El fiscal que vendió su alma a los 'narcos'

Mié, 09/11/2011 - 05:27
–Nunca imaginé que Carlos Aguirre tuviera problemas de narcotráfico. Yo no podría. Al señor Aguirre me lo presentó mi tío. Me dijeron que negociaba ganado. Cré

–Nunca imaginé que Carlos Aguirre tuviera problemas de narcotráfico. Yo no podría. Al señor Aguirre me lo presentó mi tío. Me dijeron que negociaba ganado. Créame que jamás en la vida hubiera tenido contacto con él. Me enteré el mismo día de mi captura que era narcotraficante –dijo en una entrevista en radio el fiscal Leobardo Latorre, con una voz inalterable, el 28 de enero de 2008, cuatro días después de ser capturado junto a su tío, un general del Ejército, por conformar una red que producía, traficaba y lavaba dinero producto de toneladas de cocaína que enviaba a Estados Unidos.

Tres años después de su arresto, el fiscal estrella que vendió su alma al narcotráfico, como se escucha decir en los pasillos del centro judicial Paloquemao cuando por estos días lo ven pasar algunos investigadores y fiscales que lo conocieron, ya no tiene bigote de manubrio. Lleva un traje impecable, saco y corbata, el pelo corto y la mirada altiva, propia de alguien que no ha vivido un día de cárcel.

Una vez más, después de varias maromas jurídicas, está sentado en frente de una jueza que tiene que decidir si hay mérito suficiente para mandarlo a prisión mientras avanza el proceso, luego de que el 14 de agosto de 2008 la Corte Suprema de Justicia invalidara la imputación que hizo una fiscal en su contra. Esta vez, con un maletín entero de documentos, un custodio de pruebas y varias grabaciones, la fiscal 68 delegada ante el Tribunal de Bogotá quiere convencer a Leobardo Latorre de que acepte los cargos porque tiene evidencias que demuestran que sí trabajaba para Carlos Aguirre Babativa y conocía sus negocios no santos.

La fiscal hace un recuento frío, casi estadístico, de quién es Leobardo Evangelista Latorre Latorre: “Nació el 17 de enero de 1961, en Mutiscua (Norte de Santander). Hijo de Hipólito Latorre Gamboa y de Celina Latorre Latorre. Casado con Diana Amparo Ávila Castillo. Padre de dos hijos. Mide 1.75 metros. Tiene una cicatriz en la parte izquierda de la ingle. Tipo de sangre: A positivo.

”En cuanto a su trayectoria laboral: es abogado egresado de la universidad Autónoma de Colombia, con varios estudios en derecho penal, derecho procesal y cursos relacionados con investigación criminal. Latorre trabajó para la Fiscalía desde el 14 de junio de 1994 hasta el 26 de octubre de 2007. Durante ese tiempo recibió varios reconocimientos, y fue jefe fiscal. En el 2004 pasó a ser de la exclusiva comisión de fiscales que fueron encargados de la capacitación de más de 1.500 investigadores y fiscales de todo el país en el Nuevo Sistema Penal Acusatorio. Tres años en los que enseñó y fue reconocido por sus clases de ética”.

En julio de 2006, la organización de ‘El Señor’, como conocen a Carlos Aguirre Babativa, quien había pasado de agache, funcionaba sin problemas. Aguirre trabajaba de la mano con Daniel ‘El Loco’ Barrera, uno de  los narcotraficantes más buscados del país; enviaba toneladas de cocaína de alta pureza que se producía en los llanos orientales, tenía una red de exportadores diligentes que cuadraban los “viajes” que salían por Venezuela; un grupo de testaferros que limpiaban el dinero a través de empresas de papel, propiedades, bienes y tierras, y uno de abogados que “arreglaban” los inconvenientes que empezaron a presentarse con la justicia por sus actividades ilícitas. Estos últimos impedían el avance de los procesos en los que estuvieran comprometidos bienes del ‘narco’ y ofrecían dinero a funcionarios judiciales. De este eslabón hacía parte Leobardo Latorre. Todos esos detalles los conocían los detectives que desde entonces, y durante dos años hasta el día de su captura, interceptaron los teléfonos de la organización y siguieron sus pasos.

Leobardo Latorre y su tío, el general (r) Pauselino Latorre, fueron los únicos que no aceptaron los cargos luego de la operación contra la organización del narcotraficante Aguirre Babativa.

El nombre del fiscal Leobardo Latorre es mencionado en estas llamadas por primera vez por el general retirado Pauxelino Latorre Gamboa, su tío, quien fue comandante de la Brigada 17 en el Urabá antioqueño y se desempeñó como jefe de inteligencia del Ejército. El respetado general Pauxelino quien, a juzgar por las conversaciones que tiene en su poder la Fiscalía, entendía la jerga en clave de los ‘narcos’ y recomendaba a su sobrino el fiscal para que buscara radicados y “agilizara” los problemitas con la justicia. Lo anterior quedó evidenciado en dos conversaciones que tuvo con Carlos Aguirre:

 3 de octubre de 2006 – 8:02 a.m.

–Le puedo hablar a mi sobrino sobre eso, para agilizar esa vaina.

–¿Qué le llevo? ¿El numero de proceso y quién lo tiene?

–Sí, con eso basta.

9 de octubre de 2006 – 9:45 a.m.

–Me estuvieron averiguando y no encontraron ese proceso.

–Espere a ver reviso para que su sobrino me haga el favor.

Un día después, el 10 de octubre, todo estaba acordado. El fiscal Latorre buscaría archivar el proceso que adelantaba la fiscalía 17 especializada de la Unidad Nacional de Extinción de Dominios Contra el Lavado de Activos. El problema era un predio llamado ‘Mata de Guadua’, ubicado en una vereda del municipio de Otanche (Boyacá) en donde la policía judicial había encontrado cultivos de coca en el 2005. En ese momento el nombre de Carlos Aguirre Babativa, el representante legal de la empresa Promicol LTDA que era dueño de este lote no le decía nada a las autoridades.

10 de octubre de 2006 – 10 a.m.

–Qué hubo, Carlos, ya encontré a la persona del proceso y hablamos sobre el asunto.

– ¿Qué quiere decir eso? ¿Podemos resolver rápido?

– Yo creo que sí se puede agilizar.

–Bueno, encontrémonos.

Esa tarde en el restaurante  Food and Food, al occidente de Bogotá, Leobardo Latorre se encontró con Carlos Aguirre y ultimaron detalles para que ese caso fuera archivado. Ese mes de octubre Latorre también se comprometió a conseguir los datos de una denunciante que tenía en problemas a un supuesto testaferro de ‘El Señor’. Luz Adriana Mejía declaró que su firma y huella habían sido falsificadas en el poder de compraventa de un lote en la vereda Mamatoco (Santa Marta) a nombre del abogado Héctor Eduardo Celis.

Latorre buscó el proceso por fraude procesal y contactó a uno de los investigadores adscritos a la Unidad de Delitos Económicos para obtener datos de la mujer que osó denunciar la irregularidad.

–Qué hubo, Leobardo, aquí esperando alguna noticia suya.

–Estoy pendiente de que venga el investigador. Él no está acostumbrado a recibir plata.

–Yo no sé, cuadre usted eso. ¿Cuánto se va por esos datos?

–Yo hablo con él y hablamos en una hora.

–Bueno, sáqueme ese proyecto rápido que yo le colaboro.

Unos días más tarde, el fiscal Latorre le contaba a su jefe que ya había “luz verde” para conseguir esa información porque había “tranzado” con el investigador. En un video de la Fiscalía quedó registrado cuando Leobardo y Aguirre se encontraron en una cafetería para terminar el negocio. ‘El Señor’ llegó a mediodía en su camioneta negra, de vidrios polarizados y placas diplomáticas, y entró al lugar con un sobre de manila bajo el brazo que luego entregó al fiscal Latorre. Los datos “frescos” de la ubicación de la denunciante fueron claves para amenazar a la mujer para que terminara con la descabellada idea de “echar al agua” al testaferro de un ‘narco’. Los matones a sueldo de ‘El Señor’ la siguieron hasta Cali y la encontraron en su casa. Se salvó de milagro.

Aguirre Babativa trabajaba de la mano con Daniel ‘El Loco’ Barrera (foto).

El negocio de ‘El Señor’ iba a toda marcha, o eso pensaban. Iba tan bien que el fiscal Latorre renunció a su prometedora carrera en la Fiscalía, en octubre de 2007, para dedicarse de lleno a las actividades de su nuevo patrón. Pero las autoridades ya los tenían en la mira, y en su contra estaban más de 3.500 grabaciones interceptadas. Por esa razón, la tarde del jueves 24 de enero de 2008, en una operación antimafia, cayeron presos 15 personas de la organización del narco Aguirre Babativa. De ellos sólo el general Pauxelino Latorre, su sobrino Leobardo y el abogado Héctor Celis, no aceptaron cargos.

El escándalo estalló. Cada fin de semana los medios registraban una noticia que hablaba del fiscal y el general, del tío y el sobrino que habían puesto al servicio del narcotráfico su poder e influencia. Del fiscal Latorre también se conoció que el 15 de diciembre de 2007, en un centro comercial de Bogotá, se citó con uno de los abogados del coronel Bayron Carvajal –el oficial del Ejército condenado por planear la masacre de 10 policías antimafia en Jamundí (Valle), el 22 de mayo del 2006–, y le propuso una asesoría secreta para tumbar ese caso. “Yo elaboré la prueba, yo sé cuáles goles se les metieron al juez y a ustedes (…) yo tengo todo el andamiaje de cómo se hizo”, le dijo Latorre al abogado no sin antes tasar la ayuda jurídica en 800 millones de pesos, aunque terminó por negociar en 100 millones.

Por ese incidente, el fiscal Latorre pidió perdón: “No me permitió defender mis acciones que desde el punto de vista ético merecen reproche. Como abogado litigante no consideré que como asesor jurídico eso fuera un delito. Lo que me interesaba a mí era sacarme el dolor que tenía con la Fiscalía, pido perdón a los colombianos”.

La suerte del ‘narco’ Carlos Aguirre Babativa fue distinta, lo extraditaron y dos años después, el 24 de febrero de 2010, realizó un acuerdo de dinero y aceptó su culpa con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. ‘El Señor’ reconoció su responsabilidad en el delito de concierto para fabricar y distribuir cocaína, ante un tribunal de Estados Unidos, y hoy, según los informes de inteligencia, está libre, y de vuelta en el negocio.

Para Leobardo Latorre vinieron en cambio tres años de lamentos. Atrás quedaron los días en que se ufanaba de dar clases de ética. Lo único que conservó fue su libertad. Su prestancia, reconocimiento y dinero los perdió la tarde en que lo capturaron. En la audiencia de imputación de cargos que por estos días se lleva en Paloquemao se le ha visto pensativo. Su abogado, Luis Fernando Manrique, renunció sorpresivamente, aduciendo que no lo puede defender porque también representa a su tío Pauxelino, quien está en etapa de juicio. Leobardo ha dicho que no tiene dinero para pagar los honorarios de un nuevo apoderado. Aún no se sabe si va a aceptar cargos, pero la Fiscalía cree que confesará.  Su padre, un viejo de ojos aguados y bigote que lo acompaña siempre sentado en una de las sillas de la sala de audiencia, sólo guarda silencio.

Más KienyKe
Conozca el top 10 de los libros más vendidos en Colombia durante el 2024.
A partir del 16 de diciembre, los colombianos se reúnen alrededor del pesebre para celebrar la Novena de Aguinaldos. Conozca la historia de esta tradición que le da la bienvenida a la navidad.
El estilo único de la joyería colombiana se vuelve todo un atractivo en España. Aquí todos los detalles.
En Colombia y Latinoamérica, esta quinta temporada tendrá un lanzamiento destacado, ya que los episodios 1 y 2 se estrenarán en salas de cines a partir de abril de 2025.