
Una de las artesanías colombianas más representativas son las mochilas wayuu. Usadas por estudiantes, turistas y cualquiera que desee darle un toque autóctono a su indumentaria, esta manufactura tiene una identidad propia.
Lea también: Esta aplicación atiende sus reclamos financieros
La artesanía wayuu es elaborada desde tiempos ancestrales por las mujeres de este pueblo guajiro.
Las mujeres wayuu han logrado organizarse en torno a la confección de artesanías y a través de diferentes estrategias han conseguido organizarse en una estructura empresarial.
Uno de estas estrategias es liderada por el programa de responsabilidad social de la minera Cerrejón, que opera en la zona.
Lea también: El crédito que no le dieron a las mochilas Wayúu
Marta Robles, mujer wayuu y emprendedora, miembro de la comunidad Urapá de Albania (Guajira) contó a KienyKe.com que cada año dos o cuatro comunidades indígenas, ubicadas en la zona de influencia de la vía férrea que transporta el carbón desde la mina al puerto, participan de un convenio con Cerrejón para capacitarse en diferentes frentes y asumir y mejorar su papel de emprendedoras.
Estos convenios, los cuales son solicitados por la comunidad a la multinacional, pueden aglutinar en principio a más de cien personas.
En Albania hay tres talleres. Julima, que en wayunaiki significa tierra de los ancestros, reúne a 43 mujeres. Wenain, 40 miembros, significa nuestro tejido en la misma lengua. Y la Fundación jóvenes artesanos de Albania.
Según Robles, la capacitación les ha permitido mejorar su trabajo (la confección de mochilas, mantas y chinchorros). También les ha ayudado a diseñar productos con una visión más cercana al cliente sin perder la identidad wayuu.
De manera ancestral los colores de los wayuu han sido el rojo y el verde, pero las costureras han diversificado a otras tonalidades como los colores pastel, más cercanos a las preferencias del mercado.
De esta manera, la tradición continúa de la tribu hacia adentro, pero se diversifica de la comunidad hacia afuera. Según Robles, los wayuu saben qué los identifica, lo conservan, pero con el fin de ofrecer mayores alternativas comerciales, que los benefician, muestran al mundo diseños más cercanos y propios de la cultura occidental.
En este producto de los wayuu para el mundo no se alteran las formas geométricas ni los materiales. Esto sigue al pie de la letra los dictados de la tradición.
Este tipo de emprendimiento, según Robles, ha servido a la comunidad para impulsar su confianza. “Nos enorgullece saber que estas mochilas viajan fuera de la comunidad, fuera del país y son trabajo wayuu.”
Además, el trabajo teje nuevas formas de cooperación en la comunidad. “Si alguien vende algo, ayuda a otra que lo está haciendo. Le cuenta sobre monedas, cambio de divisas, precios”, resalta Marta Robles, que junto a sus compañeras exhibe su trabajo en el marco del Hay Festival 2015.
El peor enemigo de las artesanías wayuu es el material chiviado. Según Robles, estos materiales no son hechos con los materiales adecuados ni con los diseños propios de los wayuu. “Una mochila wayuu original te dura toda la vida, estas otras no duran ni un año.”
La nueva generación
Paola Borja, joven emprendedora de Albania, Guajira.
Estas formas de agrupación no sólo benefician a los indígenas. La Fundación jóvenes artesanos de Albania agrupa a jóvenes de la comunidad que no son indígenas, pero viven en la zona de influencia de la mina carbonera.
Paola Borja es una joven miembro de la fundación. Llegó a ella gracias a una convocatoria hecha por Cerrejón.
Cuenta que los jóvenes que integran la fundación, que es en realidad un taller creativo, reciben capacitación en el Sena y han estudiado nociones de gestión empresarial, soldadura, joyería y manejo de material reciclado para elaborar figuras y esculturas en madera y carbón.
Indígenas Wayuu ofrecen su mercancía en el Hay Festival.

