Andrés Bravo, "el rolo", como lo conocen en Medellín, es un comediante que a pesar de su juventud, hoy cuenta con 10 años de experiencia en el medio. Incursionó a través de sus obras en la escena humorística teatral; sin embargo, para el rolo no fue fácil defender la pasión por el arte en un principio. Hoy cuenta con la fortuna de vivirla a diario y compartirla con el gusto por la lectura, la escritura y el deporte extremo.
Bravo nació en la ciudad de Bogotá, es hijo de una madre costeña y un padre pastuso, esto representó para el comediante una manera de hacer humor sobre las culturas y la manera de vivir de los integrantes de su familia. Andrés viajó a Bucaramanga con la iniciativa de estudiar ingeniería mecánica, pero solo cursó siete semestres de la carrera, y en su paso por la universidad conoció el mundo del teatro.
"Cuando yo dije que iba a empezar a hacer eso, que definitivamente lo mío era la parte del teatro, en mi casa me dejaron de hablar. Mis papás me decía que cómo iba a hacer eso, que me había ido a Bucaramanga a estudiar otra cosa, así que hubo una separación con la familia por un tiempo y al meterme de lleno me di cuenta que era lo mío, pues si estaba dispuesto incluso a pelear con la familia por algo que me gustaba, eso era".
Andrés leía desde niño, sentía el gusto por las narrativas y dedicaba sus tardes a ver cuenteros, pero fue el teatro en la universidad lo que lo llevó a potencializar sus habilidades y descubrirse en el medio artístico.
"Fue desde el proceso universitario que empecé a salir. Me empezaron a hacer invitaciones para hacer presentaciones en diferentes partes del país y así llegué al Águila Descalza de Medellín".
En la ciudad de Bucaramanga, Bravo contó con logros significativos en el medio artístico, lo que le permitió acercarse a su familia y le brindó la oportunidad no solo de apoyar a su hermano de manera económica, sino también darse a conocer ante un teatro reconocido en Medellín: el Águila Descalza, considerado por Andrés como un sueño hecho realidad. Y es que, a pesar de que para Andrés viajar a la ciudad de Medellín representaba empezar de cero, él decidió hacerlo e intentar nuevas cosas en su camino artístico.
"Mi familia tuvo un momento económico difícil, así que por ese tiempo mi hermano se fue a vivir a Bucaramanga conmigo, por lo que yo lo apoyé con sus estudios. Yo le cambié la visión sobre todo a mi papá, de que uno sí puede vivir del arte porque él me preguntaba si iba a vivir de las monedas que me iban a dar en los buses y demás que así lo ven muchos, y aunque antes viví en una pieza cerca de una plaza donde se metían hasta las ratas, claro que se puede vivir del arte aunque el principio sea duro".
Así, con la pasión de un sueño alcanzado, Andrés se centra en la escritura, dirección y presentación de sus diferentes obras, lo que le ha permitido también contar con la presencia de su familia ante el público.
"Antes de salir siento adrenalina como en los deportes extremos. Antes de un show se siente ese susto que no baja con el tiempo porque cada noche es público diferente, así que yo pongo música antes de salir en escena. Lo que siento al ver al público luego de cada presentación es magia. Me encanta ver cómo la gente sale descargada, liberada, receteada, feliz y es que vale demasiado ver cómo salen a diferencia de como entran".
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Sin embargo, el gusto por el deporte extremo es otra de las facetas con las que cuenta este joven comediante, y es que a partir de un estudio que realizó sobre producción de radio y televisión se dedica a realizar registros de experiencias a través de plataformas digitales.
"Todo lo que hago, lo que son los saltos, cuál es el proceso para convertirse en un paracaidista, qué se debe revisar a un paracaídas, es lo que centro mucho; pero aprovecho los viajes, por ejemplo, que vamos a hacer el camino de la muerte en bicicleta en Bolivia, lo hago. Aun así, a lo que más me dedico es a mostrar lo que es la simulación militar en Peibol y el paracaidismo".
La comedia es considerada por Bravo como una visión que se impregna en la mirada de quien la ejerce. La misma cotidianidad permite que hasta en el deporte extremo exista la oportunidad de hacer comentarios y chistes producto de la observación. "Se vuelve como parte de uno, pero no porque uno quiera hacer chistes todo el tiempo, sino porque uno desarrolla habilidades como la misma observación", puntualiza el joven comediante.
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Andrés ha escrito obras con relación al tema de parejas como Apague y vámonos, Tan linda y sin novio, Eso es bullying, Infieles, Insomnio (La primer comedia de terror en formato de stand up comedy en Colombia), Secretos de cama, No me dolió, Sálvese quien pueda, Madurar es pa las frutas y Al son que me toquen bailo.
Así, en el Teatro Santafe de Bogotá, Andrés Bravo presentará su obra "Secretos de Cama", durante los días 7, 8, 14, 15, 21 y 22 de abril.
