Una tragedia lo empezó todo. En diciembre de 1971 Gustavo Leyva perdió a su hijo Gustavo Alberto en un accidente aéreo, un dolor que lo acompañó toda su vida. La aerolínea decidió indemnizar a las familias de quienes murieron en dicho vuelo. Dinero que decidió invertir en la compra de una finca cafetera en el Quindío a la que nombró, para conmemorar a su hijo, Hacienda San Alberto.
La propiedad finalmente pasó a ser el refugió de la familia y lo que se gestaba en su tierra era un grano de café que años después tendría la calidad como para darse a conocer en todo el mundo. En ese pedacito de montaña ubicada en el municipio de Buenavista Gustavo encontró una tarea campesina de la cual se enamoró y se dedicó a ella hasta su último aliento.
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Hoy es una herencia campesina liderada por dos hermanos modernos Gustavo y Juan Pablo Villota Leyva; uno experto en productos de lujo, y el otro en licores de selección premium.
[caption id="attachment_1153356" align="aligncenter" width="994"] Gustavo Leyva fallece cuando regresaba de la Hacienda en 1985. Melva, su esposa, toma la administración de la finca. Años después su nietos Gustavo y Juan Pablo Villota. Foto: Diego Contreras[/caption]
Una de las mentes detrás del éxito de este café de lujo es Gustavo Villota, que cargando el mismo nombre de su abuelo fundador de la hacienda hace 47 años, decidió contar su historia a KienyKe.com y narrar cómo, junto a su hermano, se convirtieron los artistas detrás del cultivo y consumo de la bebida de lujo más distintiva de Colombia.
De niños, tanto Gustavo como Juan Pablo, disfrutaban de sus vacaciones en la finca de su amado abuelo que desde esos años ya era reconocida por la calidad en la región. Eso los empujó a tenerle un cariño invaluable al lugar que albergaba a su familia y a su niñez, además de regalarle los mejores recuerdos de su infancia.
Cuenta Gustavo que la Federación de Cafeteros cuando tenían que llevar algunos extranjeros a conocer los cultivos de la región, su finca siempre era teida en cuenta y desde esa época ya contaba con reconocimiento, pues el talante y la rigurosidad de su abuelo llevaron a plantar importantes oportunidades en el negocio del café.
Y agregó que: "Cuando entró mi papá se empezaron hacer unos cambios que le dieron más visibilidad a la finca que facilitó que nosotros en el 2007 junto con mi hermano entramos a el proyecto de crear una marca de café de la mano de la finca que ya contaba con credenciales".
[caption id="attachment_1153353" align="alignnone" width="1024"] Gustavo Villota no es un amante a tomar café. Prefiere degustar la bebida y brindarle al mundo distintivos sabores que se desprenden del grano de sus cultivos. Foto: Diego Contreras[/caption]
La pareja de hermanos no querían seguir con una finca cafetera tradicional, querían agregar sus conocimientos, agregar un estatus de premium. "Buscamos proveer privilegios a través del café. Hemos sido unas personas privilegiadas que a través de nuestro padre veíamos en el vino por ejemplo, una fuente de historia, de exploración y éramos de aquellas familias que hacíamos turismo al rededor del vino, así que queríamos hacer lo mismo con el café", contó Gustavo.
El origen del café de lujo
Mientras Juan Pablo quiso entrar al mundo de los licores y estando ahí desarrolla una sensibilidad gustativa peculiar, Gustavo se fue por el lado de la perfumería y demás productos de lujo. Ambos mundos terminaron cruzándose con la tradición familiar cuando decidieron apostarle a un nuevo espacio para los amantes del café."Creemos que la realeza del café tiene que venir de Colombia", Gustavo Villota.Para Gustavo, "en cierto momento de nuestra vida nos vemos en la disyuntiva de como seguir en la evolución de esas carreras y entonces nos dimos a la tarea de crear el lujo del café, y esa es la visión de San Alberto, crear un privilegio de café para el mundo". Y precisamente el origen es uno de los tres pilares en los que se basa esta dupla emprendedora. Afirmar que Colombia tiene los mejores cafetales del mundo no es exagerar, pues el clima y las propiedades de la tierra crean un ambiente ideal para que los cafetos surjan y den un grano con muchas propiedades que entregan calidad. Como sucede en la Hacienda San Alberto la cual Gustavo dice posee una tierra con bastante acidez, esto sumando a unos cambios de temperatura entre día y noche. Aire cálido que proviene en las mañanas del Valle del Quindío y el frío que se trepa en las noches que viene de la Cordillera Central. [caption id="attachment_1154004" align="aligncenter" width="1024"] Un rincón de la tienda ubicada en Bogotá, muestra cómo la tradición y la familia van de la mano con lo moderno y autentico. Foto: Diego Contreras[/caption]
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