Las tradiciones en torno a la época navideña en Colombia prevalecen como un símbolo de la preservación de las antiguas generaciones que con esmero hacen la representación de los territorios autóctonos de la nación. El Valle del Cauca es una de las representaciones de riqueza gastronómica, social, musical y cultural que se tiene referenciada para turistas y locales.
En Quinamayó, un pueblo pequeño que queda a 20 km de Jamundí se celebra la navidad de forma diferente, con tal representatividad que incluso las festividades propias que se llevan a cabo el 25 de diciembre por el nacimiento del niño Dios, allí se inicia la fiesta el 16 de febrero, justo 45 días después de la dieta que debe guardar la mujer luego del parto.
Esto es una de las creencias de las poblaciones afro de esa región del país, quienes respetan simbólicamente el tiempo para el cuidado de la madre luego del parto. Los bailes, la música y las festividades engalanan el nacimiento del niño Jesús negro que se celebra cada año.
En las tradiciones que se celebran en todo el mundo, el 25 es la fecha en que la navidad llega junto con la presencia del niño Dios, esto es uno de los rituales en los que en época de la colonia, se les impedía a los esclavos celebrar junto a los hacendados, por tanto, representa una fiesta íntima entre los descendientes de las raíces africanas.
La celebración más importante del año en Quinamayó se conmemora en dicha fecha, allí los habitantes trabajan conjuntamente para hacer del recibimiento del niño Jesús negro una algarabía total. Desde los pobladores más chicos, hasta los más grandes, organizan una combinación de festividades que están acompañadas de música, comida, teatro, expresiones religiosas y cantos ancestrales que combinan el catolicismo con tradiciones ancestrales africanas.
Toda la celebración inicia justo en el momento en que los pobladores empiezan con la búsqueda del niño Jesús, esto se basa en la creencia de la desaparición del niño que debe ser encontrado por la ciudadanía.
Para el inicio de la búsqueda, la escultura del niño es empacado en bolsas durante todo el año en la parte alta de un armario de alguno de los ciudadanos del pueblo, por lo que todos salen a buscar en qué morada se encuentra para luego llevarlo hasta el pesebre donde se tienen listos todos los preparativos para recibirlo y celebrar su nacimiento.
Las formas en que se celebra esta tradición va acompañada de trajes llenos de color, fiesta, bailes y tamboras que suenan para celebrar el encuentro con el niño Jesús negro, quien es la máxima expresión de las tradiciones afrocolombianas que aún prevalecen en zonas del país que llevan en sus genes la representación para mantener las celebraciones propias que reconstruyen memoria y devuelven el sentido de comunidad a las nuevas generaciones.