Fenalco prendió las alarmas frente a la posibilidad de que el Gobierno decrete un incremento del 11% en el salario mínimo para 2026, una cifra que duplica la inflación esperada para este año (5,2%) y casi triplica la proyectada para 2026 (4%). Según el gremio, un aumento de esta magnitud no solo sería populista, sino económicamente inconveniente para trabajadores, empresas y pensionados.
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De aprobarse este ajuste, la remuneración mínima total que deben asumir las empresas ascendería a $2.800.499, teniendo en cuenta el salario más prestaciones y cargas sociales. Fenalco recordó que contratar a un trabajador con salario mínimo implica un costo adicional equivalente al 77% sobre el valor base.
“Lo comido por lo servido”: más salario, más inflación
Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, explicó que aumentar el mínimo por encima de la inflación no mejora realmente el poder adquisitivo, porque el mayor costo laboral termina trasladándose a los precios de bienes y servicios. “En la práctica, esto se convierte en ‘lo comido por lo servido’. Sube el salario, pero también suben los precios, y el trabajador no recibe un beneficio real”, afirmó.
Este fenómeno, conocido como indexación, genera un círculo difícil de frenar:
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sube el salario,
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suben los precios,
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vuelve a subir el salario,
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pero no mejora el bienestar.
Más informalidad y menos empleo entre mipymes
Fenalco advirtió que un aumento de dos dígitos golpearía especialmente a micro, pequeñas y medianas empresas, que no tienen capacidad financiera para asumir mayores costos laborales.
El resultado sería:
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aumento de la informalidad,
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contratos por fuera de la ley,
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reducción de personal,
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freno en nuevas contrataciones.
Para el gremio, imponer un incremento tan elevado en un escenario económico frágil podría convertirse en un obstáculo adicional para la recuperación del empleo.
El Banco de la República perdería margen para bajar tasas
Otro punto crítico señalado por Fenalco es el efecto del aumento sobre la política monetaria.
Si el incremento del salario mínimo genera presiones inflacionarias adicionales, el Banco de la República tendría menos posibilidad de reducir las tasas de interés, lo que afectaría:
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el crédito empresarial,
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el financiamiento de hogares,
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y la reactivación económica prevista para 2026.
Golpe a las finanzas públicas
Un ajuste del 11% también tendría impacto directo en la nómina del Estado, cuya financiación depende de los impuestos. Fenalco recordó que por cada punto porcentual que el alza supere la inflación, los costos del sector público aumentan significativamente, afectando el presupuesto nacional.
Los pensionados, los más afectados
Uno de los efectos menos visibles, pero más delicados, es el impacto sobre los pensionados que reciben más de un salario mínimo. Por ley, estas pensiones solo se ajustan con base en la inflación causada. “Una subida desmesurada presiona aún más los precios, golpeando con fuerza a los pensionados, que no reciben un incremento proporcional”, advirtió Cabal.
En otras palabras, un aumento del salario mínimo muy por encima de la inflación reduce la capacidad adquisitiva de quienes dependen de una pensión, afectando a uno de los segmentos más vulnerables del país.
“Más costos, más inflación y más informalidad”
Fenalco concluyó que una decisión de esta magnitud generaría más costos para el Gobierno, elevaría los precios y estimularía la informalidad, sin producir mejoras reales en la economía ni en la calidad de vida de los trabajadores. “Es evidente que decisiones de este tipo generan más costos para el Gobierno, atizan la llama de la inflación, estimulan la informalidad y, en últimas, no favorecen a la economía más allá de una euforia fugaz”, afirmó Cabal.
