
Luz Marina Jiménez Zuleta adora a Diomedes Díaz desde el inicio de su carrera musical. Se autodenomina la fanática número uno del cantante vallenato. En su casa tiene un museo con distintos objetos por los que le han ofrecido hasta 30 millones de pesos. Pero asegura que nunca los vendería así necesite la plata. Las piezas que están expuestas tienen una etiqueta con datos específicos como la fecha o palabras claves que le hacen recordar cómo llego a tenerlas.
La admiración nació cuando ella tenía 12 años y él 15. A Luz Marina y Diomedes los separaba una cerca de alambre de púas. Sus casas eran contiguas en el barrio San Joaquín de Valledupar y casi compartían el mismo patio trasero. Se conocieron en el colegio en el año 1972. Ella vivía con sus papás y hermanos, y él con su tía, Virginia Hinojosa.
Diomedes solía ser compañero de tertulias de todas las hermanas Jiménez Zuleta. Le gustaba comer arroz con fideos, tomar café y la aromática de jengibre que le ofrecían para afinar la voz. Según cuenta Luz Marina, el cantante compuso en ese lugar ‘Bendito sea Dios’. En 1978, Diomedes se fue de esta casa porque contraía matrimonio con Patricia Acosta.
A medida que creció la fama de Diomedes, Luz Marina comenzó a reunir varios objetos que él mismo le regalaba. “Dame cosas que yo te voy hacer un museo”, le decía. ‘El Cacique’ le regalaba lo que consideraba importante. Luego de varios años de amistad, Luz Marina consiguió distintos objetos para su museo. Entre ellos, ocho camisas, cada una con su propia historia. Cuenta que el 31 de diciembre de 2002, cuando Diomedes estaba preso, recibió una que no lavó durante un año. Olía a la colonia Jean Marie Farina y esa noche toda su familia se la midió.
La colección de Luz Marina está expuesta en una pequeña casa- museo de bahareque donde vivieron sus papás. Lleva el nombre de ‘El cuartico’ y fue construida en el año 1966. También hay varios objetos heredados de su familia que datan de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
La colección también cuenta con un par de zapatos italianos de color morado, la ropa que el cantante usó durante la sesión de fotos para un disco, un pañuelo, tres toallas, una gorra, toda su discografía original –incluye long plays y CDs–, recortes de periódico, afiches, un disco de oro por el álbum ‘Para mi fanaticada’ que fue robado de su casa y encontrado en un allanamiento, una Virgen del Carmen, cinco cartas que él le escribió desde la cárcel, libros, un álbum de fotos de más de cien retratos del artista en escenarios, durante eucaristías, diligencias judiciales y una foto del memorable 26 de mayo cuando apareció, con una espesa barba, después de ser perseguido por la justicia.
Entre las fotografías llama la atención una en la cual Luz Marina posa con su colección. Comenta que obtuvo el segundo puesto en un concurso del desaparecido restaurante Rancho Karins. Como premio recibió hamburguesas y helados gratis durante un mes, además de una canasta de Pony Malta y Cerveza. Al llegar a la casa preparó una parranda para celebrar.
Luz Marina, de 54 años, dice que Diomedes no era un cantante sino un poeta. En su casa solo suena la música de ‘El Cacique’. Cada 26 de mayo hacía una parranda para celebrarle el cumpleaños aunque él nunca estaba presente. En la última fiesta ofreció sancocho con gallina, cerdo y rabo.
Confiesa que no le gusta beber pero puede bailar hasta tres días seguidos. Entre sus canciones favoritas está ‘El jean’, ‘Mi muchacho’ y ‘Listo pa’ la foto’. Recuerda con precisión las canciones donde el artista le envío saludos y la llamaba de cariño "prima". Luego de la muerte de su ídolo, visita su tumba cada 15 días y le lleva algunas flores. Dice que ya no coleccionará más objetos del artista porque solo le interesaban aquellos que venían de las propias manos de Diomedes Díaz.



