar y a anarquizar las ciudades? Que eso no es así. No salen ni asesinos, ni violadores, ni secuestradores, ni extorsionistas, ni atracadores, no van a salir de las cárceles. ¿Quiénes van a salir, ministro? Mire, Edgar, usted no se imagina la gente, los casos por los cuales hay gente en la cárcel. Estuve en el Buen Pastor hace poco, en diciembre. Había una señora detenida porque se había robado un mercado en una tienda. Entonces me pregunto: ¿la solución para esa señora que se roba el mercado es tenerla en la cárcel? El caso de personas que van a salir, por ejemplo, por inasistencia alimentaria. La pregunta es: ¿llevarlo a la cárcel lo vuelve mejor papá? Si una persona, como lamentablemente pasa en Colombia, tiene hijos con cinco mujeres o con tres mujeres, le cumple a tres y le incumple a una, si la que le incumple lo manda a la cárcel pues va a terminar incumpliéndole a cuatro. Es que hay que racionalizar este debate, hay que poner este debate en frío. ¿Y eso va a mejorar la situación de las cárceles? Sí, a mediano y largo plazo. ¿Por qué? La idea como pasa en muchas partes del mundo es dejar las cárceles para los delitos verdaderamente graves. Usted puede mirar la legislación de cualquier país y no todo proceso penal, no todo delito tiene que ir a cárcel. Aquí nadie va a la cárcel -y que bien que así sea- por calumnia o por injuria, pero lo pueden condenar por calumnia e injuria, y puede pagar, y puede perder su apartamento, y como consecuencia de eso, por ejemplo, no puede volver a aspirar al congreso. Pero no podemos pensar que la única reacción de esta sociedad frente a las tensiones sea mandar a la gente a la cárcel, a todo el mundo.
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