Si alguien sabe cuánto pesa el poder y lo que puede ayudar o lesionar es Noemí Samín, exministra, excandidata presidencial, exembajadora, gran figura de la política colombiana. Por eso sorprende su preocupación y denuncia, tras retirarse de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores.
La señora Sanín dice que está siendo víctima de matoneo por parte del gobierno. “Y usted sabe el poder de un Gobierno”
"A mí me consta, eso no es fácil... El matoneo es muy complicado. Pero afortunadamente tengo libertad y fortaleza, una fuerza muy grande para ser capaz de sobrevivir a muchos fenómenos de abuso de poder", dice Sanín.
¿Usted está preocupada de un eventual matoneo, denunciándolo o asustada frente al matoneo del Gobierno?
Usted sabe, porque me ha conocido en muchas lides, que no me asusto fácil. He hecho unas denuncias, fruto de una investigación. El gobierno tiene la libertad de apartarse de nuestras tesis, como lo hicieron. Lo que no puede hacer es callarnos, ni sojuzgarnos. El matoneo sería rechazado por todos los colombianos.
¿Qué piensa usted del gobierno Santos?
Tiene cosas buenas, especialmente en educación. No puedo decir que todo es malo. Pero creo que tenemos una indigestión de TLC, que están matando la industria. La industria colombiana está muy postrada. En muchos temas veo norte. Un día dicen una cosa, al día siguiente otra. Cambian demasiado. Eso no me gusta. Les falta dirección.
¿Le aceptaron muy rápido la renuncia a la comisión asesora?
Hace mes y medio había pedido una cita con el presidente. A través de Juan Mesa le hice saber mi decisión de retirarme. El presidente me recibió un poco tarde, pero lo hizo. Yo se lo comuniqué.
¿Y cuáles son sus preocupaciones sobre el tema Nicaragua?
Venimos haciendo una investigación con Miguel Ceballos hace seis meses. Estudiamos el fallo absurdo, que intenta arrebatarnos 75 mil kilómetros cuadrados de nuestras aguas. Viola todos los convenios de pesca, la historia, los derechos de los raizales, afecta fronteras con terceros países, y peor: que se firmaran unos convenios comerciales entre el Gobierno de Nicaragua y un empresario chino después de que se terminaba la posibilidad procesal de Colombia y antes del fallo.
Todavía el fallo no se puede aplicar, no se han librado los recursos de Colombia y fuera de eso no se han cumplido las exigencias del fallo.
Nosotros establecimos que la juez china había sido colega por 30 años del embajador Argüello en La Haya. Si ella presuntamente conocía del tema, de acuerdo con el artículo 24 de los estatutos, ha debido ponerlo en conocimiento del presidente de la Corte. De esa manera, los otros 14 jueces hubiesen podido conocer lo que se estaba negociando con las presuntas aguas de Colombia. Y eso constituiría un hecho nuevo, uno de los factores para cambiar los fallos.
¿Esa es la conspiración china de que viene hablando?
El embajador salió a defender el fallo de la juez, cosa que es absurda, porque supuestamente los jueces son independientes. Y salió a decir, cosa que es verdad, que en el Ministerio de Comercio había una advertencia de que no se hiciera el canal. Imagínese si haciéndose esa advertencia no va a conocerlo todo el mundo. Y eso fue anterior al fallo que existía lo del canal.
¿Hay temores más graves?
Esta es una historia muy parecida a cómo perdimos el canal de Panamá. He leído como treinta libros sobre ese tema. Tengo tristeza de que la historia se vuelva a repetir.
Me enteré por la prensa que Rafael Nieto, asesor del gobierno, desestimó el tema sin hablar con nosotros. Ahora se entera uno que el yerno estaba asesorando al empresario chino y al gobierno de Nicaragua. Esto es una vergüenza, creo que él debe responderle al país, cómo desestimó un tema y cómo no se declaró impedido y con conflicto de intereses porque su familia estaba asesorando a Nicaragua que era el país que demandaba a Colombia para arrebatar nuestras aguas. Eso es vergonzoso.
¿Y el gobierno del presidente Santos se tapa los ojos frente a esta realidad protuberante que usted está anunciando?
Pregúntele a ellos, que usted sabe que no hago parte del gobierno Santos.
¿Qué piensa de su reemplazo en la Comisión, Camilo Reyes?
El señor que es muy respetable y dice no compartir nuestras ideas. No ha hecho siquiera el esfuerzo de conversar con nosotros para conocer nuestras teorías y preguntas. Cuando quiera el doctor Reyes, cuando quiera cualquier funcionario del Gobierno, conocer a fondo el fruto de nuestras investigaciones, las tenemos en una constancia histórica.
Y como usted Edgar es una persona que no acepta bozal, silencio ni instrucciones, sino que es un periodista que le canta a la libertad, yo le pediría que conocieran nuestra carta. Sé que a los colombianos les duele como a mí, la posibilidad de perder estas aguas. Yo las voy a pelear con mi verdad, desde mi orilla.
Si son 15 jueces y 14 votaron a favor del fallo, ¿por qué uno, China, haría tanta diferencia para influenciar a sus pares en una Corte de Jueces independientes y reputados?
Hay una gran confusión sobre la materia. Es un tema de especialistas. Existe un artículo del estatuto de la Corte que obliga a confesar probables conflictos de intereses. La Juez fue colega de Argüello, cinco años, nada menos que embajadora económica de Asia y presuntamente conocía del tema.
Los otros jueces nunca conocieron la situación y menos que ya había unos acuerdos comerciales, donde daban en concesión las aguas territoriales de Nicaragua. Y aprobaban el Gran canal a 50 años prorrogables a otros 50 años. Eso fue previo al fallo.
¿Tiene usted algún problema de que se conozcan las actuaciones, comentarios, opiniones suyas al interior de la comisión?
Ya el Consejo de Estado dijo que los documentos no se pueden divulgar y me da mucho pesar porque me hubiera gustado lo contrario. No tengo ningún reato, he cumplido con mi deber religiosamente. He conservado y conservaré la confidencialidad mientras esa sea la ley colombiana. Me parece que desde cierto punto es razonable.
Lo que no pueden pensar y obviamente no lo aceptaría nadie es que por pertenecer a la comisión de relaciones exteriores no se pueda hablar de los temas internacionales de Colombia. Serían unos minusválidos los que participaran allí. Unos subalternos. Los expresidentes han salido a hablar de Nicaragua, con todo derecho.
¿Nos queda claro, finalmente, que usted se aleja más y más del presidente Santos?
Yo creo que como todos los colombianos estoy buscando un líder que nos muestre un norte, que saque adelante la industria, que maneje todos esos temas que en Colombia están demandando un liderazgo. Hasta ahora no estoy con ninguno ni contra ninguno. Estoy viendo quién me gusta. Ninguno me convence del todo.
¿Y frente al espejo no piensa que usted puede ser?
Ya terminé mi etapa electoral. No someteré mi nombre porque lo hice tres veces y me derrotaron, legítimamente. Hice grandes esfuerzos pero paso la página. Pienso, sin embargo, que hubiese sido una buena presidenta de Colombia. Ojalá aparezca un candidato que nos arranque del pesimismo y las angustias que tenemos.
¿Qué pasa con su partido de siempre, el Conservador?
Me presenté en el Partido Conservador – mi padre lo fue mucho– en las pasadas elecciones. Me sometí a unas reglas, las cumplí a rajatabla y cuando gané la consulta, duraron ocho días en reconocérmela y curiosamente se dañaron los computadores cuando empecé a ganar. Esa misma semana hubo un transfuguismo colectivo y se fueron para otro lado. Es muy triste que un partido no tenga vocación de poder, de lucha, así sea difícil.
¿Está más cerca de Uribe que de Santos?
Le voy a decir una cosa. Ninguno de los candidatos logra entusiasmarme. A mí me gustó mucho el primer Gobierno de Uribe, tanto que por eso propusimos la reelección. Al final muchas personas que lo rodearon le hicieron mucho daño. Y hay cosas del presidente Santos que me gustan, no todo es malo.
¿Le llama la atención una curul en el Congreso?
Cómo le parece que no. Nunca me ha llamado la atención. Hay un desprestigio muy alto del Congreso. Pero me gustaría, en mi condición de ciudadana, trabajar por la justicia.
Noemí Sanín denuncia "matoneo del gobierno"
Vie, 02/08/2013 - 05:57
Si alguien sabe cuánto pesa el poder y lo que puede ayudar o lesionar es Noemí Samín, exministra, excandidata presidencial, exembajadora, gran figura de la política colombiana. Por eso sorprende s