
La gastronomía tecnoemocional (o sensorial) es la tendencia más reciente en cocina, basada en la elaboración de platos que estimulan todos los sentidos, no solo por medio del olfato sino también por la textura y la temperatura de los alimentos. En esta propuesta gastronómica desaparecen las fronteras entre el dulce y la sal, entre el ingrediente principal y los complementos.
Carpaccio nitro de vichisoyse de coco, mejillones, hierbas en estado embrionario y algas. Chef Damian Alonso.
Un plato de comida tecnoemocional estimula todos los sentidos: los gustativos (salado, dulce, amargo y ácido); el tacto, con contrastes de temperaturas y texturas; el olfato creando humos, aires y esencias, y sobre todo la vista, creando colores, formas y engaño visual para el consumidor.
Uno de los chef más representativos de esta cocina es Ferrán Adrià con el restaurante El Bulli, en Barcelona, famoso por jugar con los ingredientes y proponer mezclas de sabores en los platos.
El chef Damián Alonso de visita en Bogotá.
Damian Alonso es otro de los representantes de la gastronomía tecnoemocional, considerado, además, el embajador de la comida gallega en el mundo. Alonso crea con sus platos toda una fantasía que remite a estados de ánimo o a las estaciones del año. En su plato “Los últimos melocotones y las primeras castañas”, por ejemplo, hace alusión al otoño. Para este chef de Galicia todos los alimentos: frutas, hortalizas y carnes, pueden ser usados para hacer de la hora de la comida toda una experiencia, desde el nombre del plato hasta su textura y sabor. En sus platos, Damián resalta los ingredientes típicos de la cultura gallega como los mariscos y el pulpo.
“Aparte de bonito, sabe. Y puedes usar todo tipo de alimentos en la gastronomía tecnoemocional. Estar dispuestos a cambiar hábitos, una sopa que en vez de cuchara se toma con cuchillos y tenedores. Una declaración de intenciones por parte del chef en el qué más que realzar los sabores, es impregnar de sabores. Te puedes encontrar el sabor de la piña con salsa pimienta Jamaica, o un postre de chocolate con escamas de sal”, comenta este gallego, dedicado desde su juventud a la cocina y a dar talleres en Alemania, Suecia e Italia, donde enseña a elaborar platos tradicionales de su región y trucos de gastronomía tecnoemocional.
En los últimos melocotones y las primeras castañas, el chef Damian Alonso remite a los clientes a la estación de la primavera.
La cocina tecnoemocional pertenece a la corriente del slow food, es decir, requiere tiempo para su elaboración, para cuidar con detalle los alimentos. Resalta las tradiciones gastronómicas regionales, el valor nutricional de los alimentos y los sabores.


