El péndulo: nuestro poder inconsciente

Lun, 11/06/2018 - 09:01
En uno de mis viajes a Popayán la ciudad blanca y cuna de ilustres ex presidentes, literatos y poetas, conocí a quien fuera en su juventud un gran amigo de mi madre Teresita, el Dr. German Duque Mej
En uno de mis viajes a Popayán la ciudad blanca y cuna de ilustres ex presidentes, literatos y poetas, conocí a quien fuera en su juventud un gran amigo de mi madre Teresita, el Dr. German Duque Mejía médico cirujano, internista y ginecobstetra de la Universidad de Tübingen Alemania y padre de la medicina bioenergética en Colombia. Él, muy amablemente me abrió las puertas de la hacienda “Los Robles”, en donde ejercía su profesión como visionario y apóstol del bienestar humano integral, pues sabía que la mayoría de las enfermedades provenían de la desconexión con el espíritu, así lo había aprendido de su maestro Kirpal Singh, fundador del sendero Ruhani Satsang en la India. Estos conocimientos acerca de la medicina alternativa fueron difundidos después de la muerte del Dr. Duque, por su esposa Graciela Duque y sus hijas también médicas Marisol y Lulú en la clínica Kirpalamar, ubicada en Arbeláez, Cundinamarca. Al Dr. Duque, lo recordaré con una gran admiración por su increíble experiencia en el diagnóstico y tratamiento de múltiples dolencias del ser humano, a través del péndulo y la radiestesia. Desde siempre he sido un humanista con matices filosóficos y un buscador de respuestas, para tratar de entender de qué se trata la vida. En ese entonces me preguntaba, ¿cómo un científico con una formación tan rigurosa en su práctica, incluía métodos alternativos como el péndulo durante sus consultas? El péndulo es un objeto pesado suspendido por un hilo y puede tener movimientos oscilatorios y giratorios, logrando detectar por medio del operador, desequilibrios energéticos en el consultante. De igual manera, se utiliza en la búsqueda de personas, la localización de corrientes o yacimientos de aguas subterráneas, el diagnóstico de enfermedades físicas y emocionales, entre otras cosas. Los movimientos del péndulo son como una antena que capta los cambios vibratorios tanto armónicos como adversos, pero ¿cuál es realmente la interfase entre la materia, la energía y la consciencia, que suministra a nuestro cerebro esta información tan sorprendentemente acertada? ¿Por qué estos métodos alternativos resultan más eficientes para algunos y para otros se convierten en una simple especulación? Nuestro inconsciente colectivo hace parte de la historia del mundo formada por mitos, leyendas, creencias supersticiosas y fanáticas, así como también, de ciencia, análisis e investigación, una cualidad innata que habilita la posibilidad de que ocurran fenómenos paranormales. Es posible que una persona haya experimentado de forma casual o espontánea, algún evento misterioso y sin aparente explicación lógica a lo largo de su vida. A partir del psicoanálisis y la psicología, se ha descubierto que el ser humano posee un filtro llamado preconsciente, un mecanismo que nos permite asimilar las agresiones, dolores y traumas, actuando entre la consciencia que opera para conocer el mundo y el inconsciente formado por pulsiones y sucesos olvidados, que permanecen fuera de la consciencia. Este proceso impide que surjan en el consciente imágenes, recuerdos, palabras y eventos que duermen en el inconsciente, como una especie de válvula que regula la información de manera unidireccional: del preconsciente al inconsciente o del preconsciente al consciente, almacenando aspectos de la realidad que generan angustia, culpabilidad y dolor psíquico. Esta habilidad de protección del cerebro mediante la censura de datos específicos, se desarrolla en los siguientes pasos: la represión, que es el mecanismo de defensa psicológica más importante del aparato psíquico y su función es enviar los pensamientos, deseos vergonzosos e incómodos hacia el inconsciente; seguido de la negación, un proceso mental que rechaza los impulsos hacia las cosas que deseamos, adaptándolas a comportamientos opuestos de lo que en realidad queremos. Por otra parte, la sublimación es la transferencia de los deseos y elecciones socialmente aceptables, como el arte, la música, los deportes y otros hobbies; y la racionalización que es un modo de explicar lo desconocido, en términos de lo conocido. Con base a la anterior información, se puede concluir en primera instancia, que las personas cuyos mecanismos de defensa (preconsciente) son débiles, terminan siendo más flexibles ante los estímulos, accediendo con mayor naturalidad y relajación a las dimensiones intuitivas y parapsicológicas. Diferente a aquellos que han generando barreras de protección por medio de la intelectualidad, volviéndose rígidos y escépticos, hasta que les resulta casi imposible experimentar algún tipo de fenómeno psíquico. Por ejemplo, la clarividencia o precognición es la anticipación de situaciones futuras, en donde la persona “percibe” o “sabe” por vías no racionales las respuestas buscadas, siempre y cuando, su preconsciente esté lo suficientemente “limpio” para dejar fluir la información desde el inconsciente. Mientras que los que no poseen una conexión intuitiva con su psiquismo, necesitan recurrir a instrumentos sustitutos como el péndulo, para ayudar al preconsciente a activar el sistema nervioso central y descodificar la respuesta de la mente del consultante, por medio de la programación de los movimientos oscilatorios del péndulo, es decir, de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, de forma circular/horizontal o neutral. Hoy quiero compartir algunas formas prácticas de usar el péndulo, sin importar que el preconsciente sea flexible o tenga obstáculos racionales:
  1. En un lugar tranquilo, siéntese frente a una mesa en posición recta, con los pies tocando el piso. La idea es sostener el hilo con los dedos índice y pulgar, cuidando de que los demás dedos no lo toquen.
  2. Desde un estado de concentración y relajación profunda, establezca la pregunta que debe ser contestada con un “sí”, un “no” o “neutral”.
  3. Calibre el péndulo y elija cuál va ser el “sí”, el “no” o el “neutral” según las oscilaciones del mismo, de derecha a izquierda o en movimientos circulares/horizontales.
  4. Apoye el antebrazo en la mesa y deje oscilar el péndulo, esperando sin afán la respuesta. Es fundamental saber interpretar los desplazamientos del péndulo, desde los más sutiles hasta cualquier percepción que experimente, como hormigueo en las yemas de los dedos, calor, frío, humedad, entre otras sensaciones.
  5. Confíe en su primera impresión aun cuando le parezca sorprendente la respuesta. Puede hacer hasta un máximo de tres preguntas, para no sobrecargar el preconsciente con información.
  6. Una vez terminada la sesión, sople el péndulo, beba un vaso de agua fría y tenga a la mano una barra de cobre de aproximadamente un metro de largo, para hacer masa al suelo y descargar la energía estática del consultante y del operador.
Finalmente, no me cansaré de prevenir a mis lectores y asesorados, sobre la importancia del uso responsable de las facultades psíquicas, pues no son un juego y mucho menos cuando están impulsadas por el ego insano, la inmadurez emocional, las malas intensiones, la ambición económica y la ignorancia, ya que, al forzar y abusar del preconsciente el resultado puede llegar a ser tan grave como experimentar diversos desequilibrios mentales desde las crisis psicóticas hasta alucinaciones, brotes de esquizofrenia, trastornos de pánico e incluso estrés postraumático, entre otros. Nada es más valioso que la salud mental y al no tener una estructura psicológica sólida para entender o realizar estas exploraciones y prácticas ocultistas, esotéricas y paranormales, los daños puedes ser irreversibles.  
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