Según reciente estudio estadounidense, la aviadora que pretendió darle la vuelta al mundo, Amelia Earheart, habría muerto así.
La historia de Amelia Earheart es más relevante que nunca, en un momento coyuntural que exige a gritos que los maltratos y desigualdades que una mujer debe enfrentar a diario, la vida al límite de Earheart resulta bastante inspiradora. En una de las cartas que solía enviar a su pareja sentimental, George P. Putnam, le confesó “Por favor, debes saber que soy consciente de los peligros, quiero hacerlo porque lo deseo. Las mujeres deben intentar hacer cosas como lo han hecho los hombres. Cuando ellos fallaron sus intentos deben ser un reto para otros”.
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Cuando iba cerca a la Isla Howland en el Océano Pacífico, se perdió todo tipo de comunicación con Amelia Eartheart y poco tiempo después se dio por muerta a pesar de que nunca se encontraron sus restos ni los de su compañero, Fred Noolan. Ahora, en marzo de 2018 se ha revelado un estudio que había sido descartado hace varias décadas que da luz sobre uno de los casos más misteriosos en la historia contemporánea de la humanidad.
El misterio se debe a que, ya que no encontraron cuerpos, se dieron varias hipótesis, que ella pereció al estrellarse contra el mar, que en algún punto de su ruta entre la Polinesia y Hawái fue interceptada y secuestrada por el ejercito japonés, o que haya muerto al haber naufragado en una isla desierta.
Un reciente descubrimiento postula que, con unos huesos encontrados en 1940 pero que fueron descartados, porque parecían pertenecer a un hombre, se retomaron para ser analizados con tecnología actual, el resultado dio que hay un 99% de probabilidad que se traten de los restos de Amelia.
Este misterio estaría resuelto gracias a los expertos Richard Jantz y Karen Burns que publicaron este estudio en la revista científica Forensic Anthropology y dicen “la morfología de los huesos recuperados, en la medida en que podemos ver aplicando métodos forenses contemporáneos a las mediciones tomadas en ese momento, parece consistente con una mujer de la altura y origen étnico de Earheart, encajando al 99% con su cuerpo”.
Los restos fueron encontrados en la Isla Nikumaroro de la república Kiribati en el Pacífico. Cuando esto sucedió, los huesos estaban rodeados por elementos que podrían encajar en la historia y que pertenecerían a Amelia Earheart, como botones, espejos, un sextante, crema, licor y planos en aluminio. Todo relacionado con los aventureros que estaban atravesando el globo terráqueo.
Para los que no conocen mucho de Amelia Eartheart, ella fue un personaje que se dedicó a romper diversas marcas y esta última fue la más ambiciosa, en la que pretendía darle la vuelta al mundo bordeando la línea del Ecuador.
La travesía empezó el 21 de mayo de 1937 en la ciudad estadounidense de Los Ángeles para atravesar el país hasta la Florida. El primero de junio el avión llamado Electra partió de Miami a San Juan en Puerto Rico, para luego arribar en Caripito, Venezuela, bordeó al subcontinente de América del Sur para cruzar el océano Atlántico para pasar por África y el Mar Rojo, de ahí voló hasta Karachi en Pakistán para llegar a Calcuta el 17 de junio. Sus próximos destinos fueron Birmania, Bangkok, Singapur y Bandung.
A pesar de haber sufrido una extenuante enfermedad continúo su travesía el 27 de junio hacia Darwin en Australia, aquí pidió a sus paracaidistas que regresaran a su hogar porque ya no los necesitaría. El 29 de junio llegó a Lae en Papúa Nueva Guinea, luego de haber recorrido 35.405 kilómetros y 11.265 por recorrer volando. El 2 de julio continuó, se reportó al estar sobrevolando las Islas Nukumanu y comunicó ir en dirección a la Isla Howland. Durante este recorrido ella se mantuvo en contacto con el guardacostas estadounidense Itaska, el último reporte decía “Debemos estar encima de ustedes, pero no los vemos... El combustible se está acabando...”.
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Esto fue lo último que se supo de Amelia Earheart y su compañero de vuelo Fred Noolan. Sus viajes registraron la voluntad humana y la ambición de una mujer, demostrando que no hay barreras para alcanzar lo que se sueña, sin importar género o demás aspectos sociales.
