Cuando te enfermas o enfrentas una situación difícil que no comprendes, es muy usual que uses expresiones como “¿por qué a mí?”, “¿por qué yo?” “¿por qué sólo me pasa a mí?”.
Esto hace parte de las respuestas previamente programadas en tu mente, que van acompañadas de un sentimiento de frustración, ira, tristeza o impotencia.
Si esto de la mente y las emociones preprogramadas no te es muy claro, puedes profundizarlo en el artículo sobre la mente para que comprendas mejor cómo es que respondes ante cada situación.
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Ahora miremos qué ha generado que automáticamente surja el “por qué, por qué, por qué”.
A partir de la interacción con tu familia, la educación y la sociedad, has podido adquirir creencias que lo alimentan; por ejemplo:
- “soy perfecto y todo lo hago bien, ¿por qué a mi?”
- “¿por qué todos están en mi contra?”
- “¿por qué si yo tengo la razón?”
- “¿por qué soy víctima de las circunstancias o las personas?”
- “¿por qué todo lo malo me pasa a mí y no a los demás?”