
Una espesa selva rodea la capital de Vaupés, ciudad con 12 mil habitantes. El acceso al lugar es difícil. Solo una aerolínea, que depende del clima y el número de viajeros, vuela hasta Mitú.
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En los años 80, los indígenas se reunían alrededor del aeropuerto para ver el aterrizaje y el despegue de los aviones. Aplaudían y festejaban cada llegada y salida de una aeronave.
En la actualidad no lo hacen con tanta frecuencia, sin embargo es común ver grupos de 10 y 15 indígenas mirando hacia el cielo, esperando la llegada del ave gigante.
De la época de la violencia guerrillera solo queda una vieja casa con las huellas de lo que fue la toma de las Farc a Mitú el primero de noviembre de 1998.
El paso de la guerrilla por la ciudad es el responsable de que la capital del Vaupés esté afectada por un notorio retraso: pocas vías y medios de comunicación, escaso acceso a la información y a la energía. Y lo más grave, sus habitantes aún tienen miedo de emprender negocios. En el ambiente se respira un aire de frustración.
El Gobierno Nacional y departamental se ha encargado de mantener controlada la zona, casi por cada adulto hay un soldado y un policía haciendo guardia en las calles día y noche.
Panorámica del río Vaupés visto desde Mitú.
Como muchos otros niños de la ciudad, Emilse Triana, de 14 años, creció escuchando las historias de la época violenta. Asegura que aunque la ciudad se encuentra sin rastro alguno de la guerrilla, en momentos siente miedo de que vuelva a suceder.
Mitú es de las pocas capitales de departamentos en el país donde los niños y jóvenes tienen poco acceso a la información. Tanto los libros como el internet son escasos. Pero eso no ha sido excusa para que encuentren en la lectura una salida a su realidad.
Emilse Triana, que pertenece a la tribu Cubea, una de las 28 tribus indígenas que habitan en el Vaupés, habla como toda una profesional, no usa palabras fuertes, habla pausado y piensa muy bien las cosas antes de hablar.
Cursa noveno grado y tan solo en este año ha leído 33 libros, cuando los colombianos, en promedio, leen un texto al año. Vive con sus padres, abuelos y hermanos en una casa de un solo piso rodeada de una cerca de madera.
Biblioteca de la Escuela normal superior indígena María Reina, en Mitú
Desde muy pequeña y gracias a la influencia de su hermano mayor, a las manos de Emilse llegó el libro María de Jorge Isaac, “me pareció muy romántico, muy chévere. Me gustó como está estructurado y la forma en que detallan todo”, afirma.
Fue a partir de ese momento que se enamoró de la lectura, “a través de ella he podido saciar mi curiosidad, pues me ha llevado más allá de lo que conozco”, asegura Emilse.
Aunque no rechaza ningún libro que llega a sus manos, porque le es difícil conseguirlos, prefiere leer a Edgar Allan Poe, su autor favorito. Asegura que los temas oscuros y de misterio son sus preferidos.
A pesar de no tener acceso a una gran variedad de temas y géneros, Emilse ha logrado recorrer las dos bibliotecas públicas de su ciudad y las tres que albergan igual número de instituciones educativas, buscando cada vez más libros nuevos para leer, “amo la lectura, desde la biblia hasta las enciclopedias, pero en ocasiones debo resignarme a lo que hay”, comenta Emilse.
De izquierda a derecha, una estudiante de Mitú, la ministra de Educación, Gina Parody, Emilse Triana y la ministra de Cultura, Mariana Garcés.
Paradójicamente mientras el Presidente de la República, Juan Manuel Santos, se encontraba entregando libros en Vaupés, el día anterior los profesores de las instituciones educativas de Mitú trabajaban hasta las diez de la mañana protestando por el pago de sus sueldos. “Desde hace dos meses no nos pagan y además nos desvincularon del servicio de salud”, asegura Yuly Andrea Rubio Cruz, docente de la Escuela normal superior indígena María Reina.
"Me parece muy duro porque todos tienen necesidades y no es para que la autoridad se aprovecha de eso. Los más afectados somos nosotros, los niños. Ahora por culpa del incumplimiento del gobierno no vamos a tener clases", afirma Emilse sobre la situación de los profesores.
Mitú carece de suficientes actividades culturales que incluyan todos los gustos de niños y adolescentes de la ciudad, lo que ha obligado a que muchos de ellos tomen el camino del alcohol y de las drogas para pasar el tiempo.
A ello se relaciona la ola de suicidios que tiene por temporadas la ciudad y que afecta a hombres y mujeres entre los 14 y 34 años, según docentes del municipio. Sin embargo otros encuentran una explicación mítica. Hace muchos años un líder espiritual indígena maldijo a Mitú después del asesinato de una de sus hijas y predijo que cada año la ciudad tendría 25 ahorcados.
En Mitú se puede consumir alcohol en la vía pública entre las 11 de la mañana hasta las siete de la noche, los malecones junto al río son los lugares predilectos de la gente para hacerlo. Después de la hora límite la fiesta continúa en establecimientos autorizados o las casas.
Los problemas a los que están expuestos los jóvenes van de la mano con "la fiesta, la música, la chicha, la marihuana, la descomposición familiar y el alcoholismo", afirma la docente Yuly Andrea Rubio Cruz.
Es tan notorio el problema que incluso en las tiendas donde venden alcohol se puede encontrar a madres amamantando a sus hijos y al mismo tiempo tomando cerveza.
"En Mitú hay que incentivar más a los niños porque se aburren con lo que encuentran en la biblioteca y en las calles y eso hace que busquen otro tipo de actividades que no siempre son buenas", dice Emilse.
En un contexto como el de Mitú, la lectura y las actividades asociadas a la cultura cobran una importancia trascendental. Según cifras del Ministerio de Cultura, que lidera junto a su par de Educación la campaña Leer es mi Cuento, reveló que el porcentaje de padres que usa la violencia para reprender a sus hijos disminuyó en un 14.6% dentro del grupo de los nuevos usuarios de las bibliotecas públicas. La meta de la campaña es recoger ocho millones de libros para entregarlos en los 32 departamentos. ¿Usted ya hizo su regalo?


Regalar un libro es cuento de todos
En el marco de la campaña “Regalar un libro es mi cuento”, con la que el Gobierno Nacional entregará 8 millones de libros en los 32 departamentos para aumentar el índice de lectura en los niños y adolescentes del país, Emilse fue una de las beneficiadas. El pasado 6 de noviembre a ella le fueron entregados dos libros que harán parte de la pequeña biblioteca que tiene en su casa, pero que espera ir aumentando con el paso del tiempo. A Emilse le regalaron un libro de Gabriel García Márquez y una enciclopedia ilustrada de la naturaleza. Dentro de esta estrategia el Gobierno de Colombia hizo llegar al Vaupés 9.407 libros, repartidos en las 13 instituciones educativas de los doce municipios del departamento. Los textos son donaciones de los colombianos que los compran en las 25 librerías inscritas en la campaña. Sólo a Mitú llegaron este mes de noviembre 3.301 libros entregados a las tres instituciones educativas de la capital departamental. Más de 5.000 libros fueron repartidos en los otros municipios de Vaupés. Otros departamentos selváticos de Colombia como Amazonas, Vichada y Guaviare también son beneficiados con esta iniciativa. Ya han recibido 45.872 textos y la meta es legar a 55 mil libros, todos donados por los colombianos.