
Cada diciembre, en Colombia, el debate sobre el salario mínimo se intensifica, dado que este tema no solo implica cifras y ajustes económicos, sino que también está ligado a cuestiones fundamentales como la justicia social y los derechos humanos.
Las negociaciones sobre el salario mínimo en el país son una parte crucial de la mesa de concertación salarial, en la que participan gremios, sindicatos y el gobierno.
De acuerdo a la ley 278 de 1996 el prmer plazo para llegar a un acuerdo entre todas las partes es cada 15 de diciembre, sin embargo aún no hay acuerdo, y de no concretarse pronto, el Gobierno, en cabeza del presidente Gustavo Petro tiene hasta el 30 de diciembre para decretar el aumento, algo que preocupa a muchos sectores.
Cabe destacar que este proceso tiene en cuenta una serie de factores como la inflación, la productividad laboral, el crecimiento económico y el Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, detrás de cada discusión, lo que realmente está en juego es el bienestar de millones de trabajadores que, a pesar de tener un empleo, viven en condiciones de pobreza.
Hasta el momento no se ha llegado a un acuerdo, pues de acuerdo a Fabio Arias, presidente de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores de Colombia), han sido insuficientes y pocas las propuestas por parte del sector empresarial.
“Si seguimos en los desencuentros que tenemos hasta hoy, será el Gobierno quien defina el salario mínimo. Es un escenario que nadie quiere, pero que está contemplado en la ley”, mencionó Fabio Arias a Caracol radio.
Hasta el momento la CUT mantiene su propuesta de pedir un aumento del 12% para 2025, mientras que Acopi, que fue de hecho, el único gremio en entregar una cifra sugiere un alza de 5,2%, es decir que los separa un 6,8% puntos porcentuales.
El salario mínimo para este 2024 se fijo en 1.300.000 por lo que con el aumento que propone la CUT del 12% quedaría en $1,45 millones y con la propuesta del 5,2% quedaría en $1,36 millones. Sin embargo, aquí hace falta sumar los aportes a la seguridad social, las prestaciones sociales, vacaciones, entre otras variables.
Tras el vencimiento del primer plazo, se esperan otras sesiones extraordinarias del martes 24 al viernes 27 de diciembre. Lo cierto es que se espera un aumento de entre el 6% y el 8%.
El fenómeno de los trabajadores pobres en Colombia
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define a los "trabajadores pobres" como aquellos que, a pesar de contar con empleo remunerado, no perciben un salario suficiente para cubrir sus necesidades básicas. En Colombia, alrededor del 43% de los trabajadores ganan un salario mínimo o menos según el DANE, lo que pone en evidencia una problemática social y económica que afecta a millones de colombianos. Estos trabajadores destinan la mayor parte de su ingreso a cubrir necesidades esenciales como alimentos, transporte, vivienda y servicios públicos.
Este fenómeno refleja una paradoja: mientras el salario mínimo no refleja el costo real de vida ni las necesidades de los trabajadores, el crecimiento económico del país no se traduce en un aumento significativo de los salarios.
La brecha entre productividad y remuneración se ha ido ampliando, lo que perpetúa la pobreza a pesar de la activa participación en el mercado laboral. La OIT ha documentado en su Informe Mundial sobre Salarios 2022-2023 cómo este fenómeno sigue siendo un obstáculo para la mejora de las condiciones laborales y sociales.
Un aumento significativo del salario mínimo: ¿es viable?
A pesar de las dificultades económicas que atraviesa el país, el contexto actual ofrece un escenario favorable para un aumento significativo del salario mínimo. En 2024, el crecimiento del PIB fue del 1,6%, lo que, aunque moderado, refleja una estabilidad económica. Además, la inflación se redujo a un 5,2%, lo que crea condiciones propicias para un ajuste salarial sin causar presiones inflacionarias desmedidas.
Por otro lado, los indicadores de productividad laboral han mostrado avances. Según el Dane, la productividad por persona creció un 1,76% y la productividad por hora trabajada aumentó un 3,43%. Estos datos respaldan la idea de que los trabajadores están generando un mayor valor, lo que justifica una retribución más acorde con su esfuerzo.
Históricamente, el aumento del salario mínimo ha sido visto con cierto temor debido a la posible expansión de la informalidad laboral. Sin embargo, estudios recientes sugieren que un aumento sustancial del salario mínimo puede contribuir a la formalización del empleo. Mejorar las condiciones salariales en el sector formal hace más atractivas las oportunidades de trabajo legal, lo que incentiva a los trabajadores a dejar la informalidad y a contribuir a la economía formal.
Lecciones internacionales y el impacto del salario mínimo
En América Latina, países como Brasil y México han implementado aumentos sustanciales al salario mínimo sin que esto genere efectos negativos en la inflación. Durante los gobiernos de Lula da Silva en Brasil, el salario mínimo aumentó un 70% entre 2003 y 2010, lo que redujo la pobreza extrema y mejoró la distribución del ingreso. De manera similar, en México, los aumentos entre 2018 y 2023 superaron el 78%, lo que contribuyó a una disminución notable de la pobreza laboral y reforzó el poder adquisitivo de los hogares.
Estas experiencias son un claro ejemplo de cómo un salario mínimo bien diseñado puede no solo mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, sino también impulsar el desarrollo económico, generando un círculo virtuoso en el que aumentan tanto el consumo como la producción.
El salario mínimo va más allá de su función económica. De acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, todo trabajador tiene derecho a una remuneración justa que le garantice una vida digna. No cumplir con este mandato implica vulnerar los derechos fundamentales de los trabajadores colombianos.
Además de ser un derecho humano, un salario mínimo adecuado tiene un impacto positivo en la economía. Al mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, se fomenta el consumo interno y se estimulan sectores productivos clave como el comercio, los alimentos y los servicios. Este dinamismo económico contribuye al crecimiento del mercado interno y mejora la competitividad de la economía colombiana.
En un país como Colombia, donde la desigualdad es uno de los problemas más profundos, aumentar el salario mínimo es una herramienta clave para combatir la pobreza y la desigualdad. Según el Banco Mundial, Colombia es uno de los países más desiguales del mundo, y el salario mínimo puede ser una medida eficaz para redistribuir la riqueza y promover una mayor equidad social.
¿Colombia tiene una deuda social pendiente?
El salario mínimo en Colombia no solo debe ser visto como un ajuste económico, sino como una cuestión de justicia social. La creciente disparidad entre el crecimiento económico y los salarios reales es una deuda que el país debe saldar. Es urgente garantizar un salario mínimo digno que permita a los trabajadores colombianos vivir con dignidad y que, al mismo tiempo, impulse el desarrollo económico. Incrementar el salario mínimo no es solo un deber jurídico y moral, sino una medida estratégica para un futuro más justo y equitativo en Colombia.