
Una decisión que devuelve el debate a las urnas
El Tribunal Superior de Bogotá revocó la medida que había suspendido la consulta interna del Pacto Histórico, permitiendo que el movimiento político realice su proceso de selección de candidatos. La decisión no representa un favor ni un aval político, sino la reafirmación de un principio constitucional: la participación política es un derecho, no una concesión.
El fallo, en esencia, devuelve al escenario político su cauce natural: el del voto, la deliberación y la libre competencia de ideas. En una democracia sólida, las controversias deben resolverse en las urnas, no en los estrados judiciales.
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La democracia como campo de pruebas
En tiempos de división y desconfianza, la decisión del Tribunal marca una señal de madurez institucional. Permitir que los partidos sin distinción de ideología ejerzan sus mecanismos internos fortalece la democracia, que se nutre del disenso y de la participación.
El Pacto Histórico, que agrupa distintas fuerzas de izquierda, enfrenta ahora el reto de traducir su discurso en propuestas concretas y mantener su capacidad de conectar con la ciudadanía. Esta consulta no solo definirá liderazgos, sino también el rumbo de un proyecto político que deberá demostrar si conserva la energía que lo llevó al poder.
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Del ruido a la ruta
En medio de la crispación política, la resolución del Tribunal ofrece una oportunidad para reenfocar el debate público. Las instituciones no pueden ser vistas como instrumentos de veto, sino como garantes del equilibrio democrático.El fallo recuerda que la democracia no teme a la participación: la necesita para sobrevivir.
Más que un triunfo de un sector político, esta decisión reafirma la confianza en las reglas del juego, en el poder del ciudadano y en la fortaleza de la ley por encima de la disputa. ¿Podrá Colombia reencontrarse con la esencia de la política: la del voto libre, la deliberación y el respeto por el otro?