
El aumento de la esperanza de vida, uno de los grandes logros del siglo XXI, ha traído consigo un reto mayúsculo: el alarmante incremento de casos de demencia a nivel global. Según datos de Alzheimer’s Disease International, cada año se registran más de 10 millones de nuevos diagnósticos en el mundo, es decir, un caso cada 3,2 segundos. Si la tendencia se mantiene, esta cifra podría duplicarse en las próximas dos décadas, convirtiéndose en una crisis silenciosa de salud pública global.
Colombia: cifras que preocupan
Este fenómeno tiene un impacto directo en Colombia, donde el envejecimiento poblacional se acelera. Con 7,6 millones de adultos mayores (el 14,5 % de la población), el país vive una transformación demográfica sin precedentes. Esta realidad se ve reflejada en las cifras del Ministerio de Salud, que muestran que entre 2009 y 2023 las atenciones en salud mental para personas mayores se multiplicaron por 11, pasando de 159.305 a más de 1,7 millones.
Entre los trastornos más atendidos están la ansiedad y la depresión, ambos reconocidos como factores de riesgo que pueden acelerar el deterioro cognitivo y predisponer al desarrollo de enfermedades como el Alzheimer.
“Estamos frente a una tormenta perfecta: una población que vive más, pero con un cerebro que no necesariamente está preparado para esos años extra de vida”, alerta la Dra. María Paula Hurtado, neuropsicóloga y fundadora de Neuronapsis.
Alzheimer: la dimensión de una amenaza silenciosa
Los datos son contundentes:
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1 de cada 10 personas mayores de 65 años padece Alzheimer.
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La proporción aumenta a 1 de cada 3 después de los 85 años (Fundación Pasqual Maragall).
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Las muertes por esta enfermedad se han más que duplicado desde el año 2000, superando las de cáncer de mama y de próstata combinadas (Alzheimer’s Association).
Frente a este escenario, los expertos insisten en una palabra clave: prevención.
La gimnasia cerebral: una estrategia basada en la neuroplasticidad
La ciencia ha demostrado que el cerebro puede fortalecerse, incluso en la vejez. Es el principio de la neuroplasticidad, y en ese contexto, la gimnasia cerebral emerge como una herramienta de intervención temprana y efectiva.
“Cada vez que un adulto mayor socializa en un taller, resuelve un problema o aprende una nueva palabra, está fortaleciendo sus redes neuronales”, explica la Dra. Hurtado. “Nosotros podemos dirigir esa modificación hacia la protección”.
Esta gimnasia cognitiva no se trata solo de hacer crucigramas o sudokus. Son programas estructurados, dirigidos por profesionales, enfocados en trabajar funciones clave como la memoria, el lenguaje, la atención y la orientación temporal. Estas actividades no solo ayudan a retrasar la aparición de síntomas, sino que también mejoran la calidad de vida y la autonomía de los adultos mayores.
El momento de actuar es ahora
Uno de los mayores errores, advierten los especialistas, es esperar a que aparezcan los primeros signos de deterioro para actuar. El Alzheimer, como muchas enfermedades neurodegenerativas, comienza a desarrollarse décadas antes de su diagnóstico clínico.
“La ventana de oportunidad para intervenir está entre los 40 y los 60 años”, subraya la Dra. Hurtado.