
Del 21 al 24 de marzo, el Teatro Colón de Bogotá será escenario de una experiencia única e inmersiva: SUN & SEA, una innovadora ópera-performance que ganó el León de Oro en la Bienal de Arte de Venecia en 2019. La obra, creada por las artistas lituanas Rugilė Barzdžiukaitė (dirección), Vaiva Grainytė (dramaturgia) y Lina Lapelytė (composición), ha recorrido Asia, Europa, Estados Unidos y Suramérica, y ahora llega a Colombia gracias a la co-producción entre la agencia cultural Nova et Vetera, el Centro Nacional de las Artes y el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
SUN & SEA transforma el Teatro Colón en una playa artificial, un espacio que invita al público a reflexionar sobre la crisis climática y los desafíos sociales contemporáneos. A lo largo de su representación, el escenario cobra vida con 20 toneladas de arena, creando una atmósfera inmersiva donde se desarrollan conversaciones y canciones que exploran preocupaciones ambientales, contradicciones sociales y la desconexión de la sociedad moderna con la realidad del mundo natural.
El concepto central de la obra sitúa a los espectadores en una playa, donde un grupo de turistas disfruta del sol y el descanso. A través de sus interacciones y melodías, se desvelan tensiones sobre el impacto humano en el medio ambiente, lo que convierte a SUN & SEA en un comentario poderoso sobre nuestra relación con la naturaleza y las consecuencias de nuestras acciones.
En esta presentación en Bogotá, el elenco original de la obra se complementará con la participación del Coro Nacional de Colombia, que se sumará a los más de 20 artistas lituanos que llegarán a la capital colombiana para esta puesta en escena. Un total de más de 50 personas serán parte de esta propuesta que fusiona lo musical, lo visual y lo performático.
Aunque SUN & SEA tiene un enfoque global, su mensaje cobra un significado particular en Colombia, un país cuya riqueza natural se ve amenazada por problemas como el turismo descontrolado, el extractivismo y las desigualdades sociales. Las costas del Caribe y el Pacífico colombiano han sido testigos del crecimiento del turismo, que no siempre ha significado un desarrollo sostenible. En muchos casos, este fenómeno ha acelerado la sobreexplotación de ecosistemas frágiles. En este contexto, la obra se convierte en una invitación a reflexionar sobre el impacto de nuestras decisiones cotidianas en el entorno natural y el costo real del descanso y el placer en un mundo en crisis.
KienyKe.com entrevistó a Santiago Gardeázabal, director del Festival No Convencional, y a Daniel Monteagudo, director del Coro Nacional de Colombia para conocer un poco más de esta disruptiva propuesta.
KienyKe: ¿Cuáles son esos detalles que como espectadores no vemos?
Santiago Gardeázabal: Hay cientos de pequeños detalles, nada es muy improvisado, es decir, desde el sudor de uno de los cantantes, hasta el perrito pasando por los extras, poner a todo el mundo juntos, los cantantes que vienen de Lituania, todos los equipos de producciones. Estamos hablando que más o menos en el tras escena somos casi 100 personas trabajando para esto, entonces al mismo tiempo creo que ahorita que salía de uno de los palcos decía como, ‘Bueno, ¿dónde estoy finalmente? ¿Estoy en Bogotá?’, hay una sensación de desplazamiento del eje de uno en general muy especial para hacer la pieza y tal vez eso tiene un poco lo del Festival no convencional, lo que buscamos, des-situarnos un poco de lugar en donde llegamos a estar y poder ver con nuevos ojos o dar valor a cosas que parecían normales en nuestra vida, y tal vez la gente que vuelva a la playa después de ver Sun & Sea la va a ver de otra forma también.
Vea aquí más sobre Sun & Sea:
KyK: ¿Cuál es el reto para los cantantes trabajar en estas condiciones?
Daniel Monteagudo: A nivel técnico, lo principal, el trabajo del coro es memorizarse todo lo que hay y es lo que suele pasar en música, que hay que trabajar mucho la naturalidad, se tiene que trabajar la memoria, se tiene que trabajar el carácter de cada momento, se tiene que trabajar de alguna forma la escena y luego, una vez se ha trabajado todo, se tiene que olvidar y se tiene que disfrutar, se tiene que ir a la playa, entrar en ese mundo y simplemente hacer algo que tú ya sabes, ya te sabes la letra, ya te sabes las melodías, ya sabes cuándo entras, cuándo no, sabes cuándo te tienes que tumbar, sabes cuándo tienes que estar de pie. Técnicamente es complicado cantar tumbado y hay ciertos factores como son la arena que, al moverse, genera bastante polvo, entonces entra en los pulmones, es un poco complicado a veces, después de 3 horas cantando o cuatro, entonces hay que recurrir a ciertas estrategias como mojar un poco la arena, beber bastante agua