
En la noche, por televisión, a Belkis Martínez se le ve riendo a carcajadas. En el día muchas veces llora y llora en silencio.
“Más de una vez he llorado mientras compro algo en un supermercado o farmacia. ¿Cómo es posible que mi país no tenga nada y Colombia lo tenga todo?”, se pregunta. Lea también: VargasVil, el humorista que le trabajó gratis a Álvaro Uribe
La jurado venezolana del reality-concurso ‘Yo me llamo: La conquista de América’ pasa por uno de los mejores momentos en 30 años carrera artística: vive en Miami, tiene reconocimiento, prestigio y para América Latina es un referente en cuanto a imitaciones se refiere. Lea también: Julio Sabala, el jurado que renovó ‘Yo me llamo’
Sin embargo, la afecta lo que pasa por estos días en Venezuela, país en el que la inflación superó el 60%, hay desabastecimiento y la polarización política es cada vez más marcada. “Le pido a Dios con toda mi alma que Venezuela se arregle”, dice con la voz entrecortada y afónica: en las diez entrevistas que tuvo le pidieron cantar. También le puede interesar: Lo que a ‘Diomeditos’, el niño que interpretó a Diomedes Díaz. no le gusta de la fama
Aunque prefiere no irse de frente contra Maduro o hablar de política, responde esta pregunta con contundencia y respeto.
¿Están peor las cosas ahora que antes?
“Por supuesto. Hay un problema de desabastecimiento tenaz. No sé si es la crisis, si acaparan o no. No sé qué está pasando pero la verdad es que no hay nada.”
Y literalmente no hay nada. La crisis a los venezolanos les está despertando su lado más contestatario, pero también su lado más creativo. Belkis no sabía si reírse o llorar cuando empezó a narrar la anécdota de su hija de 24 años.
“Con lo que aprendió cuando estudió cosmetología fabricó diez jabones. También hizo dos panelas de jabón azul”.
En diciembre, durante la temporada de vacaciones, la ‘Dama de las mil voces’, como llaman a Belkis Martínez, fue testigo de hasta donde ha llegado la crisis en Venezuela. Llevó ropa de regalo para su madre e hija que viven en Maracay pero le tocó regresar con las prendas en la maleta.
“Mi esposo y yo tuvimos que regresarnos con la maleta llena de ropa sucia porque no conseguimos jabón”.
“Me duele mucho que la gente tenga que hacer colas inmensas para poder comprar comida, que la gente que tiene hijos no tenga cómo comprar un pañal en la esquina como pasa acá en Colombia o Miami”.
Cuando recuerda los motivos que la llevaron a salir de Venezuela Belikis llora.
“Tuve que irme a Estados Unidos por dos cosas: para ayudar a mi familia desde allá y porque se me abrió la puerta para internacionalizarme como artista y eso ha sido muy importante.
Me hubiera gustado vivir en Venezuela y viajar a EE.UU. por trabajo. Pero ya sabes cómo está la situación. No hay pasajes, restringen los viajes, entonces me tuve que ir a vivir a Miami”.
¿Qué opina de Maduro y de lo que fue Chávez?
Belkis toma aire. Suspira, como tratando de contener la primera idea que se le viene a la cabeza y luego de unos segundos responde.
“El pobre tiene derecho a tener sus cosas, eso lo apoyo, la gente humilde tiene derecho a tener su casa. Pero el que ha luchado también tiene derecho a disfrutar por lo que tanto ha trabajado. Eso es lo que puedo decir al respecto”.
Fiel a su postura, según la cual “un artista no tiene que meter la lengua en donde no debe y mantenerse al margen”, opina apenas lo necesario sobre la oposición venezolana. De María Corina Machado, Leopoldo López o Herique Capriles se limita a decir:
“Es gente que está luchando por sus ideales, como luchamos todos. Está bien que la gente defienda lo que piensa”.
Adicta a los perros
Aunque se define como una mujer “directa y con un carácter muy fuerte”, se conmueve hasta las lágrimas cuando recuerda a Mozart, Toby, Manchitas y Candy, los perros que tiene en Venezuela. También lea: Ella les devuelve la vida a los perros callejeros
“Cuando voy a mi país y regreso a Miami lloro mucho. Tener que alejarme de mis perros me da muy duro.”
Para mitigar ese dolor, Belkis adoptó en Miami a una perrita. “Es una Jack Russell Terrier de cuatro meses. Se llama Nala. Es una ternura terrible.”
El cariño que Belkis tiene por los perros es desbordado. “Dios, después de hacer al hombre, al primer animal que creó fue al perro, por algo dicen que es el mejor amigo del hombre”.
Martínez reconoce que era “muy floja en el colegio. En primaria era muy buena estudiante pero en el bachillerato me gustó más la música y me descuidé”.
La venezolana, que soñaba con ser médico, tuvo una infancia feliz pero no fácil. Sus padres se separaron cuando era muy niña.
“La vida que uno a veces quisiera tener no la tiene. Me hubiera gustado que mis padres hubieran permanecido juntos, que hubiese podido tener un poco más de estabilidad en mi hogar pero bueno, tuve unos abuelos maravillosos que me dieron muchísimo amor. Mi abuela por parte de mamá era de Santander”.
Cuando copiarse es bueno
El oficio de imitar no es fortuito en la vida de Belkis. Siendo niña le tocó imitar lo que hacía un adulto y trabajar. Por fortuna, ese trabajo lo encontró gracias a su talento. En el matrimonio de una amiga se le abrieron las puertas. Su amiga dijo sí en el altar y ella le dijo sí a la fama.
“Después de cantar el ‘Ave Maria’ en ese matrimonio, un señor me contrató para que trabajara con él. En fiestas para niños, matrimonios o primeras comuniones empecé a cantar y a imitar artistas de la época”.
Martínez nunca estudió canto. Su talento es innato. “Mi único profesor ha sido Dios.”
“Compraba los discos de Amanda Miguel, Marlene, Karina y otras artistas de moda. Cantaba y fui descubriendo que hacía la voz igualita y se me facilitaba. Una prima - que falleció hace poco y que quiero con toda mi alma - me decía que cantaba idéntico a esas artistas”.
“Cuando estaba de moda el tema We are de Word de Michael Jackson y Lionel Richie mi prima me tenía loca porque yo hacía la voz de Cindy López.” (El primer personaje que interpretó).
Los imitadores “somos unos copietas”, reconoce entre risas. Y su apodo: ‘La Dama de las mil voces’ también se lo copió. “Ese nombre lo saqué de un gran imitador venezolano que se llama Eduardo Gadea Pérez, una vez escuché su eslogan y me gustó muchísimo. Pero él es el original hombre de las mil voces”.
Pero el apodo no es gratuito, en casi 30 años de carrera ha imitado un número similar. Por eso cree que ya no necesita tomar clases de canto.
“Creo que tengo lo que necesito para mi trabajo. Por algo Caracol me dio la oportunidad de trabajar en este programa”.
Martínez no esconde sus deseos. Sabe que en Colombia se le abrió una puerta y quiere quedarse.
“Quiero hacer algo, una producción, un programa, algo para quedarme más tiempo. Mi mayor esperanza es venirme a Colombia porque así tengo más cerca a mi familia y quiero ayudarlos”.
En el país se ha sentido elogiada, consentida y admirada. Quiere seguir imitando a los personajes que más le han dado reconocimiento: Ana Gabriel y Alejandra Guzmán. Quiere encontrar las claves para perfeccionar el papel de Diego el Cigala, el artista hombre que mejor imita, quiere seguir presumiendo del registro de voz idéntico que tiene al de Rocío Dúrcal y quiere estudiar todos los días y consolidarse como “la única imitadora que existe en el mundo de Isabel Pantoja.”


