
"Nunca pensamos que haríamos eso, pero a la gente le gusta vernos sostener relaciones, no con ellos, no somos unas prostitutas, entre nosotras que nos amamos y respetamos, pero los fetiches de la gente son extraños y una persona excitada hace lo que sea", dice *Fernanda Marín, una universitaria de 22 años que desde hace año y medio se dedica a sostener relaciones sexuales con su novia frente a otras personas por dinero.
*Fernanda recuerda que todo inició un día en la universidad. Se encontraban juntas en el campus cuando *Jaime, un amigo en común, se les acercó y luego de una pequeña charla les dijo que quería verlas en acción. "Nosotras nos negamos de inmediato, eso es algo privado y nos parecía de mal gusto exhibirnos, nos daba miedo, no queríamos problemas".
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Unos días después, *Jaime les pidió lo mismo, solo que esta vez les ofreció dinero. *Fernanda se sintió muy extraña, pensó que las tildaban de prostitutas, pero ella y su novia necesitaban dinero y por ello decidieron aceptar.
"Estábamos muy nerviosas, no es algo que uno haga todos los días, además nos sentíamos mal por convertir nuestro amor en negocio, pero luego de ponerle condiciones aceptamos. ¡Dios mío! Es la experiencia más excitante que he tenido en toda mi vida", comenta.
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Todo pasó en la casa de *Jaime porque los padres de *Fernanda y *Camila, su novia, no podían enterarse. "Nuestros padres nos aceptaban con nuestra sexualidad y lo saben, eso no es problema, pero da pánico contarles esta parte de la historia, es como aceptar ser algo que no somos y que ellos no van a entender".
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Los tres llegaron a la casa de *Jaime un sábado en la tarde, tomaron un taxi desde Chapinero y llegaron a Teusaquillo en pocos minutos. Las dos chicas revisaron el lugar con discreción para asegurar que no había cámaras o algo que las pudiera afectar, luego de ello le recordaron a *Jaime que solo podía ver.
"Estamos tan nerviosas que no sabíamos qué hacer, nos tomamos una cerveza para tranquilizarnos y nos empezamos a besar, *Jaime nos miraba concentrado, sin mover un solo dedo, eso nos excitó, teníamos un público, supongo que el morbo de la situación nos emocionó. Luego de los besos llegaron las caricias y el placer, dejamos de lado la ropa e hicimos el amor como lo hacemos normalmente, solo que en esta ocasión lo hicimos para alguien más".
Para que las mujeres accedieran, *Jaime les hizo una oferta de $200.000, que posteriormente dividieron y dejaron el tema atrás. "Dijimos que era la primera y la última vez pero una noche de tragos,, otro hombre nos hizo la misma propuesta y como estábamos tomadas aceptamos. A él le cobramos $300.000, tuvo que pagar un motel para vernos tener sexo, luego hasta la comida nos gastó".
*Fernanda asegura que no son prostitutas porque no se dejan tocar de nadie más, solo vieron una oportunidad de ganar dinero mientras expresan su amor. "Somos lindas, la gente nos mira siempre, sean hombres o mujeres, además con el tiempo comprendes que una persona es capaz de gastar la cantidad de dinero que sea con tal de cumplir con sus fetiches. Bueno, quién soy yo para juzgar, si supongo que este es mi nuevo fetiche".
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Y es gracias a esta actividad que las dos pudieron cumplir su fantasía de un trío. "Una noche estábamos en Theatron (bar en el norte de Bogotá) y una niña preciosa se nos acercó, nos dijo que si podía vernos tener sexo. Con ella aceptamos gratis. Una vez en la habitación, cuando ya estábamos excitadas le pedimos que se uniera, esa noche sentí el placer que no había sentido nunca".
Por ahora la pareja solo lo hace para quienes llegan por recomendación de otras personas, sea hombre o mujer, y tratan de mantener un bajo perfil para no afectar la relación con sus padres o en la universidad, además aseguran que no será por siempre, que solo lo harán mientras les divierta. "Sabemos que algún día esto nos va a cansar".
