Viajar a Nueva Zelanda es en sí toda una travesía, explorar lo que esconde la región de Oceanía en cuanto a sus paisajes naturales es lo que mejor que puede ofrecer este país como destino. Sobre todo en la Isla Sur donde se puede apreciar el encanto de glaciares, fiordos, volcanes, viñedos, caminos listos para ser explorados.
Esta locación en Nueva Zelanda es protagonista porque no solamente ofrece su diversa fauna, flora y paisajes naturales, también porque solo cuenta con un millón de habitantes y es muy poco conocida, así que no tendrá que enfrentarse a molestos turistas, selfie sticks y niños descontrolados.
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Ármese de todos los implementos para acampar, ropa cómoda, mucha agua y bloqueador solar y empiece desde la ciudad Christchurch, tomando el Great Walk, para luego pasar a ver panoramas con mar agua turquesa, arenas de grano dorado y palmeras de gran verdor. Los bosques y el océano serán sus amigos para practicar largas caminatas, montar bicicleta, kayak, navegar en botes, entre otras emocionantes actividades.
No olvide visitar el Parque Nacional de Abel Tasman, remé a través del río para llegar a la costa y rodear la Pinnacle Island. A este parque se llega desde Collingwood, puede pasarse por el banco de arena Farewell, donde pueden encontrarse ballenas y cientos de aves.
Si quiere conocer otras playas, se encuentra la Bahía Te Pukatea, con aguas cristalinas, pero para este momento es interesante pasar al siguiente parque, Paparoa, con un bosque tropical ubicado en Truman Track, diferentes cascadas sobre piedra caliza serán el escenario para que usted se quedé enamorado de Nueva Zelanda.
Dejando los paisajes marinos un poco de lado, debe llegar a los Alpes del Sur, otra maravilla de este país meridional, en el Parque Nacional Arthur Pass, ideal para escalar si es su afición, como en Castle Hill y Devil’s Punchbowl.
Si tiene buen presupuesto, lo ideal sería hacer un recorrido sobre el corazón de las montañas y glaciares más grandes de Nueva Zelanda en helicóptero. Vuelve sobre impresionantes glaciares de Fox, Franz Josef y Tasman, circulando lo basto del Monte Cool, al aterrizar, llegue a Te Wahipounamu, patrimonio humano de la Unesco.
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Otro parque a conocer, de selvas, el Westland Tai Poutini, que se encuentra después del glaciar Fox, todo un tesoro natural, para recorrer entre diferentes áreas verdes y nieve, como salido de un cuento fantástico. Desde Bogotá hasta Wellington, un vuelo, por estas fechas y solo ida, tiene un valor aproximado de COP$ 4'400.000.
No olvide visitar el Parque Nacional de Abel Tasman, remé a través del río para llegar a la costa y rodear la Pinnacle Island. A este parque se llega desde Collingwood, puede pasarse por el banco de arena Farewell, donde pueden encontrarse ballenas y cientos de aves.
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