Guerra familiar por los cuadros de Obregón

Dom, 05/02/2012 - 15:00
Sonia Osorio se fue lentamente de este mundo. Estuvo en estado terminal durante diez días y murió el 28 de marzo de 2011. Su hija Silvana Obregón, quien siempre ha v

Sonia Osorio se fue lentamente de este mundo. Estuvo en estado terminal durante diez días y murió el 28 de marzo de 2011. Su hija Silvana Obregón, quien siempre ha vivido en Cartagena, la acompañó junto a su hermano Rodrigo, el preferido de su madre. El cadáver de Osorio fue trasladado a Bogotá, donde le rindieron homenajes por sus aportes al folklore con el Ballet de Colombia. Dos días después fue cremada y, en una ceremonia privada, despedida por un sacerdote quien reconoció públicamente que Sonia había muerto en paz y su familia lo había aceptado con tranquilidad. Pero esa paz terminó al día siguiente de su muerte.

Desde el sepelio de Sonia Osorio se notaba la tensión entre sus hijos Kenneth Siefken y Rodrigo Obregón.

No habían pasado 24 horas cuando explotó la guerra entre sus cinco hijos, producto de tres relaciones sentimentales que empezaron en su juventud con Julius Siefken, el cónsul danés en Barranquilla, luego con el pintor Alejandro Obregón, y por último con el italiano Francesco Lanzoni. Se armaron dos bandos: de un lado Rodrigo y Silvana y del otro los hermanos Siefken, Kenneth y Bonni, y Giovanni Lanzoni. Y comenzó la disputa por la valiosa herencia de Sonia, que consta de 84 cuadros Obregón, bienes de propiedad raíz y cuentas bancarias en Estados Unidos y Suiza.

Rodrigo y Silvana Obregón son los dos únicos hijos del maestro Obregón y Sonia, y quienes más tiempo compartieron con ella, razón por la cual se sintieron con derechos adquiridos sobre el patrimonio familiar construido junto a su padre. Sonia conservaba 84 obras del maestro Obregón que guardaba con recelo en cada rincón y hasta debajo la cama de su apartamento de la carrera quinta con calle 78, en Bogotá, y en la casa de Cartagena. Sin embargo, los tres hermanos medios, Kenneth, Bonni Blue y Giovanni tienen otra percepción y consideran que les corresponde igual parte en la herencia que Sonia nunca formalizó en un testamento.

Sonia Osorio quiso mantener una familia unida, pero no lo logró por cuenta de la disputa por su herencia.

Kenneth, a quien Sonia le entregó las riendas del Ballet de Colombia, resultó ser un hombre precavido. En 1996 tomó decenas de fotografías del apartamento de su madre y especialmente de los cuadros que estaban colgados en sus paredes. Las guardó con reserva y hoy son la prueba en la demanda contra sus hermanos Obregón de que hay obras que no aparecen en la sucesión. (Ver abajo fotos del antes y después).

Por lo menos así quedó demostrado cuando el Juzgado Primero de Familia, donde se tramita la sucesión, ordenó una inspección judicial el pasado 1 de julio. En la diligencia de embargo y secuestro del inmueble, en el que vivieron por años Sonia Osorio y su hijo Rodrigo, los abogados encontraron que algunos de los mejores y más costosos cuadros de Obregón no estaban allí. Dentro de la colección había varios autorretratos del pintor de 1936 y 1943, cuadros dedicados a Sonia Osorio en 1942, así como los más valiosos: sobre la violencia de los años 50. También los bellos bodegones que datan de 1957.

En una inspección judicial a la casa de Sonia Osorio, en Bogotá, se encontró que algunos cuadros que ella tenía hoy ya no están.

Para demostrar que los cuadros son solo de Rodrigo y Silvana, ellos aportaron la escritura pública 6974 del 21 de diciembre de 2009 de la Notaría 45 de Bogotá, en la que Sonia Osorio declara que la colección de arte del maestro Alejandro Obregón le pertenece exclusivamente a los dos hermanos. Sin embargo, los demandantes han cuestionado la titularidad del documento y la validez de la escritura firmada por Sonia. El abogado Abelardo de la Espriella, que defiende los interés de Giovanni Lanzoni, pidió una prueba grafológica que realizó la experta Diana Villalba Castro. Después de comparar la rúbrica de la firmante con otros documentos, se encontró que ésta no es auténtica y que fue suplantada, lo cual le restaría toda validez a la escritura que le otorga la titularidad a los Obregón Osorio. Esta presunta irregularidad fue denunciada en la Fiscalía.

En el proceso por la sucesión vincularon una escritura firmada por Sonia Osorio donde declara que los cuadros de Obregón serán de sus hijos Silvana y Rodrigo Obregón. La firma de esa escritura sería falsa.

Los hermanos Kenneth, Denzel y Giovanni cuestionan también que otras propiedades en la Costa Caribe que le pertenecieron a su madre aparezcan ahora a nombre de Rodrigo y Silvana. No harán esfuerzos, eso sí, por recuperar parte del dinero que aparentemente Sonia tenía en las cuentas del Merrill Lynch, Caiman Island, Bank of América, Merril Lynch Panamá y United National Bank, y cuyo monto es cercano a los 6 millones de dólares. Un dinero que pareciera haber desaparecido sin dejar huella.

El abogado De la Espriella dice que Rodrigo y Silvana Obregón han incurrido en un acto despreciable al pretender despojar al resto de sus hermanos de lo que legalmente les corresponde: “En ese cometido criminal, se han paseado por todo el código penal con arrogancia”. Kien&Ke intentó comunicarse con Rodrigo Obregón, quien se negó a hablar del tema.

Esta disputa, en la que también están en juego afectos del pasado, muestra lo amarga y pasional que puede resultar la sucesión de la obra de un gran artista como fue Alejandro Obregón.

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