Colombianos, exitosos y menores de 35 años

Jue, 27/02/2014 - 09:01
“Cuando se innova, se corre el riesgo de cometer errores. Es mejor admitirlo rápidamente y continuar con otra innovación”, Steve Jobs.
No es una frase cualquiera. Representa el estilo

“Cuando se innova, se corre el riesgo de cometer errores. Es mejor admitirlo rápidamente y continuar con otra innovación”, Steve Jobs.

No es una frase cualquiera. Representa el estilo y estrategia de muchos emprendedores en el mundo. En Colombia se aplica la innovación y muchas personas han entendido que en el camino de ser empresario no es necesario tener a cien trabajadores para darle cuerpo a una idea exitosa.

Kienyke.com destacó la historia de tres exitosos emprendedores colombianos. Comenzaron haciendo trabajos a computador, se emplearon como recepcionistas de hoteles o pagaron internet por horas en un café para resolver sus inquietudes, hoy uno de ellos es considerado el Mark Zuckerberg colombiano y otro el rey de las voces en Estados Unidos. ¿Cuál ha sido su clave de éxito?

La historia del 'Mark Zuckerberg’ colombiano

Andres Barreto, Grooveshark, Kienyke

Si alguien conoce de emprendimiento y éxito a corta edad es Andrés Barreto, quien a sus 26 años ha sido catalogado por medios como BusinessWeek’s como uno de los emprendedores top 25 de menores de 25, MIT Tech Review en el Top 10 de innovadores menores de 35, junto con otros medios como Inc Magazine en el Top 30 de emprendedores menos de 30. ¿Qué ha hecho para conseguir la cima en tan poco tiempo?

Este bogotano llegó a Estados Unidos en 1999 con tan solo 12 años de edad. Desde los 14 se sintió apasionado por la tecnología y el internet. Su primera compañía la fundó a los 18 cuando entró a la Universidad de la Florida, construyendo en su primer semestre,  lo que hoy se conoce como Socialatom Group. Esta compañía originalmente creaba software a la medida para clientes, y después brindaría apoyo a las futuras empresas de Andres.

Leer también: La lechonería que conquistó internet

Durante su segundo semestre en la universidad y junto dos de sus compañeros, Andrés fundó en 2006 Grooveshark, un servicio de música en streaming que a la fecha tiene una audiencia de más de 35 millones de usuarios al mes. "En esta época era muy difícil encontrar música que no fuera del top 40, en internet era muy complicado, entonces cree una plataforma para poder ubicar cualquier canción del mundo", relata.

Aunque Andrés empezó su carrera con la intención de estudiar ingeniería, rápidamente encontró su pasión en estudiar Ciencias Políticas, específicamente, por el cruce entre desarrollo económico y emprendimiento.

"Si tú analizas los CEOS o fundadores de grandes compañías no estudiaron ingenierías. En el caso de Mark Zuckerberg, estudió Filosofía e Historia del arte, entonces para mí lo que más impacto tiene en el futuro de un emprendedor no es necesariamente lo que estudian en la Universidad, es lo que hacen en su tiempo extra".

Al darse cuenta que una empresa con la magnitud de Grooveshark puede crearse desde un pueblo pequeño como lo era Gainesville en esa época, Andrés se puso en la tarea de ver si ese tipo de éxito también se podría replicar en América Latina.

“Las ventajas que ofrecía Gainesville no incluían acceso a talento o ingeniería de alto nivel, sin embargo si contemplaban bajos costo de vida, comparado con otros centros de tecnología como Silicon Valley o Nueva York”, cuenta.

Grooveshark, Kienyke

En 2008 entendió que en la región se hablaba poco de emprendimiento e innovación empresarial, quiso resolver este problema y reclutó a un equipo de comunicadores lanzando PulsoSocial, un medio líder para tecnología en el que a diario se reúnen cerca de 50 mil emprendedores.

Un año después tuvo claro que montar un medio especializado no era suficiente y decidió crear una empresa que tuviera como principal estrategia facilitar la comunicación entre los emprendedores, las marcas tecnológicas y los distintos portales de comunicación, allí nació Socialatom PR, una agencia de Relaciones Públicas que trabaja con marcas de tecnología y entretenimiento de Estados Unidos, cuyo objetivo es penetrar el mercado de América Latina, entre estas pueden mencionarse marcas como Netflix, Evernote, Prezi, Rackspace, HotelTonight y Google entre otros, así como también startups que quieren crecer en la región.

Leer también: Un negocio que ladra duro en internet

Cuando en 2010 debuta el Ipad, Andrés supo que debía monetizar su compañía de comunicación PulsoSocial y la hizo llegar a los dispositivos móviles creando Onswipe, que hoy en día es una de las plataformas de anuncios y contenidos publicitarios más grandes de los Estados Unidos. Si usted quiere hacerse a un ejemplo tenga en cuenta que esta empresa alcanza a 6 de cada 10 iPads en el mercado gringo.

En un esfuerzo de monetizar Pulso Social en dispositivos móviles, y junto con el debut del iPad en el 2010, Andrés cofundó Onswipe, que es hoy una de las plataformas de anuncios y contenido publicitario más grande de Estados Unidos, alcanzando alrededor de 6 de 10 iPads o tablets en el mercado de los Estados Unidos. Onswipe también sirvió para cubrir la hipótesis de Andrés en el 2008, de que se pueden crear productos globales desde América Latina ya que los primeros ingenieros con los que creó Onswipe pertenecían a Colombia y Argentina.

Andrés fundó también Coderise, una organización sin fines de lucro que enseña a niños entre 14-18 años a programar. El programa desarrolló su primer piloto en Medellín con planes a expandirse a otros países.

En el 2013 Andrés enfocó sus esfuerzos comenzó a invertir en empresas de tecnología construidas en latinoamérica con un producto Global.

Aunque está radicado en Nueva York, el ‘Mark Zuckerberg’ colombiano viaja constantemente entre EEUU, México, Colombia, Perú, Argentina, Uruguay y Chile. En sus empresas trabajan ya 150 personas y en las compañías en las que ha invertido se emplean otras 250 personas.

"La clave y el patrón común de todas las empresas que he creado es  la gran ambición y la curiosidad de aprender, es resolver una necesidad propia, pensar en grande y aprender en el proceso".

Su primer empleo: pasar trabajos a computador. Ahora tiene cinco empresas. 

Alexander Torrenegra, VoiceBunny, Kienyke

La historia de emprendimiento para Alex Henríquez, más conocido como Alex Torrenegra, comienza desde temprana edad. Era 1982 y a sus 4 años, su abuelo materno le dejó jugar con uno de los primeros computadores que había en Bogotá. “No sé qué modelo era, probablemente una Commodore 64”, cuenta.

Fue tal la conexión que estableció a tan corta edad con la máquina, que prácticamente, el conseguir un computador se convirtió para él en una obsesión. A partir de este momento, todos los días fueron un suplicio para la mamá de Henríquez, pues tenía que oír cómo su hijo le pedía una y otra vez un computador.

El papá de Alex, lo abandonó cuando tenía un año, hablaba muy de vez en cuando con su hijo, quien también le pidió el mejor regalo: un computador. De tanto insistir, cuenta que su papá le hizo una promesa: “Ya vas a entrar a la escuela, ¿cierto? Bien, si sacas el mejor puntaje promedio en toda tu escuela te regalaré una computadora”.

Le tomó más de seis meses cumplir con este reto y lo logró, no solo fue el mejor de su clase sino también el mejor del Colegio Militar Antonio Ricaurte por dos meses consecutivos. Fue allí cuando le pidió a su mamá que lo comunicara con aquel que le había prometido lo que más quería. Ya han pasado más de 28 años y Alex sigue esperando que le cumplan la promesa. Incluso, su papá le pidió que le vendiera un computador, que hasta la fecha no le ha cancelado. Eso quiere decir que le debe dos y no uno como ofreció hace unos años.

Alex Henríquez nunca volvió a ver esa computadora de la que se enamoró pues sus abuelos también eran separados. Calmaba fiebre en el centro de cómputo de su colegio o en el trabajo de su mamá.

A sus 14 años tuvo la idea de un hombre maduro: solicitar un crédito bancario para no darle largas a su sueño. Sabía que el éxito estaba en hacer trabajaos a computador ya que eran pocos los que tenían acceso a ellos desde sus casas.

Le pidió el favor a sus amigos de imprimir unos carteles por todo su barrio en los que invitaba a la gente a pagar por sus servicios de redactor. Se dio cuenta que le gente sí llegaba a su casa a cotizar precios. Aunque no tenía un computador todavía, sí tuvo acceso a información de cuánto podía cobrar por pasar un trabajo, la tinta y el costo de la resma de papel. Dedujo que trabajando por dos años al salir de la escuela, podría cumplir con las cuotas del crédito.

Una tarde, mientras se disponía a comer helado en un famoso Centro Comercial con su abuela, decidió acercarse a un Banco de Bogotá donde hacía unos años había abierto una cuenta de ahorros, La famosa “Cuentahorrito”. La encargada de dar información le dijo amablemente que era un niño y que los créditos se le daban a los adultos. Indignado, Alex salió con la confianza por el piso, hasta que se le apareció su ángel de la guarda.

“Cuando iba saliendo del banco alguien me detuvo. Era una mujer muy bien vestida, me preguntó si yo era la persona que estaba pidiendo un préstamo. Respondí afirmativamente. Me pidió que la siguiera, así hice y me llevó a una oficina grande, en el segundo piso, en la parte de atrás del banco. Ella me explicó que era la gerente del banco”.

Luego de hacerle mil preguntas, la persona que le cambiaría la vida al aficionado de la informática decidió otorgarle el crédito a un solo año. Salió con $820 mil pesos directo a pagar su computador de escritorio. A los pocos días le llevaron su tan deseado objeto a la casa, fue allí cuando decidió fundar su primera compañía, se llamó Apache A-X Cibernetic Enterprises, Limitada y contaba con un solo empleado trabajando a medio tiempo: Alex Henríquez.

Voice Bunny, Kienyke

El negocio fue un éxito pero para no atrasarse en el pago de las cuotas debía trabajar hasta la madrugada y sin descanso los fines de semana. Doña Maria Emma Torrenegra, fue tan influyente en esta parte de la historia, que Alex se cambió el apellido en honor a ella. A partir de este momento se llamará Alex Torrenegra y no Alex Henríquez.

Con 82 años, la señora Torrenegra le dijo a su nieto que quería ayudarlo y para ello aprendió a utilizar el WordPerfect. Le ayudaba a transcribir en las noches mientras Alex caía rendido a descansar. El único problema: no sabía cómo guardar los trabajos por lo que acordaron que doña Emma dejaba encendido el computador y el estudiante se levantaba en las mañanas para darle  ‘Ctrl+S’.

Pasó un año y el negocio le dio para pagar su computador, al realizar la última consignación, el cajero le dijo que la fecha estaba mal y que el número de cuenta no correspondía con una cuenta que él tuviera a su nombre. La única cuenta que tenía, la había abierto años antes, pero no había un préstamo relacionado con ella. Alex cuenta que años más tarde entendería que la entonces gerente de la sucursal bancaria se compadeció con su caso y decidió hacerle un préstamo con su dinero personal. “Creo que ella fue mi primera inversionista ángel, con todo el sentido de la palabra. Me encantaría invitarle un helado y darle las gracias”.

Siendo bachiller, Torrenegra se dio cuenta que el negocio de la transcripción de trabajos no era como antes. Empezó a arreglar computadores lo cual representó toda una odisea para él ya que en el proceso de aprendizaje fundió partes costosas y dañó tarjetas madre por montones. “Finalmente aprendí y el negocio creció. En 1998 ya tenía 25 personas en mi equipo”.

Estando en su empresa, Alex Torrenegra conoció al amor de su vida, Tania Zapata quien se desempeñaba como conductora de programas radiales.

En 2001 llegaron a Miami y estuvieron por un tiempo buscando oportunidades laborales sin éxito. Un día no muy lejano a aquellas fechas decidieron montar su propia agencia de talentos de voz en línea, una idea innovadora pero arriesgada. Fue así como dos años después, crearon Voice123, una compañía que le permitía a profesionales de la locución, ser descubiertos para anuncios publicitarios, radio o películas.

Si usted recuerda la voz de Buzz Lightyear en español seguramente no sabrá que se trata de Javier Peña, profesional español en el manejo de la voz que consiguió este trabajo por medio de la compañía que cofundó Torrenegra.

Leer también: ¿Cómo vivir de los videojuegos en Colombia?

Actualmente cuentan con un equipo de 30 empleados y cerca de 150 mil talentos de doblaje de voz en su plataforma operando en casi 50 idiomas. Sus clientes incluyen empresas como Pixar, Rosetta Stone, AT & T, Pandora y Electronic Arts, entre otros.

De ahorrar prácticamente un año para pagar $850 mil pesos, este emprendedor asegura que, en la actualidad, Voice123 alcanzó operaciones por $35 mil millones de pesos.

“En el 2011 cambiamos el nombre de nuestra compañía a Bunny Inc. Voice123 sigue siendo el nombre de uno de nuestros servicios. En el 2011 también lanzamos VoiceBunny. VoiceBunny y Voice123 ofrecen voices profesionales, pero cada uno tiene modelos de negocios diferentes, cuenta.

Ya con algo de su futuro solucionado, creó Torrenegra Labs, una incubadora con la cual apoyan a otros emprendedores y experimenta con nuevas ideas que se le ocurren. Es uno de los promotores incansables del espíritu empresarial en el país. En 2012 recibió el premio al innovador del año que entrega la Universidad de Massachusetts y cree que la clave para llegar al éxito es simple: “Saberse rodear de personas más capaces que uno. Yo no habría logrado nada de lo que he hecho, de no ser por el equipo que logré conformar.

De vendedor de figuritas de Pokemón a dueño de una empresa de cursos online

John Freddy Vega, Mejorando.la, Kienyke

A sus doce años, John Freddy Vega no era uno más de los estudiantes colombianos. Tenía la curiosidad, como muchos, de investigar cosas por internet y venderlas al mejor postor. En su barrio la serie animada que tenía atrapados a todos sus amigos era Pokemón, él decidió imprimir los dibujos y descripciones de todas las criaturas animadas, redibujarlos a mano y venderlos. Con su mejor amigo creó un juego donde con las tarjetas y dados realizaban batallas al estilo de la serie animada.

“Fue muy accidental pero fue un negocio que, para tener 12 años, me abrió mucho la mente en la época y el poder igualador que tenía Internet para que cualquier persona pudiera, con una buena idea, acceder al mismo nivel de conocimiento del mundo entero y crear cualquier cosa”, cuenta vega y en referencia a las fichitas que armó para la venta dice: “espero que Nintendo no me demande cuando sepa lo que hice hace tantos años (risas)”.

Siempre quiso crear juegos desde niño. Creció escuchando las historias de Bill Gates, Steve Jobs, pero también de gente menos conocida como John Carmack creador de Doom y de grandes ejemplos del pasado distante como Prince of Persia. “Crear juegos se me hacía increíble, crear arte interactivo. Eso me llevó a investigar qué se necesitaba y descubrir que aprender a programar y conocer la tecnología a fondo, era el camino”. Al final del día no hago juegos todo el tiempo, pero fue ese empuje el que me llevó a amar la web y crear una empresa que le lleva a la gente el mejor conocimiento profesional para llevar cualquier idea a internet.

Mejorandola, Kienyke

El negocio de las tarjetas de Pokemón se acabó cuando las madres de los más de 50 clientes que tenía comenzaron a odiarlo. Para esa época se presentó el caso de dos niños que sufrieron de epilepsia por problemas asociados al programa. “Recuerdo que tres madres fueron furiosas a hablar con mi mamá y a prohibirle a sus hijos hablarme. Mi madre me defendió como campeona pero perdí todos los clientes. Y así aprendí de intervención del gobierno al pequeño empresario”, dice.

A los 17 años le apostó a la tecnología y creó una comunidad online dedicada a compartir conocimiento avanzado de tecnología, en especial en diseño interactivo para la web. En el primer mes llegó a mil visitas únicas diarias y en el primer año a un millón de visitas únicas mensuales, fue así como nació Crsitalab. “Al día de hoy Cristalab no es mi principal empresa, pero sigue fuerte y exitosa, con dos millones de visitas únicas mensuales”.

En 2012 este joven emprendedor se unió con su competidor principal, Christian Van Der Henst de Maestros del Web y fundó en Estados Unidos y Colombia una empresa llamada "Mejorando.la". Según la opinión de John Freddy esta es la ‘mejor’ plataforma de cursos online que lleva a la gente educación profesional en tecnología del nivel que la academia tradicional no puedo alcanzar.

Al día de hoy  decenas de miles de personas hacen cursos en Diseño Web, Frontend y Backend profesional, Estrategia Digital y Marketing online, diseño y programación de apps para iPhone y Android, entre otros.

Mejorando.la en el 2013 generó $2.300 millones de pesos en ganancias. Cuenta con veinte empleados en Colombia y otros en México, Perú, Argentina y Estados Unidos. “El chiste interno de la empresa es que somos una pyme multinacional”, agrega Vega.

La clave del éxito para John Freddy Vega, consiste en ofrecer conocimiento de Sillicon Valley, Harvard o Stanford a personas que quieren pagar costos módicos. “Con $50 mil pesos al mes, se tiene clases en vivo, diplomas de certificación, y acceso a la más activa comunidad de profesionales de la web hispana ayudando a todos los estudiantes”.

En Twitter: @cahurtadokyk

Más KienyKe
El encuentro tuvo lugar en la Casa Blanca y abordaron una amplia gama de asuntos regionales y bilaterales.
La Corte lo llama a juicio por el proceso que le adelanta por injuria en contra de Gustavo Bolívar.
Las comisiones económicas del Congreso estuvieron de acuerdo en archivar este proyecto.
Esta inspección se produce apenas una semana después de que Ricardo Bonilla presentara su dimisión como ministro de Hacienda.
Kien Opina