Al finalizar este 2018, uno de los aspectos que en el balance de Iván Duque dejan mayores deudas y desafíos es el de las relaciones con el Congreso de la República. Siendo el exsenador aupado por los partidos tradicionales (y más hegemónicos en el Legislativo) para llegar a la Presidencia, una vez juró el máximo cargo las cosas no fueron como esperaba.
Muy pocos de sus proyectos han sido salvados por los congresistas. Entre ellos, una reforma política que para muchos perdió su alma, puesto que perdió varios de sus puntos clave, como la paridad de genero en los partidos y en especial la lista cerrada para las elecciones. Este último aspecto estaba pensado para combatir la corrupción en las bancadas.
Asimismo, distintas iniciativas del Gobierno han sido frenadas o suspendidas. Por enésima vez en años, la reforma a la justicia que tanto piden los colombianos fue liquidada en el Legislativo. Por otra parte, asuntos como la Ley TIC fueron aplazados entre numerosas críticas circulando contra el proyecto en redes sociales.
Duque felicitó a 11 millones y medio de colombianos tras su mensaje en las urnas dado el 27 de agosto durante la Consulta Anticorrupción. En ese momento se comprometió a sacar adelante, mediante proyectos de ley en el Legislativo, los puntos que se votaron en dicha consulta (que registró un récord de participación), a pesar de que no se logró pasar el umbral necesario para que no hubiera que tramitarlas.
No obstante, a final de año, fue ese otro de los lunares que dejó su relación con el Congreso, porque a pesar de que realizó un pacto con partidos políticos para sacar el tema adelante, otra fue la historia cuando se tramitaron proyectos que quedaron olvidados entre montones de papeleo, burocracia, y politiquería en los pasillos del Capitolio.
Dos retos para Duque en 2019
Con anterioridad, Carlos Builes, politólogo y docente de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), explicó a KienyKe.com que este es el talón de Aquiles de la administración, puesto que es de ello que se fortalecen otros problemas de los que adolece.
"No quiere decir que Duque tenga que controlar el Congreso, pero no ha podido hacer gobernabilidad con los partidos. Si no hubo verdadera Reforma Política en esta Legislatura, tampoco va a haber muchas otras reformas y nos avecinamos a una crisis de gobernabilidad si no reacciona", dijo. En este sentido, es como si no tuviera manos para adelantar sus políticas y, por ende, el mandatario debería atajar este problema de forma prioritaria antes de avanzar en cualquier otro ámbito.
Para hacerlo, como agregó Builes, es necesario que empiece a limar las diferencias generadas por un segundo problema y desafío: la existencia de dos agendas paralelas, la del Congreso frente a la de la sociedad civil.
"Antes de volver a presentar cualquier proyecto o reforma ante el Congreso, el mandatario debe garantizar una gobernabilidad. Sin eso siempre estará intentando con proyectos, para quedar bien ante la opinión pública, pero sin real éxito. Pero para que eso ocurra debe haber sociedad civil: propuestas reales de la sociedad que le den carne a las iniciativas", dijo.
"Hoy en el país hay dos agendas, una del Congreso, en la que los legisladores imponen los ritmos y los temas, pero otra real, de la sociedad colombiana que en su conjunto está cambiando. Duque no ha logrado conectarse con esta última, que no se debe menospreciar. Cada vez el país está puliéndose. Los temas que no están en el Congreso son los que deben estar. Se está formando una agenda nacional que en este momento está al margen, pero que seguirá teniendo implicaciones reales sobre el funcionamiento de la democracia", concluyó.
