A sus 104 años de edad y rodeado de toda su familia murió el científico australiano David Goodall. Lo hizo de manera asistida, cansado de llevar a cuestas los estragos de una enfermedad terminal que por años le afectó su calidad de vida. Hace mucho declaró su deseo de morir porque su vida no era la mejor.
"No soy feliz. Quiero morirme. No es particularmente triste. Lo que es triste es que me lo impidan. Mi sentimiento es que una persona mayor como yo debe beneficiarse de sus plenos derechos de ciudadano, incluido el derecho al suicidio asistido", declaró a principios de abril cuando cumplió 104 años.
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Por eso y con el consentimiento de su familia viajó a una clínica suiza para realizar su suicidio asistido. Con música de fondo de la Novena Sinfonía de Beethoven —el himno europeo, cántico a la libertad y compuesto por un genio que también consideró sucidarse— y acompañado por sus nietos recibió una inyección de un medicamento letal (Nembbutal) que lo durmió en pocos minutos. Así, tuvo una muerte en paz en la clínica de Basilea, en Suiza, según informó Eternal Spirit en un comunicado que se titula "El último día del profesor David Goodall".
"No soy feliz. Quiero morirme. No es particularmente triste. Lo que es triste es que me lo impidan...""Como eligió recibir una inyección letal, el doctor Christian Weber puso una cánula en el brazo de David, que giró la rueda para que la solución fluyera. David se quedó dormido en pocos minutos y murió poco después alrededor de las 12.30", detalló Eternal Spirit. El científico David Goodall fue un botánico y ecologista muy respetado por su trabajo e incluso hasta hace poco colaboraba con revistas especializadas en ecología. Fue profesor honorífico de la Universidad Edith Cowan de Perth, hasta que la entidad le pidió que abandonara su puesto por "los riesgos que implicaba para su seguridad los desplazamientos" que hacía por temas de trabajo. Ante la indignación que esta decisión provocó, la universidad tuvo que revocar la petición. https://twitter.com/philipnitschke/status/994547038732914688 El profesor había pedido que su cuerpo fuera donado a la medicina y que de no ser así su cuerpo fuera incinerado y sus cenizas esparcidas. Había pedido también que no se le hiciera funeral ni tampoco ceremonia ni homenaje alguno."David no cree en la otra vida", concluye la nota de la fundación. El día antes de su muerte, el profesor Goodall dijo que esperaba que su "partida" ayudara a que las cosas cambien en su país para que se permitiera a las persona mayores la decisión sobre cuándo y dónde quieren morir. https://twitter.com/philipnitschke/status/994245462088671232 La eutanasia o suicidio asistido es ilegal en casi todos los países del mundo. En Australia era prohibida hasta que el estado de Victoria la legalizó el año pasado, aun cuando estará vigente solo hasta el 2019, y será permitido solo para pacientes con enfermedades graves terminales como desahuciados a menos de seis meses de vida. La ONG Eternal Spirit dice que al menos 40 personas han muerto con ayuda asistida de su parte.