Las marchas, manifestaciones y demás demostraciones de protesta social que se han venido presentando en varios países del mundo como Francia, Chile o Colombia, son la muestra evidente del descontento que ciertos sectores tienen con las diferentes administraciones que les gobiernan.
Sin embargo, no hay que desconocer la presencia de algunos factores que intentan nublar el verdadero sentido de estas movilizaciones, que en su mayoría se convocan haciendo énfasis en ser pacíficas, pero que gracias a las actuaciones de algunos terminan en enfrentamientos con la Fuerza Pública, contrastando así con su sentido original.
Es común ver en las manifestaciones a personas que cubren su rostro y se enfrentan a miembros del Esmad, o fuerzas antimotines en otros países, para evitar ser dispersados de las calles o que simplemente desean continuar en los desmanes.
¿Cuál es el sentido de usar capuchas para cubrir el rostro?, la discusión quedó abierta en redes sociales.
Regulación de la protesta social
La controversia por la presencia de encapuchados dentro de las manifestaciones se da a partir de conocerse por medios locales que el senador Juan Diego Gómez presentará pronto la propuesta que pretende regular la protesta social y que prohibiría cubrirse el rostro para participar de las marchas, según afirma, para que evitar ser identificados.
Además, también se prohibiría el uso de capuchas en comunicados, imágenes o videos que convoquen a la participación de la ciudadanía en alguna manifestación.
Sobre la discusión que se sostiene en Twitter, algunos colombianos aseguran que los encapuchados son vándalos y que es esa la necesidad de cubrir su rostro, pero por el contrario hay quienes aseguran que lo usan por protección personal y que, además, es un símbolo mundial de protesta.
La mayoría de tuiteros apuntó a que el cubrirse la cara es más un acto de protección personal, antes que de vandalismo, pues aseguran que les ayudan a cubrirse de gases y otros elementos que se hacen presentes en los enfrentamientos contra el Esmad y que es un derecho que no puede ser prohibido.
Otros, un poco más críticos, aseguraron que no se puede regular la protesta social, pues es imposible normalizar en el día a día un acto que por naturaleza busca incomodar el desarrollo normal de la sociedad para llamar la atención de los gobernantes.
