Los pacientes de diálisis que esperan un trasplante de riñón podrían aceptar con seguridad un órgano de un donante infectado con el virus de la hepatitis C (VHC), según lo dio a conocer un nuevo estudio.
El uso de riñones infectados con hepatitis C expandiría el grupo de órganos y salvaría vidas, dijo el doctor Peter Reese, investigador principal del trabajo y profesor asociado de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, Estados Unidos.
"Hay una tremenda escasez de riñones para el trasplante", subrayó. "Debido a la crisis de los opiáceos, hay muchas personas que mueren a causa de una sobredosis de drogas teniendo el VHC y que desean donar sus órganos".
Pero estos riñones infectados se descartan, a pesar de que, por lo demás, están sanos, y muchos son de personas más jóvenes, indicó Reese.
De aproximadamente medio millón de pacientes en los Estados Unidos que se encontraban en diálisis por enfermedad renal en etapa tardía durante 2016, solo 19.000 recibieron trasplantes de riñón.
Esto se debe en parte a la falta de órganos, según reportaron los investigadores, y el tiempo promedio de espera para un riñón no infectado, que es de más de dos años, en comparación con ocho meses para un riñón infectado con hepatitis.
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Los nuevos tratamientos menos tóxicos para la hepatitis C abrieron la puerta para trasplantar riñones infectados y posteriormente tratar con éxito la infección, señaló Reese.
En un estudio de 20 pacientes no infectados, los investigadores descubrieron que trasplantar los riñones infectados y luego brindar tratamiento para el VHC a los receptores daba como resultado una tasa de curación del 100 por ciento. La mitad fueron evaluados seis meses después de su trasplante y los otros un año después.
"Descubrimos que estos trasplantes de riñón estaban funcionando tan bien como los trasplantes de riñón de pacientes no infectados", destacó Reese.El posible ahorro de costos sería significativo, agregó. La diálisis puede costar más de 88.000 dólares al año, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos. Aunque algunos pacientes podrían no querer correr el riesgo asociado a un riñón infectado, otros podrían considerarlo una buena opción, dado el alto índice de mortalidad de pacientes en diálisis que esperan trasplantes, citaron los investigadores.