El periodista que desde la cárcel documentó los vínculos del poder con los capos de la droga en México

Dom, 29/11/2020 - 10:22
El periodista mexicano Jesús Lemus Barajas habló sobre su libro “El Licenciado”, que revela cómo operaba Genaro García Luna, la mano derecha del expresidente mexicano Felipe Calderón.

Hace 14 años, cuando Felipe Calderón Hinojosa ganó las elecciones presidenciales de México de 2006, se barajaron diferentes nombres para definir quién sería el encargado de la Secretaría de Seguridad Pública. Entre los candidatos uno sobresalió como el favorito, lo que provocó alertas entre el círculo de confianza del presidente electo. Amigos y colaboradores le advirtieron a Calderón Hinojosa que no era buena idea nombrar a Genaro García Luna, quien había sido señalado de corrupción y de tener vínculos criminales desde el gobierno de Vicente Fox Quesada (2000-2006).

García Luna inició su carrera como un agente de inteligencia hasta llegar a ocupar cargos importantes y ser condecorado en numerosas ocasiones, debido a su gran desempeño, por agencias mexicanas y extranjeras. Con ese currículum y debido a que desde tiempo atrás conocía al presidente electo, la designación fue sencilla. A partir de ese momento se convirtió en la mano derecha de Calderón Hinojosa, cuando este declaró la llamada “guerra contra el narcotráfico”.

Sobre esta dupla habla de manera inédita el periodista Jesús Lemus Barajas en su nuevo libro “El Licenciado: García Luna, Calderón y el narco”, publicado por el sello HarperCollins, donde expone que García Luna y Calderón actuaron en conjunto, basado en numerosas entrevistas hechas a capos de la droga dentro del penal de máxima seguridad de Puente Grande, conocido en México por mantener como reos a las cabezas más poderosas del narcotráfico.

Pero documentarlo no fue fácil. En realidad, Lemus Barajas no lo logró a través de la manera tradicional del periodismo, sino que él mismo estuvo preso en dicho penal, tras ser condenado a 20 años de prisión por un delito inventado por las autoridades mexicanas.

Así lo relata en una entrevista con la Agencia Anadolu, en la que contó que fue apresado como represalia por haber publicado un reportaje, en su calidad de director del diario La Piedad, en el que vinculaba a María Luisa Calderón, hermana del otrora presidente, con el crimen organizado.

Lemus Barajas, quien cubría la fuente policial en Morelia, Michoacán, el estado natal de Calderón Hinojosa, asegura que el delito en su contra fue inventado por García Luna, quien más adelante dio órdenes para que fuera torturado dentro de la cárcel.

Así, desde la prisión, empezó a escribir sus entrevistas a narcotraficantes en papel de baño. En estas, los capos coincidían en decirle que habían sido traicionados por el ex secretario de Seguridad para favorecer el dominio del Cartel de Sinaloa. A García Luna lo conocían en el mundo del hampa como “El Licenciado”.

“Genaro García Luna es el narcotraficante más importante que operó desde el Gobierno federal. Es casi de la misma dimensión que el Chapo Guzmán y Rafael Caro Quintero. Esta radiografía que hago de 'El Licenciado' es de un hombre clave dentro del Cartel de Sinaloa. Es una visión que quise plasmar de cómo era desde dentro del narcotráfico”, explica el periodista mexicano, quien también es autor de “Los Malditos”, primera y segunda parte, libro en el que narra cómo es la vida de las cabezas del crimen organizado.

“El hecho de que hoy esté García Luna en un juzgado desde Estados Unidos, aparte que demuestra y evidencia la debilidad institucional en nuestro país, también se debe a que realmente afectó los intereses del Gobierno norteamericano, por el hecho de que robó a las finanzas del Gobierno de Estados Unidos (a través del presupuesto que destinó EEUU a México como parte de la iniciativa Mérida, para combatir a los carteles). Eso tiene molesto al Gobierno, y también por atropellar la confianza del FBI y la DEA”, añade Lemus Barajas al hacer referencia al juicio que enfrenta García Luna por delitos de narcotráfico.

García Luna fue detenido en diciembre de 2019 en Dallas, EEUU, y actualmente enfrenta cargos en la Corte Federal de Brooklyn, Nueva York –con el juez Brian Cogan, quien lleva el caso de “El Chapo” Guzmán–. Es acusado de recibir millonarios sobornos para otorgar protección y ayudar a traficar droga al Cartel de Sinaloa durante el periodo 2001-2019, así como de conspirar para el tráfico de 53 toneladas de cocaína a territorio estadounidense. En octubre de este año él se declaró inocente y el próximo 7 de diciembre será su tercera audiencia.

Calderón-García

Si bien el libro narra los comienzos de “El Licenciado” desde que era estudiante –cuando delataba a los simpatizantes de movimientos insurgentes en universidades públicas de Ciudad de México, lo cual lo llevó a convertirse en un agente de inteligencia–, gran parte de la historia se centra en los caminos paralelos que siguieron Calderón Hinojosa y García Luna, hasta que se encontraron en la década de los noventa, “hacia 1995 o 1996”.

“Desde ahí nace esa relación entre ellos. Y cuando (Felipe Calderón) es candidato a la gobernatura de Michoacán, Genaro lo asesora”, detalla el autor, quien expone en el libro que estas asesorías giraban en torno al mapa criminal de los carteles que dominaban Michoacán, uno de los estados más conflictivos en el país y donde nacieron las autodefensas durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018).

Sin embargo, Calderón perdió esas elecciones. Más adelante, tras la llegada de Vicente Fox Quesada a la presidencia, Calderón Hinojosa es elegido como el secretario de Energía, al tiempo que García Luna asciende a la coordinación de la extinta Agencia Federal de Investigaciones. “Cuando Genaro llega a la Agencia en el gobierno de Vicente Fox, va de la mano el acercamiento con Felipe Calderón, y le prestaba ayuda importante para poder hacer algunas de las labores de seguridad”, comenta.

Posteriormente, cuando Calderón Hinojosa ya era presidente, García Luna fue nombrado jefe de Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Cuando ocupaba ese cargo, comenzó a ser acusado por parte de la oposición y en varios reportajes periodísticos de proteger al Cartel de Sinaloa, ya que el gobierno federal había iniciado un ataque frontal contra el Cartel del Golfo y de Los Zetas, quienes eran los rivales del Cartel de Sinaloa, entonces controlado por Joaquín Guzmán Loera, más conocido como “El Chapo” Guzmán.

Incluso, a través de mantas colgadas por el crimen organizado en diferentes plazas públicas del país, junto a cadáveres cercenados, se acusaba a García Luna de favorecer a “El Chapo”. Lemus Barajas corrobora esto en el libro, mediante las entrevistas que les realizó a capos de carteles, como los hermanos Beltrán Leyva, quienes fueron un brazo armado del Cartel de Sinaloa y luego traicionados por Guzmán Loera.

“Era visto por narcotraficantes como un personaje carente de valores, pero finalmente con mucho poder, que tuvo prácticamente la vocería de la Presidencia de la República para negociar con el narcotráfico. Es visto como un personaje carente de palabra y al servicio a cambio de dinero”, apunta el reportero.

Una de las personas entrevistadas por Lemus Barajas fue Edgar Villareal Barragán, alias “El Grande” –detenido en 2010 por torturar, asesinar y descuartizar 90 personas– , con quien pasó largas horas platicando dentro de la cárcel. Una de las narraciones favoritas del narco era cuando, en calidad de emisario de los señores de la droga, supuestamente conoció a Calderón Hinojosa, a quien le ofreció un trato a cambio de que el Gobierno recién electo no afectara los intereses del Cartel de Sinaloa.

“Fue a principios del mes de octubre de 2006 cuando supuestamente el presidente electo se reunió con ‘El Grande’. El encuentro fue 'en una casa de la Ciudad de México, donde Calderón se reunía con su equipo de trabajo’ (…) La supuesta reunión fue breve. Decía que duró menos de 20 minutos. ‘El Grande’ dijo que estaba muy nervioso. Nunca había conocido a un presidente de México en persona”, detalla el libro.

“Tras lanzar la propuesta y la oferta de los 20 millones de dólares, como se había acordado en la cumbre de la Sierra de Durango, para que García Luna se hiciera cargo de la SSP, Calderón no dijo nada. Solo le pidió (a ‘El Grande’) que les llevara un mensaje de regreso a los jefes del narco que lo habían enviado: ‘Me dijo: diles a los señores que estén tranquilos, que no se les va a molestar’. ‘El Grande’, antes de terminar el encuentro le preguntó al presidente Calderón que a dónde le hacía llegar el dinero, a lo que respondió que ya se lo haría saber”, añade el periodista.

Reuniones como la anterior y otros acuerdos de tipo criminal fueron facilitadas por García Luna, según el libro. “Genaro nunca actuó solo. Tuvo para esto el consenso del presidente de la República. Felipe siempre supo quién era (…) El hecho de que hoy Genaro sea procesado penalmente en EEUU tiene que ir acompañado de Felipe Calderón, quien está más que claro y demostrado que tuvo conocimiento de lo que hacía García Luna”, agrega.

Sin reparación

El periodista fue secuestrado en 2008 por un comando armado, después de que publicó un reportaje donde exponía que la hermana de Calderón Hinojosa mantenía vínculos con el narcotráfico. “Luego de estar desaparecido y a punto de ser asesinado, el comandante me entrega y me presenta por delitos de delincuencia organizada, y fui reconocido como un reo de alta peligrosidad por Genaro García Luna”, relata Lemus Barajas.

Así fue como el periodista resultó detenido en la cárcel de Puente Grande, donde vivió tratos crueles y tortura. Primero, fue sentenciado a 20 años de prisión sin que existiera un elemento en su contra. Posteriormente, presentó una apelación. Fue entonces cuando “la magistrada reconoce que no hay un solo elemento de prueba cuando salgo de la cárcel el 11 de mayo del 2011”, afirma.

Durante tres años y cinco días estuvo en el penal de máxima seguridad sin que se le pudiera comprobar ningún delito. Hasta el momento, tampoco ha sido reparado por el Estado mexicano por los daños causados. “No ha habido una reparación del daño a mi condición de encarcelamiento injusto en el gobierno de Calderón. Todavía la Comisión Ejecutiva no me otorga la calidad de víctima. No tengo ningún resarcimiento al daño emocional, económico y moral que me causó el encarcelamiento”, denuncia al respecto.

Por lo anterior, interpuso una petición inicial ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la que pide la reparación del daño y una disculpa pública de la Federación. “Estoy en esa tarea. Estoy insistiendo en esta reparación del daño y que se me reconozca como una víctima del Gobierno”.

Sin embargo, Lemus Barajas no ha podido regresar desde ese día a su estado natal, debido a que tras su liberación empezó a sufrir persecuciones y hostigamiento. Actualmente, asegura, se encuentra desplazado forzosamente en Ciudad de México porque continúan las amenazas de muerte en su contra.

Creado Por
Agencia Anadolu
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