Yuri Gagarin salió de la vivienda destinada para los astronautas en víspera del vuelo, a las 5:30 de la mañana, estaba convencido que iba a morir. En el portillo de la puerta hizo una marca de identificación y salió preparado para subirse a la aeronave Vostok 1 decidido a hacer historia.
Compartió con su familia días antes de empezar el fuerte entrenamiento que requiere un viaje espacial y, el suyo en especial, por ser el primero de un humano en la historia. Era el 12 de abril de 1961 y estaba listo para volar, cuando llegó al hangar, le entregó a un General amigo suyo una carta dirigida a su esposa. En ella le decía que la amaba, que el Gobierno le subsidiaría su futuro, le encomendó a sus padres y le pidió que cuidara a sus hijas.
Llegó con el traje espacial color naranja puesto, pero tuvo que quitárselo porque la rigidez del traje no le permitiría subir a la plataforma de acceso a la nave, ese hecho retrasó el vuelo. Cuando puedo entrar el capsula los ingenieros reportaron un problema de hermeticidad y tuvo que quedarse allí, para matar el tiempo, cantó.
Tras ese tiempo, los ingenieros le dieron luz verde para el despegue. El director del vuelo inició la cuenta regresiva, “etapa preliminar… Intermedia principal… ¡Despegue! le deseamos un buen vuelo. Todo estará bien”. Yuri contestó, en tono normal, “Poyekhali”, que traduce "Vamos".
Unos 150 segundos después y tras quedar encandelillado por el paso de la nave por la atmósfera, abrió los ojos y vio la imagen que nadie más había visto, la tierra desde afuera, a unos 400 metros de distancia del planeta.
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La comunicación era normal y Gagarin reportaba a la Tierra todas sus sensaciones. La nave había alcanzado una velocidad mayor y eso cambiaría los planes de aterrizaje. Aunque era piloto profesional, la nave no estaba tripulada por él, tenía un mando automático que solo podría ser desactivado con un código que, para evitar accidentes, solo lo poseían los ingenieros en Tierra.
Fueron cuatro días y medio recorriendo la inexplorada órbita del planeta a 28.000 kilómetros por hora. Llegó el día del aterrizaje, Gagarin recibió las instrucciones, mantuvo la nave activa hasta que se terminó el combustible y se ordenó el descenso. Aunque todo estaba previsto para suceder en la zona de despegue pero por fallos en la nave tuvo que salir expulsado para aterrizar en paracaídas.
Cayó en la parte trasera de una casa de campo en la orilla del río Volga. Anna Tajtárova nunca había visto nada parecido hasta que se lo encontró de frente en hogar, le preguntó si venía del espacio, él contestó que sí, "pero no se preocupe, soy soviético", replicó.
