Belisario Betancur y el fin de la era Santillana

Mar, 03/05/2011 - 00:00
Durante 22 años, el ex presidente Belisario Betancur convirtió la sede de la Fundación Santillana, en el Parque de la calle 80, en un lugar de encuentro y puente cultural entre España e Iberoamé
Durante 22 años, el ex presidente Belisario Betancur convirtió la sede de la Fundación Santillana, en el Parque de la calle 80, en un lugar de encuentro y puente cultural entre España e Iberoamérica. Una vez concluida su Presidencia, en 1986, el ex presidente declaró clausurada su actividad política para dedicarse de tiempo completo al otro filón de su vida: el humanismo. Durante los primeros años se dedicó a la edición de libros de altísima factura a través de su editorial, El navegante, hasta cuando, en mayo de 1989, su amigo Jesús de Polanco, mayor accionista del Grupo Prisa, le pidió presidir la recién creada Fundación Santillana para Latinoamérica. Los españoles dispusieron de un amplio presupuesto para la promoción cultural y actividades que sirvieran de unión entre los dos continentes, a través de las artes, la música y la literatura. Santillana entró a Colombia no sólo con vigor intelectual, sino empresarial. Penetró con rapidez el mercado de libros escolares, infantiles y de literatura con las mejores plumas de habla hispana. Con  sus grandes dotes de anfitrión y capacidad de convocatoria, el ex presidente Betancur reunió a otros ex presidentes colombianos, como Carlos Lleras, Misael Pastrana y Alfonso López, con ex mandatarios españoles y latinoamericanos; intelectuales del corte de Édgar Morina, Susan Sontag, Elena Poniatowska, Tomás Eloy Martínez, y sirvió de carta de presentación de pintores, escritores y músicos que encontraron allí un espacio para dar a conocer sus creaciones. Hace un mes, el  31 de marzo, la Fundación cerró sus puertas y puso a la venta el edificio. Una de las últimas sedes en salir a la venta, desde que la cabeza directiva del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, tomara la decisión a comienzos de 2010 de vender sus propiedades más valiosas, en un intento por amainar una crisis que se volvió inatajable. María Ximena Duzán, Piedad Bonnett, Belisario Betancur y Roberto Rubiano. A finales de 2005, el propio Cebrián, consejero delegado del Grupo Prisa (Promotora de Informaciones S.A.), se propuso convertir al principal grupo multimedia de España en el rey del mundo audiovisual. El crecimiento de la información en todo el mundo presionaron decisiones que al final no resultaron. El Presidente de Prisa, Jesús Polanco, había cerrado en 2002 una negociación con el presidente de Telefónica, César Alierta, para fusionar las dos plataformas de televisión digital vía satélite que existían en España, luego de una guerra por los derechos de los partidos de futbol que comprometió fuertes sumas de dinero. Así nació Digital+, bajo el control de Sogecable, propiedad de Prisa. Cebrián recomendó tomar el control completo de Digital+, una decisión que implicaba comprar la totalidad de las acciones. Fue una apuesta especulativa sobre una posible valorización futura, que salió mal. La oferta pública de Prisa disparó el precio de la acción ‒que en pocos meses perdió hasta 30% de su valor‒ y debió endeudarse para completar su plan. Un endeudamiento que marcó el principio del fin del poder de la familia Polanco y de su grupo de soñadores de los años setenta, entre los que se encontraba José Luis Cebrián. El Grupo Prisa había nacido de un sueño. Un grupo de intelectuales que llevaban años en la lucha contra la dictadura del general Franco, quiso fundar un periódico que expresara la nueva realidad política. En 1976, se juntaron con Jesús Polanco quien había fundado la editorial Santillana en los años sesenta, y fundaron el periódico El País seis meses después de la muerte del dictador. Ese esfuerzo editorial se convirtió en el símbolo informativo de la transición española a la democracia, y entró a formar parte del Grupo Prisa. El primer director del periódico fue, de hecho, el consejero Juan Luis Cebrián, quien permaneció en el cargo hasta 1988. Bajó su dirección El País alzó vuelo con rapidez y Prisa empezó una estrategia de expansión del negocio de los impresos y de la información, que trascendió la frontera española. Adquirió las editoriales Alfaguara, Suma, Taurus y fundaron El País Aguilar, además de 434 emisoras de radio bajo diferentes marcas: Cadena SER, 40 Principales y Caracol Radio en Colombia. Compró los periódicos As, Cinco Días y La Voz de Almería, y además de Sogecable, la propietaria de Digital+, se hicieron a Prestesa. Invirtieron en entretenimiento cultural, cine, música y artes gráficas. Juan Luis Cebrían. 2008 fue un año crítico para Prisa. Había muerto su fundador, don Jesús Polanco, y la deuda superó los 5.000 millones de euros. La crisis española empezaba a hacerse sentir y entre las decisiones urgentes estuvo la venta de propiedades. Empezaron por tres de sus principales inmuebles: la sede corporativa del grupo en la Gran Vía, la redacción del diario El País, en Madrid, y el edificio de la Cadena SER en Barcelona. En ese año, el Grupo reconoció en público que estaba frente a un plan forzado de reestructuración financiera. El banco inglés HSBC, que le había prestado 4.100 millones a Sogecable para comprar Digital+, le otorgó un crédito puente de 1.950 millones para poder continuar con sus operaciones con un plazo inicial de pago a julio de 2008. Pero fue renegociado luego hasta el 31 de marzo de 2009. A finales de 2010, el turno fue para el edificio de la sede en Bogotá, que había sido adecuado con el buen gusto del ex presidente Betancur. La estrategia era simple: necesitaba deshacerse de activos, generar caja  y captar inversionistas que le permitieran reducir su deuda agobiante. Sin embargo, sus vínculos con Colombia eran tan profundos que en el mismo año de las reducciones drásticas, adquirieron el 100% de Radio Caracol Colombia, de la que Prisa sólo tenía 57%. Fundación Santillana para Iberoamércia, Bogotá. Sogecable no resultó una buena inversión. Si bien en diciembre de 2001 tenía 2.017 millones de abonados, siete años después, en poder de Prisa, llegaba apenas a los 2.035 millones. Era un negocio estancado. Sin más remedio, la recomendación obvia fue intentar venderlo, aunque nadie estaba dispuesto a pagar los 2.000 millones que pedían. La  empresa se encontraba en una encrucijada. Nicolas Berggruen En marzo de 2010, Juan Luis Cebrián estableció un acuerdo con Nicolas Berggruen Liberty, la cabeza visible de Acquisition Holdings Corp, de Nueva York. Así lograron una inyección de 650 millones de euros, una entrada de capital fresco que tuvo un costo para los españoles: la reducción de la participación de la familia Polanco y sus socios fundadores, a cerca de 35%. Habían perdido la mayoría de la compañía. La inversión de Liberty tuvo una sola motivación: la promesa de los 22 países de Latinoamérica, donde Prisa tiene presencia. “Para captar su atención: no les hemos propuesto España, les hemos vendido América Latina”, explicó Cebrián en su momento. Se realizaron uno acuerdos societarios para que los Polanco y sus socios mantuvieran el manejo de la gestión, a pesar del control de 70% por parte de Liberty. En abril de 2010, en el marco de su restructuración financiera, Prisa, forzado a pagar el préstamo de 1.950 millones de euros, debió vender 25% de la editorial Santillana al fondo DLJ South American Partners, y 30 millones por 10% de Media Capital. Así firmó una extensión del préstamo hasta el 19 de mayo de 2013. En esta nueva negociación del préstamo, el grupo fue asesorado por la banca de inversión de la colombiana Violy McCausland, Violy & Company. La participación de los Polanco podría quedar en 18% si no ejecutan las garantías que les concedió la operación de Liberty. Otros socios, como el multimillonario mexicano Carlos Slim, mostraron su interés en los negocios en cada uno de los países. Invirtió 19 millones de euros para participar de 3% en el capital del Grupo Prisa. Juan Luis Cebrían y Ignacio Polanco. A pesar de este agresivo plan de desinversiones, la deuda a 2011 aún supera los 3.600 millones. Sólo en el último trimestre de 2010, los intereses financieros fueron de 397 millones de euros. El plan de restructuración incluye la salida de 2.000 trabajadores en España, donde se cerrará una red de ochenta emisoras locales, y 500 en América Latina y Portugal. En Bolivia liquidaran sus acciones en el canal de televisión ATB, y los diarios La Razón y El Extra. En Colombia esta reducción de gastos incluye la negociación de los ingresos de las grandes figuras y un retiro estimado de 150 personas en nueve meses. A pesar de las alarmas, los resultados económicos de operación de Caracol Radio, el Grupo Editorial Santillana y Grupo Latino están por buen camino. Las utilidades para 2010 en Colombia fueron de 17.3 millones de euros, y 60 millones en total para el grupo.  Los cambios en las directivas no se han detenido. El pasado 12 de abril, dejó la presidencia del periódico El País, uno de sus medios insignes, Ignacio Polanco, para abrirle paso al consejero delegado, Juan Luis Cebrían, quién regresó al cargo que ocupó en los primeros años del rotativo, pero donde no piensa permanecer más de allá de 2011. La entrada de Liberty es el anuncio inequívoco del cambio de los tiempos: Prisa dejó de ser la empresa de una familia y un puñado de amigos para entrar al mundo globalizado. Cebrián regresará a la escritura para cerrar su trilogía El miedo y la fuerza, que comenzó con La agonía del dragón y siguió con Francomoribundia, sin perder de vista, eso sí, su interés por el tercer canal de televisión en Colombia. El presidente Santos en su visita reciente a Madrid, dijo que el nuevo dueño puede tener acento español. Es posible, entonces, que se repita la historia de la adquisición de Caracol, una apuesta en tiempos de crisis.
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