El Corredor Verde por la Séptima en Bogotá es uno de los proyectos de infraestructura que más ha levantado ampollas en la opinión pública pues no pocos ciudadanos han dicho que la economía de ese sector de la ciudad se vería seriamente afectada y limitada.
Desde el Distrito se ha hecho una descripción de lo que implica un corredor verde. En últimas, lo que se busca es que el medio ambiente mejore y que la movilidad se abra para transporte público y vehículos con bajos niveles de contaminación.
"Un corredor verde invierte ese orden, proponiendo una nueva forma de vivir la ciudad, dándole más espacio a los que contaminan menos, poniendo primero a las personas a lo largo de todo el corredor, incentivando la bicicleta y el transporte público de tecnologías limpias. También logra conectar el corredor, los cerros, los ríos y los senderos, destacando los espacios públicos existentes y protegiendo la ecología de la ciudad; crea un lugar que integra y celebra el patrimonio y los bienes culturales, activa la vida pública, promueve lugares para permanecer e interactuar", exponen.
El Comité Intergremial de Bogotá ha señalado que el corredor podría poner en riesgo la estabilidad financiera de, cuando menos, 20.000 empresas, lo que sería razón suficiente para frenar en seco el proyecto.
Camilo Rubiano, excónsul de Colombia en Miami, es uno de los abanderados de la oposición al Corredor Verde.
"Este no es un proyecto de movilidad. La alcaldesa y su administración lo han vendido como un proyecto de urbanismo. No tiende a mejorar la movilidad en la ciudad", señala.
Argumenta que la eliminación de carriles entre la 28 y la 92 generaría dificultades en el transporte de mercancías, de personas y de cualquier vehículo que transite por la ciudad, reduciendo sus opciones de movilidad.
El excónsul Camilo Rubiano está liderando una firmatón para oponerse al Coredor Verde por la Séptima. Además, para el 21 de febrero hay programada una manifestación en contra del proyecto urbanístico.
