A través de las letras los pueblos han retratado sus dolencias más profundas. Es inevitable no encontrar en ellas una adulación frente a los sentimientos e imaginar a sus protagonistas, andantes, heridos y en lucha.
La tragedia de Hiroshima y Nagasaki conmemoró 73 años hace unos días. La premisa de revancha que llevó al acabóse y que augura un silencio eterno y no "un avance científico ", como lo dijo Harry Trumam en su momento.
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El lanzamiento de las armas nucleares sobre la población japonesa causó múltiples relatos que rescatan alegorías a partir de la atrocidad y la muerte. La corriente literaria de la bomba atómica 'Genbaku bungaku' recrea un país ensimismado y cabizbajo que desde de sus sobrevivientes atestigua el sufrimiento.
'Dios Mío, ¿qué hemos hecho?'
Quizá haber retratado uno de los hechos más aterradores de la humanidad que dejó un aproximado de 246.000 personas muertas, otras con cáncer, leucemia o envenenamiento por radiación fue tormentoso. La nube de humo que ascendió fue detenida en el tiempo. Una cámara fotográfica que se encontraba en uno de los bombarderos acompañantes del 'Enola Gay', la aeronave encargada de lanzar a 'Little Boy' sobre Hiroshima, captó cuando "los incendios se extienden por todas partes como llamas que surgiesen de un enorme lecho de brasas." Eran las ocho de la mañana del 6 de agosto de 1945 cuando una luz vivaz cerró los ojos de los habitantes de Hiroshima. La primera bomba cayó en la ciudad moderna y de azulejos en sus pisos. A los tres días, la segunda bomba desgarró el cielo, pero esta vez en Nagasaki, la urbe militar. Japón renunció a la guerra, fue ocupado por los aliados y adoptó los principios nucleares que impiden poseer armamento atómico.La duda y el dolor aún sobreviven
Los 'hibakusha' o en su traducción 'Persona Bombardeada' son los sobrevivientes del atentado nuclear que mediante el arte de escribir expresaron sus desdichas y conmoción. El poder de las letras les permitió relacionar la paz y la reconciliación a la crudeza tanto física como psicológica que afrontaron. En esta corriente los relatos cortos son protagonistas y se caracterizan por su rapidez, concreción y acción inmediata. Quizá, buscan asemejar el mismo impacto de la bomba con aforismos y parábolas. [single-related post_id="922621"] El poeta Sankichi Tōge, retrató el sufrimiento en una compilación de versos titulada '6 de agosto', aquí un fragmento:(...) cuando el sol matutino brilló sobre un grupo de colegialas que había huido y estaban tiradas en el piso de la armería, sobre excrementos sus vientres hinchados, un ojo aplastado, la mitad de sus cuerpos en carne viva con la piel desollada, sin pelo, sin poder decir quién era quién todo había dejado de moverse (...)"Otro de los 'hibakusha' que se atrevió a narrar y de una forma peculiar, fue Sadako Kunhar , que en su relato 'Haremos Nacer' describe el nacimiento de un bebé con la ayuda de una víctima de la hecatombe. "Pensando en el susto que me puede dar mi cara monstruosa nadie me presta un espejo", escribió Hiroshi Morishita en su relato " Puesto de Auxilio"