“No es así que de buenas a primeras nos manden a dormir a un albergue. No es la forma digna como debería ser”. Es lo que reclama Javier Marín, propietario de un apartamento ubicado en uno de los 16 edificios que deben ser evacuados, según las autoridades, por riesgo inminente de desplome.
Javier es un publicista de 30 años de edad, que hace solo dos meses y medio celebraba junto con su esposa tener vivienda propia. “Nuestro sueño cumplido. La ilusión que toda familia quiere tener”. Habita uno de los apartamentos del edificio “Innova”, en el barrio Alto Bosque, de estrato tres, y forma parte de las cerca de 200 familias que deben abandonar estas construcciones hechas por los polémicos hermanos Quiroz, los mismos que levantaron el edificio “Portal de Blas de Lezo II”, que colapsó en abril del año pasado dejando un saldo trágico de 21 muertos y 23 heridos. Los Quiroz están señalados de hacer obras civiles con licencias falsas y sin las más mínimas condiciones de sismo resistencia.
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“No podemos perder de vista que esta es la consecuencia de un constructor irresponsable… y tal vez con la aprobación de un funcionario corrupto”. Es lo que denuncia Javier Doria, abogado que representa 25 familias afectadas que hoy deben ver qué hacen, porque según el jurista, las autoridades no les ofrecen garantías.
“sacar a las familias de sus hogares sin ningún compromiso de solución definitiva, así sea a largo plazo, es extender en el tiempo el problema”.
En la noche de este jueves, en cumplimiento de la orden de evacuación inmediata de los predios por parte de la Fiscalía General de la Nación, la Alcaldía distrital de Cartagena dio inicio al operativo de desalojo para llevar a todas estas personas a un albergue. Episodio que fue rechazado por los residentes de los edificios. “Esto no se trata de amenazar con la cárcel a la gente. Las autoridades no se pueden lavar las manos. Deben haber garantías para la vida y honra de la gente”, advierte el abogado Doria. “Yo hice una inversión. Tengo mis comodidades: una buena cama, como para dormir en una colchoneta”, dice con firmeza Javier Marín, al tiempo en que reflexiona y agrega que es una situación dura, que los afecta “Tanto emocional como espiritualmente lo pone por el suelo”.
Saben que deben evacuar, pero de forma digna, es lo que reclaman. Piden una concertación y mejor organización para salir de los predios. Sin embargo, el miedo no es lo que los atormenta porque aún confían en la capacidad de carga de la edificación “Si esto tuviera algún problema, se estuviera rajando. Este edifico no presenta ningún incoveniente”, dice Marín. Otra de las vecinas, Eileen Otis, administradora de empresas, de 32 años de edad, casada y con una hija de 12, describe este momento como una larga odisea de la cual no sabe en qué parará: “si bien es cierto que el edificio no cuenta con sismo resistencia, no presenta patología que diga se va a caer mañana y toque salir corriendo”.
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Este no ha sido el mismo caso para otros. Tras las advertencias casi apocalípticas de las autoridades, los nervios se han apoderado de algunos afectados. “Hay gente en situación de estrés. De alteración. Hay gente en la clínica”, contó el abogado Doria.
Los residentes de las edificaciones se declaran víctimas del sistema. “no podemos pensar que a la gente se envíe a un coliseo, con un baño común y en condiciones de indigencia”. La defensa sostiene que no permitirá que estas personas sean revictimizadas con la forma de desalojo, máxime que las entidades financieras no han dado tregua y han seguido cobrando las cuotas hipotecarias. Consideran que la banca debe sentarse con ellos a negociar porque algunos de los préstamos fueron aprobados incluso después del desplome del edificio “Portal de Blas de Lezo II”. “Al final nosotros también somos unas víctimas de esto. Ellos forman parte de todo el proceso”, puntualiza Eileen.
Las cerca de 200 familias están unidas. Afirman que buscarán otras opiniones técnicas de las condiciones de los edificios que les provea de más certezas que incertidumbres, para que su presente y futuro no derrumbe sus sueños y esperanzas como el "Portal de Blas de Lezo II".
