Desde este jueves 27 y hasta el domingo 30 de noviembre, la Registraduría Nacional habilitó una nueva jornada masiva de inscripción de cédulas en más de 11.000 puestos de votación en todo el país, entre las 8:00 a. m. y las 5:00 p. m. El objetivo es simple: que más personas puedan votar cerca de donde viven en las elecciones legislativas y presidenciales de 2026.
¿Quiénes deben inscribirse?
No todas las personas tienen que hacer el trámite. La Registraduría insiste en tres casos clave:
- Quienes cambiaron de lugar de residencia y quieren votar en un puesto distinto.
- Quienes regresaron del exterior de forma permanente.
- Quienes tienen cédula expedida antes de 1988 y aún no aparecen en el censo electoral.
Antes de hacer fila, la recomendación es entrar a la página de la Registraduría, en la opción “Consulta censo”, digitar el número de documento y verificar si ya está inscrito y en qué puesto. Si el sistema confirma que usted hace parte del censo y el lugar le sirve, no necesita hacer ningún cambio.
El trámite se realiza presentando la cédula amarilla con hologramas o la cédula digital, ya sea en físico o desde el celular.
Fechas clave hacia 2026
Además de esta jornada intensiva, la inscripción de ciudadanos continuará en puntos fijos y móviles. Para votar en elecciones de Congreso, el plazo va hasta el 8 de enero de 2026, mientras que para las presidenciales, la inscripción estará abierta hasta el 31 de marzo de 2026.
Desde el 1 de septiembre de 2025, la Registraduría dispuso cerca de 400 puntos de inscripción en ciudades principales y medias, y más de 1.000 campañas móviles en universidades, plazas, centros comerciales y otros espacios concurridos.
El mensaje institucional es que todo esto busca facilitar el voto, reducir el abstencionismo y acercar el proceso electoral al día a día de la ciudadanía.
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Una auditoría internacional para los resultados
En paralelo al movimiento en las calles, la Registraduría anunció otra decisión de fondo: contratar una auditoría internacional para las elecciones de 2026.
El registrador nacional, Hernán Penagos, explicó que el propósito es que un equipo externo revise tanto el proceso electoral como los programas informáticos que se usarán para recibir, procesar y consolidar los resultados.
Según la entidad, la auditoría abarcará:
- Revisión de los software de escrutinio y consolidación de votos.
- Observación de los procedimientos desde la transmisión de datos hasta la publicación de resultados.
- Controles adicionales sobre cada etapa del proceso para candidatos, testigos, medios y ciudadanía.
La idea, en palabras del propio registrador, es que haya “absoluta tranquilidad” sobre los sistemas que convierten los formularios de mesa en cifras oficiales, en un contexto donde la confianza en el conteo es tan importante como la logística del día de elecciones.
Con jornadas masivas de inscripción y una auditoría internacional en camino, la Registraduría busca llegar a 2026 con dos mensajes claros: que votar sea más fácil y que el resultado final tenga más controles y ojos encima. El reto ahora está en que la ciudadanía se informe, actualice su puesto a tiempo y llegue a las urnas con su documento, pero también con algo igual de necesario: confianza en el proceso.
